El día de la mujer

El día de la mujer

Acabo de llegar de Dubai. Allí la mujer, con menos derechos que el hombre, tiene un rol específico bien diferente al que las españolas víctimas de la ministra aniquiladora pretenden potenciar. La pasada noche del sábado, una mujer espectacular bailaba locamente, como un delirio. Se detuvo de golpe, con las manos extendidas. Con la práctica de artificios malditos, presa de una malignidad espontánea, apretó una túnica maravillosa contra su pecho y dijo: “¡Oh! Allá… Veo una cosa horrible ¡Es un hombre! ¡Cogedlo! ¡Apresadlo! Llevadlo a la cárcel ¿Cómo decís que se llama? Inda, ¿en serio?, Inda”. La Salomé pérsica representaba la encarnación del arte de magnificar los males. En la isla de sueños fantásticos que encierra Dubai, las formas de la pasión, de los ardores culpables, de las quimeras y de los caprichos de mujer transportan el espíritu y el alma a la bóveda de los misterios y de los abismos. En España, todo se torna más pueblerino, más de toda la vida. Pasen y lean.

En el avión de regreso a mi realidad, leí en la prensa que se celebraba el patético día de la mujer. Me cuesta mucho comprender el significado de este día. Que haya una jornada de las 365 que tiene el año dedicada a la mujer ¿significa que las 364 restantes no lo son? Entonces, esos días restantes ¿son los días del hombre, de los animales, de los frutos salvajes del bosque o de las peras al vino? Ya saben: solas y borrachas… jeje

Me doy cuenta de lo poco que sé sobre el género femenino. Voy por partes. Soy mujer, ya madurita, sin excesos de nada, no se ensañen, por favor. Me atraen los humanos del género opuesto desde siempre, sin fisuras. Esto es algo que antes era normal, pero ahora puede parecer hasta revolucionario. Recibí una educación en la que se daba por supuesto que yo era igual en capacidades a cualquier hombre, de manera que mi condición de fémina no era en absoluto algo peyorativo, sino más bien todo lo contrario.

Fui educada en un colegio mixto, internacional y muy elitista desde el punto de vista intelectual: el Colegio Alemán. La formación germánica no deja indiferente a nadie. La recibí intravenosa desde los seis años. Como misiva de cortesía, a los alemanes que nos educaban les gustaba la feria y esa parte de la idiosincrasia que nos rodeaba se salvaba; pero poco más, nada de rituales específicamente femeninos ni masculinos, ni nada de consideraciones de ningún tipo. Allí todos éramos iguales a y a todos nos exigían por igual.

En mi santa casa era la misma historia. Unos padres muy exigentes que formaron a tres hijas sin la más mínima compasión ni vulnerabilidad hacia el género. Si hubiéramos sido tres chicos habrían hecho exactamente lo mismo. Ni palabra de matrimonios, ni de novios ni de subyugarse ante nada que no fuera la autoridad más elevada, y ésta era la sabiduría y la excelencia. El resultado lo tienen ante sus ojos. Pido clemencia ante los detractares, aunque, francamente, sus opiniones me importan bien poco.

Dicho todo esto, vuelvo a preguntar al aire ¿qué es el día de la mujer? Alguien puede explicarme por qué hay que celebrar el día de la mujer, y ya de paso por qué hay que celebrar el día del padre, el día de la madre, el día del abuelo, el día de la profesora (que, por cierto, ese día no va a clase),  el día de los enamorados, el día del cáncer, el día de los perritos chihuahua –el más pequeño del mundo-, el día de los tomates San Marzano, etc. ¡Es una de las ridiculeces más extraordinarias del capitalismo! En el caso del día de la mujer, ¿qué se hace? ¿Se abraza a otra mujer y se le felicita por nada?

Un violín gitano sufre un maleficio. Tiene una jauría de perros que aparecen cada vez que alguien lo toca. Una idea rocambolescamente manierista, vivificada en una fantasía irónica, en un gusto crítico y cerebral, pero mal cimentado, donde se propone mostrar con el ejemplo del mundo animal como las prácticas sexuales, que el hombre considera perversas, se entienden como virtudes para los insectos inocentes. Esto es lo que significa para mí el día de la mujer. La teoría mística de la penetración carnal de la lanza. Se me olvidó preguntarle su opinión al respecto a la danzarina de Dubai. Seguro que nos hubiera sorprendido. La próxima vez será.

Lo último en Opinión

Últimas noticias