La ‘conexión Santos Cerdán’ salpica a María Jesús Montero: de la corrupción a las cloacas

¡Bingo! Quien alquiló el piso franco del PSOE utilizado por la fontanera Leire Díez para sus reuniones de las cloacas no es otro que Vicente Fernández Guerrero, protegido de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y ex presidente de la SEPI que tuvo que dejar el cargo al ser imputado por corrupción. Fernández Guerrero fue contratado poco después de dejar su cargo público por la empresa Servinabar 2000, registrada por la UCO hace días en relación con la presunta adjudicación irregular de obras públicas dentro de la trama Cerdán-Koldo-Ábalos. Servinabar es propiedad de Antxon Alonso, amigo de Santos Cerdán, ex secretario de Organización del PSOE y ahora convertido, según el auto del Supremo, en el presunto jefe de una organización criminal
La pregunta es obligada: ¿Qué pinta un ex presidente de la SEPI en una compañía de apenas nueve trabajadores propiedad del amigo del ex secretario de Organización del PSOE? ¿Qué pinta alquilando el piso donde se reunía la fontanera Leire Díez para extorsionar a jueces, fiscales y guardias civiles?Servinabar fue seleccionada junto con otras dos compañías en una unión temporal de empresas (UTE) para ejecutar la gran obra civil de Navarra: los túneles de Velate, financiada con más de 60 millones de euros públicos entre los Gobiernos de España y el Ejecutivo foral. La relación entre Servinabar y Santos Cerdán es obvia, pero el hecho de que el protegido de la ministra de Hacienda terminara en Servinabar y sea, además, quien alquiló el piso franco socialista de la fontanera Leire Díez también coloca a la número 2 del partido en una situación delicada, más aún cuando Fernández Guerrero siguió dirigiendo el organismo público en la sombra conservando el coche oficial, secretaria y correo electrónico.
O sea, que la misma empresa, Servinabar, que habría sido beneficiada sospechosamente en estas contrataciones públicas, contrató a Fernández Guerrero tras su dimisión formal de la SEPI en octubre de 2019. El asunto desprende un tufo que apesta. Detrás está Santos Cerdán, pero ¿tenemos motivos para poner la mano en el fuego por María Jesús Montero?