Cómo fiarse de Beatriz Corredor

Beatriz Corredor
  • Teresa Giménez Barbat
  • Escritora y política. Miembro fundador de Ciutadans de Catalunya, asociación cívica que dio origen al partido político Ciudadanos. Ex eurodiputada por UPyD. Escribo sobre política nacional e internacional.

Hasta hoy mismo, no hemos sabido nada de la presidenta de Red Eléctrica. Ha tardado 48 horas desde el apagón para aparecer y decir lo que todos esperábamos: que no va a dimitir. Beatriz Corredor, que fue nombrada por su cercanía con el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, gana 546.000 euros al año en un cargo para el que no tiene formación específica. ¿Cómo puede uno ganar medio millón de euros al año y no ser un premio Nobel del ramo? Pues ya saben la respuesta: siendo político. Así que no le vengan con dimisiones. Si careces de preparación, tampoco tienes ese puntillo de dignidad del profesional. ¿Para qué renunciar a un puesto que no se merecía desde el primer día?

Y su caso no es el único. Es difícil conocer una cifra exacta y oficial que detalle cuantos presidentes o directivos de empresas públicas han sido nombrados por motivos políticos en lugar de su idoneidad en base a su formación o su experiencia previa. Pero por lo que hemos ido viendo en informaciones y análisis periodísticos los méritos técnicos no son prioridad. Por lo que me ha contado Grok, según la Ley 3/2015, los altos cargos, incluidos directivos de entidades públicas, son nombrados por el Consejo de Ministros «a menudo basándose en ‘confianza política’ más que en criterios estrictos de mérito técnico».

Haciendo un repaso de urgencia, vemos que en las grandes empresas públicas dependientes de ministerios (Paradores, Renfe, Adif, Enaire, Aena o RTVE) aproximadamente el 80% de los directivos tiene vínculos con el PSOE o ha trabajado en administraciones socialistas. Vemos ahí a ex ministros, ex secretarios de Estado y otros cargos políticos recolocados. En empresas participadas por la SEPI como Redeia (esa Red Eléctrica donde es presidenta Beatriz Corredor), Enresa, Inda, Hispasat o Enegás, aproximadamente la mitad de los directivos son afines al Gobierno. Otros ejemplos concretos podrían ser Borja Cabezón, un histórico del PSOE sin experiencia previa en innovación (hizo Ciencias Políticas) que al recolocarlo su amigo Pedro Sánchez pasó de cobrar 60.000 euros en Exteriores a embolsarse casi 99.000 como CEO de Enisa. O José Manuel Serrano, también muy amigo suyo que, tras cinco años muy discutidos al frente de un Correos con graves pérdidas, fue nombrado recientemente director general de la empresa pública de autopistas. De las que debe de saber tanto como de Correos, claro.

Una vergüenza. La colonización del PSOE de la administración pública no tiene parangón. Pero no olvidemos que esto, sin llegar a esos extremos, lo hacen todos los partidos políticos a la que tienen acceso al poder. En el caso de las autoridades portuarias, por ejemplo, un análisis de Civio del 9 de septiembre de 2021 indicaba que solo 3 de 28 presidentes (Gijón, Santa Cruz de Tenerife y Ferrol-San Cibrao) son perfiles técnicos e independientes, mientras que el resto, 25, tiene vínculos directos con partidos políticos (14 PP, 6 PSOE, 2 Junts, 2 PNV, 1 PRC). Al parecer la ley no exige explícitamente experiencia previa. La falta de transparencia en los currículums de muchos altos cargos (13 de 28 presidentes de autoridades portuarias no publican su trayectoria, según Civio) dificulta una evaluación precisa.

Pero, aunque no se puede proporcionar un número exacto, los datos disponibles indican que una mayoría de presidentes y directivos de empresas públicas en España, entre el 50% y el 80%, son nombrados por afinidad política, especialmente en sectores estratégicos. El problema para los políticos es que existen áreas en las que pueden pasar más desapercibidos. Pero cuando ocurren catástrofes, como ahora el apagón, o, muchísimo más grave, lo de la DANA de Valencia, la tomadura de pelo se hace insoportable. Nunca olvidaré a Salomé Pradas, ex consellera de Interior y Justicia de la Generalitat, del PP, ya saben, lloriqueando y justificándose con que ella no tenía ninguna experiencia en protección civil ni en emergencias.

En algún momento sabremos qué sucedió para que fuera posible un desastre de la magnitud del pasado lunes. Y quizá comprobemos que, por más experiencia y formación que hubiera tenido el responsable último de la red eléctrica, el resultado hubiera sido el mismo. Pero también hay barcos que chocan con icebergs y nadie se dejaría conducir por un cargo político ni a dos metros del puerto. Y menos del PSOE. Pilar Lucio, consejera del Consejo de Seguridad Nuclear, también sin pajolera idea, hace 20 días en el Congreso aseguraba que «a lo mejor tener demasiados conocimientos es contraproducente». Tan socialista como Corredor. Dan miedito.

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