Cinco consejos para descifrar 2022

Liliana Acosta
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¡Enhorabuena, sobreviviste al 2021!

La noticia es que este año 2022 seguirá siendo una incógnita, y aunque igual que todos nosotros anhelamos que la situación mejore, creo que la mejor actitud que debemos adoptar es la de ser cautos, y entender que la incertidumbre también debe convertirse en parte de nuestras vidas, pero sobre todo, compañera de nuestras decisiones.

Tal vez no lo hayas percibido, pero el resistir años tan especiales como han sido 2020 y 2021 ha tenido que hacer clic en tu cabeza, y te ha debido permitir desarrollar habilidades que ni imaginabas, y cambiar muchas de las creencias que tenías hasta hoy.

Hemos cambiado necesariamente -aunque haya sido a la fuerza- y eso algo positivo, y por ello creo que no debemos perder ese impulso (obligado), y continuar trabajando en ser la mejor versión de nosotros mismos.

Este artículo pretende ser una especie de mapa para 2022, y aunque las coordenadas no están en orden de prioridad, sí pueden permitirte orientarte en medio de la crisis actual.

Pensamiento crítico: desde hace más del 20 años el World Economic Forum viene advirtiendo de la necesidad de esta habilidad para el trabajo del futuro (aunque el actual Gobierno quiera eliminar la filosofía en el colegio). El pensamiento crítico te permitirá no sólo conseguir un mejor trabajo, sino también tener apertura mental par asumir los cambios con una mejor actitud, y analizar. Aprender a cuestionarnos y a interrogar al mundo, nos permitirá tener una nueva visión del mismo, y de ti mismo.

Autenticidad: ¿Sabes qué valoran de ti tus jefes, o tus amigos? Estoy segura de que no. Saber por qué tú estás en tu puesto de trabajo -y no otra persona-, o por qué tus amigos o familiares te valoran como persona, es reconocer lo que verdaderamente eres, no lo que tú creías que eras. Entender cuáles son tus habilidades, pero, sobre todo, tus debilidades, te pondrá en una situación de ventaja con los otros, ya que muy claramente sabrás qué admites, y qué no puedes aceptar.

Empatía: Afortunadamente, esta pandemia nos pilló con tecnologías que, de una u otra forma, nos permitieron estar presentes entre nuestros allegados. Y, sin embargo, no podemos negar que esta misma tecnología, mal utilizada, puede ser un agente deshumanizador. El reconocernos como seres humanos, y estar conectados por millones de años de historia, ya debería ser un factor suficiente para valorarnos afectivamente como especie. Así que deja de bajar la mirada para ver el móvil o el ordenador y levanta tus ojos para descubrir el maravilloso milagro de la vida en los ojos de un desconocido. Llama a los que quieres (No más WhatsApp!), habla con un compañero de la oficina con el que no has entablado conversación nunca, participa en un voluntariado, lee un libro acerca de la cultura de un país lejano… De esta manera, descubrirás que el mundo es más grande que tu zona de confort.

Conciencia social: Una de las peores caras de la pandemia es la de aquellas personas que pensaron que la única libertad que tenía valor era la suya. Esos son los mismos que amenazaban de muerte a los médicos por vivir en su mismo edificio, o que no se vacunaron, o que aun sabiendo estar contagiados, pusieron a los demás en riesgo. Es verdad que, como humanos, contamos con una serie de derechos, que, afortunadamente, hemos ido reivindicando. Pero lo que nunca podemos perder de vista, es que estos mismos derechos conllevan una serie de deberes. No hay derecho sin deber. Y en estos tiempos, en los que todos somos víctimas de esta crisis global, no podemos pensar que mi egoísmo y mi libertad individual están por encima de la libertad colectiva. Sin conciencia social, no lograremos salir de esta pandemia; el bien depende del bien común, depende de las acciones de cada uno.

Tecnología: Para bien y para mal, vivimos en un mundo tecnológico. Sin embargo, solemos repetir que las máquinas nos quitarán el trabajo sin saber cómo van a hacerlo. ¿Sabías que el 40% de los puestos digitales se quedan sin cubrir por falta de personas con estas habilidades? Así que aprovecha para estudiar la tecnología, pensarla y entender cómo tu trabajo se verá impactado por ella. El día que esto pase, tú ya estarás preparado, y no solo no perderás tu empleo, sino que además tendrás más oportunidades para trabajar en otros sitios.

Y para terminar, sólo me queda pedirte que seas optimista. Sí, aunque los planes no se cumplan como esperabas, o simplemente no se cumplan, no podemos perder el norte, y pensar que todo está perdido.

Si alguna lección hemos sacado de esta pandemia, es que las crisis también son oportunidades de cambio y de mejora. Recuerda lo que decía Picasso: “Siempre estoy haciendo lo que no puedo hacer, para aprender a hacerlo”.

Felices y transformadoras fiestas!

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