Cataluña: el parvulario que arde

Cataluña: el parvulario que arde

Ayer vi por casualidad unos momentos el programa Tot es mou de TV3 y lo comprendí todo: Cataluña es un parvulario de adolescentes mimados de todas las edades que llevan mechero. Entrevistaban a la coopresentadora de un programa llamado Adolescents XL de Catalunya Ràdio, que tenía la suerte de no conocer.  Una rubita de aire angelical, Juliana Canet, que justificaba con vehemencia infantil… la violencia. Sí, la nenita era una auténtica hija de su madre ya con hechuras de saber disfrutar de una teta pública con amplias espaldas de tolerancia ante la agresividad disfrazada de reivindicación izquierdista. Y ella lo hacía de coña en un plató de presentadores e invitados a parecer rendidos a la lógica estúpida, enajenada y bisoña de la jovencita. ¿Por qué? Porque la nena, lista como ella sola, se definía como una «hija del proceso”, una pobre ciudadanita que ha estado diez años saliendo pacíficamente y “no ha pasado nada”. Traicionada por unos políticos y un Estado español que al parecer debería haberles dejado proclamar la República a pesar de no estar contemplado por la Ley ni de gozar del aprecio de la mayoría de los ciudadanos de Cataluña.

Por eso se sentía arropada en esa TV3 tan al lado de todos los catalanes…buenos. Por eso afirmaba que no se quemaban contenedores o se rompían cristales “porque sí”. «Todas estas cosas se hacen porque los jóvenes están muertos de rabia, que es una rabia que sale de la miseria que se ha sembrado todo este tiempo», proclamaba. Y nadie le daba, no ya un par de tortas, que hubiera sido lo suyo.  Ni siquiera un par de objeciones contundentes que frenasen su discurso nada edificante en horario familiar de tarde.

Para esta hija del cretinismo ambiental, a esa “violencia estructural” que, según ella, padecemos constantemente y donde se mezclan familias desahuciadas y mujeres “con miedo a ir por la calle se responde con una violencia “justificadísima». Pero, ojo, a esa violencia suya no se puede responder más que con la pasividad porque si la policía cumple con su trabajo podrían perder un ojo o un testículo porque les pegan “impunemente”.

Los que no sufren “violencia estructural” a la que puedan acogerse son los manifestantes habituales de la Plaza Artós de Barcelona. Esos antiindependentistas, que llevan años siendo humillados y agredidos y encima ven como el propio gobierno de la nación tiene a los secesionistas y a los que jalean la violencia como socios de gobierno, no podrían protestar porque en su caso su queja no estaría “justificadísima”. Miembros de esos “antifascistas” o “radicales” que defiende la nena de Adolescents XL han señalado públicamente a quienes se concentraron en esa plaza contra el vandalismo urbano con el lema España no se quema. Los “justificadísimos” atacaron los pisos de algunos de los participantes en esta protesta y otra anterior celebrada en octubre de 2019. Ignoro qué pensamiento, filosofía o ideología defienden esos manifestantes de la plaza Artós. Pero podría apostar que es mucho más elaborado y menos autocomplaciente que la de quienes defienden con agresividad la libertad de expresión de este perturbado de Pablo Hasél. Y que la suya es una reacción que ya tardaba a la Kale Borroka de las hordas que, sobre todo en Cataluña, se movilizan con las paranoias favoritas de los independentistas y de la extrema izquierda.

Estos “muertos de rabia” que tanto comprende la nenita mimada utilizan sus «causas» como receptáculos para vehicular el resentimiento caprichoso, la frustración o incluso la exhibición de la valía sexual del adolescente ultra testosteronado. Esos sentimientos son PREVIOS a la adopción de una causa la mayoría de las veces. Uno ya llega «justificadísimo» a ellas, guapita.

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