El canario en la mina de Normandía: Europa ahogada en burocracia
En el siglo XIX los mineros europeos bajaban a trabajar a la mina con una jaula con un pájaro cantor que amenizaba su trabajo y avisaba de las habituales fugas de gas porque, en caso de haberlas, el canario fallecía. Hoy en día utilizamos esa expresión como un aviso y alerta temprana de que algo no va bien.
Se acaba de celebrar el 80 aniversario del desembarco en Normandía, una bien planificada y ejecutada gesta heroica que ha permitido a la mayoría de los europeos vivir desde entonces en libertad y democracia, acabando con la segunda guerra mundial provocada por el nazismo. Mas de tres millones de soldados aliados cruzaron, con una ingente cantidad de material de defensa, a partir del 6 de junio de 1944 los 40 km de distancia que separan el Reino Unido de la Europa continental. En la retaguardia más de 18.000 soldados paracaidistas, empezando por la americana 101 división aérea y la británica sexta división, desde 1500 aviones aseguraron los puntos críticos de la retaguardia del desembarco jugando un papel fundamental en el éxito de la operación militar.
La pasada semana y dentro de los actos de conmemoración del desembarco de Normandía, llamó la atención la imagen de los 400 paracaidistas británicos que habían participado en el ejercicio, presentando a la vista del público sus pasaportes a las autoridades aduaneras francesas para el sellado de entrada, tras el salto en la localidad de Saneville, un acto realizado para amenizar al público y a las autoridades allí presentes. Sobre todo, llamó la atención porque este imprescindible control de pasaportes no fue realizado con las tropas americanas dado que ya lo habían hecho previamente al volar desde territorio belga.
Este hecho, que tiene una sencilla explicación administrativa comprensible, pone de manifiesto la complejidad real de muchos de los aspectos críticos de la construcción europea: defensa, inmigración y atracción de talento y ritmo de la descarbonización.
Empezando por la necesidad seguir contando con una defensa compartida y coordinada con nuestros aliados del Reino Unido y los EE.UU. en el seno de la OTAN. Debemos tener claro quiénes son nuestros aliados en el mundo en el que vivimos con una geopolítica cada vez más compleja. La realidad es que volvemos a estar en guerra en Europa y no nos debemos acostumbrar a ella, con una invasión de Ucrania por fuerzas rusas en contra de la Carta de Naciones Unidas. Nuestro apoyo a la libertad y democracia del pueblo ucraniano frente a la tiranía, tiene que seguir siendo claro, visible e inquebrantable como en su día lo fue el compromiso de los Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y tantas naciones que lo demostraron con un acto noble y generoso en vidas en las playas de Normandía que nunca debemos de olvidar.
Y esta reflexión también debe servir para las operaciones militares desarrolladas por el ejército de Israel para terminar con el grupo terrorista Hamás tras el ataque del 7 de octubre pasado. Una declaración de guerra terrorista usando a la población civil como escudo humano contra un estado democrático y este apoyo debe existir hasta que sea posible el deseado y necesario alto el fuego en Gaza. Para recordar las razones de la fundación del estado de Israel bastaría con visitar cualquiera de los campos de exterminio que hoy siguen mostrando el horror del holocausto como los de Auchwitz, Sachsenhausen o el de Mathausen-Gusen donde tantos españoles fueron asesinados.
La defensa común europea y el aumento del presupuesto vía fondos europeos dedicado al rearme de la Unión Europea sin duda será clave de la nueva Presidencia salida de las mayorías de las elecciones celebradas el pasado domingo.
En segundo lugar, los trámites de inmigración que no siempre son iguales para todos los que llegan a nuestras fronteras, nos hacen reflexionar sobre la regulación de la acogida de talento. Solo las fronteras de las dictaduras pueden aspirar a ser impermeables e imposibles de traspasar (de entrada, claro). En la regulación de la inmigración no estamos centrados en la atracción de talento, tractor de la inversión e innovación, algo más que necesario imprescindible en el continente europeo con pocos unicornios empresariales. Me preocupa mucho que, con la regulación actual, no seamos capaces de aprovechar al máximo la potencia que nos ofrece hoy la inteligencia artificial.
Finalizo con un comentario sobre los crecientes resultados electorales cosechados por los partidos populistas que fomentan la polarización ideológica en Europa. Mas que un canario se trata de un elefante en la habitación del que debemos hablar y que ya han producido el adelanto electoral en Francia y la dimisión del primer ministro belga.
Tenemos la oportunidad de chequear si las cargas administrativas y el ritmo de la descarbonización de la economía europea son los más adecuados para garantizar la competitividad de nuestra economía utilizando para ello los Fondos Europeos.
Es obligado empezar a evaluar ya el impacto de los objetivos fijados sobre la productividad de amplios sectores clave de nuestra economía como el coste de la energía, la incertidumbre de amplios sectores de la industria, turismo, alimentación, construcción de infraestructuras, vivienda y la automoción. Incluidas las implicaciones directas sobre el establecimiento de nuevos centros de datos y la imprescindible digitalización de nuestra economía.
Canaria Normannia vel Elephas
José Luis Moreno, economista, ha sido director de Economía en la Comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento de Madrid. Analista económico y empresarial.