¿Qué dicen los liberales sobre la guerra en Gaza?

Veo en Instagram un reportaje desde los terrenos del Festival Nova, donde transcurrió una parte de la espantosa masacre llevada a cabo por palestinos el 7 de octubre del 2023 en Israel. El paisaje que nos muestra es desolador, tristísimo. Todo el espacio está cubierto por pequeños monumentos que muestran fotografías y recuerdos de cada uno de los 378 jóvenes asesinados allí con la mayor crueldad. Yo no sé mucho de este periodista, no es alguien al que siga, aunque sé que es de derechas y azote de algunos políticos de la izquierda. De hecho, he ido a Google, y me han saltado calificativos dirigidos a él como «agitador» y «ultra». Pero es la primera vez que veo el monumento al aire libre de esa ignominia planetaria y no ha sido un periodista liberal o de izquierdas de los que están desplazados allí quien me lo ha mostrado. Es más, he leído, recientemente, columnas pavorosamente antisemitas en El Mundo, por ejemplo. No, el sufrimiento de Israel no es políticamente correcto.
En las últimas semanas, han circulado por los medios las imágenes de esos niños de Gaza demacrados. La indignación mundial ha estallado ante la evidencia del hambre generalizada que supuestamente muestran las imágenes. La ira ha llevado a importantes aliados de Estados Unidos, como Francia, Gran Bretaña y Canadá, a afirmar que reconocerán un Estado palestino. En medio de estos acontecimientos, puede parecer caricaturesco, incluso obsceno, decir que en la guerra entre Israel y Hamás, Israel tiene razón. Pero es la verdad. Porque al lado contrario del yihadismo, que es lo que promueve Hamás, siempre estaremos nosotros. Y es una verdad increíblemente fácil de olvidar en medio de la cobertura diaria de esta terrible guerra. Y una vuelta a la realidad de la maldad de Hamás y de todos los palestinos que le dan apoyo ha sido ese video espantoso en el que el rehén israelí Evyatar David, de 24 años, le dice a la cámara que no ha comido en días.
Evyatar lleva en uno de esos túneles, pagados por la comunidad internacional y que aún se extienden por el subsuelo de Gaza, 667 días. Apenas está vestido y muestra el cuerpo emaciado de un prisionero privado de alimento deliberadamente. Su desesperada familia lo expresó muy claramente: «Un esqueleto viviente, enterrado vivo». Y lo de «enterrado» no es una expresión ligera: en un momento del video le obligan a cavar un hoyo en el túnel donde se encuentra retenido. Y dice que será su tumba.
Sí, esto es real. Esto muestra el motivo por el que la población civil gazatí está sufriendo: porque la tenebrosa política de los gazatíes es crear todo el dolor que sea necesario para quebrar la voluntad de la opinión pública internacional y también del propio pueblo de Israel. Tanto a su misma población civil como a los rehenes que aún siguen en los túneles que Israel no ha logrado destruir. Nada es casual en esta guerra atípica donde el malvado es el pequeño y el bueno el grande y poderoso. Un pequeño que tiene un arma letal definitiva: en la batalla de las emociones y sentimientos, no van a tener ni corazón ni escrúpulos. Pero nosotros, sí.
La campaña antisemita desatada recientemente no tiene nombre. El grupo terrorista está llevando a cabo una campaña de guerra de información muy efectiva, y los medios de comunicación occidentales están cayendo en ella. Varias de las fotografías virales de niños gazatíes muriendo por inanición son de criaturas con graves enfermedades degenerativas. Da igual que se haya desmentido que ese niño en los huesos que sostiene una madre desesperada está así por la falta de comida: nació con parálisis cerebral. Hamás, el Ministerio de Salud de Gaza y los medios antisemitas pueden difundir información errónea sin penalización, perpetuando la falsa narrativa de que Israel es el agresor genocida en una guerra librada contra ellos por un grupo cuya misión es, de hecho, y lo dicen sus propios estatutos, el genocidio. Faltan voces liberales con determinación.