La brecha presidencial que nos señala

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Podría rivalizar con lo mejor de la oferta de streaming, el giro de un México que nos deja boquiabiertos (y a la altura del betún) con sus adelantadas candidaturas a la Presidencia, donde las favoritas son dos mujeres, mayores de cincuenta y poseedoras de currículos impresionantes, así como sendas propuestas políticas de gran interés.

Claudia Sheinbaum, representante del Movimiento Regeneración Nacional, es la opción continuista y cuenta con el favor del presidente y de gran parte de los morenistas. (En mi opinión, estoy aquí para darla: su Gobierno será una extensión del de López Obrador y un gran descalabro para el país tequilero y surrealista).

Del otro lado tenemos a Xóchitl Gálvez con una historia maravillosa (y muy Televisa), a lo Benito Juárez en femenino, marcada por la pobreza, la inteligencia y el esfuerzo. Nadie puede dejar de reconocer, porque es imposible, que es una mujer de increíble mérito.

En su país es la favorita de la clase media, las clases altas la apoyan y toda la oposición se ha unido para poder sacar a Morena del Gobierno, pero es una tarea complicada, ya que la mayoría poblacional pertenece a las clases populares que principalmente son morenistas.

Xóchitl tiene un origen miserable en un pueblo hidalguense, tiene un problema del habla que la hace parecer francesa, del que se ríe, sobre todo ella misma, en su Instagram, y se viste un poco a la mexicana, sin llegar a lo de Frida Kahlo. A juzgar por sus redes sociales, cuajadas de vídeos divertidos, espontáneos y audaces -echen una mirada- apuesto a que es una persona extraordinaria que conduciría un proyecto fructuoso gracias a su intelecto, frescura y sentido del humor, y que sabría rodearse de gente moderada y preparada.

Su historia, que incluye una infancia vendiendo gelatinas para ayudar a su familia y una beca para estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de México, es como un capítulo de La Rosa de Guadalupe. Si esto fuera una telenovela, Gálvez sería la heroína que todos adoran. Pero, como en toda buena telenovela, hay una competidora, con menos carisma y menos relato, pero más apoyo.

Se rumorea, se susurra y se comenta en los mentideros mexicanos que «atrás del Gobierno de López Obrador está Carlos Salinas de Gortari con su grupo de millonarios enriquecidos en su sexenio estilo Carlos Slim etc… Y que curiosamente se benefician con las grandes obras de su gobierno; que Morena es una creación apoyada por Salinas para continuar en el poder y que, por lo mismo, México no corre el riesgo de venezuelizarse».

Y luego el verdadero antagonista de la historia: el machismo y la discriminación que aún persisten en México (y en todas partes) donde las mujeres que se atreven a buscar cargos públicos se enfrentan a un muro de prejuicios, violencia política y estereotipos. Es como si los guionistas decidieran que las mujeres no pueden ser las protagonistas de esta historia.

El pueblo mexicano tendrá la última palabra en un emocionante episodio final que se estrenará el 2 de junio de 2024. La presencia de mujeres en la política es un indicador de progreso intelectual y social y en este capítulo especial, México podría liderar el cambio hacia un futuro más igualitario.

En contraste, España se queda atrás en este drama político. A diferencia de países tan variopintos como Islandia, Reino Unido, Filipinas, Noruega, Chile, Argentina, Bangladés, Taiwán, Brasil, Perú, Finlandia, Malta o la India, nuestro gobierno jamás ha sido ocupado por una mujer, un hecho que nos avergüenza, o debería, y nos señala, desde que en 1960 Sirimavo Bandaranaike fue la primera presidenta (de Sri Lanka) en el mundo. Incluso África, con la figura de Ellen Johnson Sirleaf, que se convirtió en la primera presidenta de Liberia y de su continente en 2006.

¿Está España lista para un emocionante giro argumental en su historia política? ¿O tal vez están esperando una nueva temporada para abochornarnos en un escenario internacional donde el liderazgo femenino no puede hacerse esperar? Espero que los barones a la diestra y la siniestra sean capaces de tomar ejemplo y sacudirse esa caspita patriarcal, que ya no cuela.

Y ¡enhorabuena México! o ¡Viva México, cabrones! Como gritó desde sus redes la candidata de la oposición mexicana el pasado 15 de septiembre. El proceso electoral no va a ser fácil para ninguna de las dos, ¡a tope señoras! Y para aquélla que salga elegida, ejercer la Presidencia en libertad, será aún más espinoso.

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