El mayor escándalo de corrupción deportiva de la historia de España

Barça caso Negreira

Cada día que pasa se van conociendo más datos en relación con el Barçagate, el mayor escándalo de corrupción deportiva de la historia de España. No hace falta esperar a que la justicia determine cuánto de delictivo hay en el comportamiento de los protagonistas del caso, porque es palmario que, más allá del Código Penal, lo ocurrido revela un grado de degradación ética incuestionable y una inmoral forma de proceder por parte de un club que, sin duda, pagó millonarias cantidades al vicepresidente de la Comisión Técnica de Árbitros para ganarse el favor de los colegiados. Para llegar a esa conclusión no hace falta ninguna sentencia: es obvio de la cruz a la raya. Por supuesto, serán los tribunales quienes tengan la última palabra desde un punto de vista meramente penal. Pero no nos engañemos: el cúmulo de indicios es de tal naturaleza que se puede afirmar, sin matices, que la corrupción moral, a falta de que se confirme la otra, es clamorosa.

Porque que el Barça pagó por garantizarse el favor de los árbitros es una evidencia. Eso de que lo que buscaba era la neutralidad de los colegiados es una burda excusa que no se sostiene, porque la neutralidad de los árbitros -faltaría más- se da por descontada y si el club azulgrana dudaba de la misma lo que tendría que haber hecho es denunciar el agravio ante los órganos competentes. No lo hizo, sino que pagó al número dos de los árbitros. Con eso basta para concluir que estamos ante un escándalo sin precedentes que no puede, bajo ningún concepto, terminar sin un castigo ejemplar y ejemplarizante. Porque está en juego la credibilidad del fútbol español y porque es injusto que el Barçagate manche el buen nombre de una competición en la que el resto de clubes han jugado limpio. A cada cual, lo suyo. Lo que no cabe son medias tintas.

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