El ‘Barçagate’ desprende un tufo que apesta

Es difícil pensar que el informe realizado por el hijo de Enríquez Negreira -vicepresidente en su día del Comité Técnico de Árbitros que recibió millonarias cantidades del Barça- en vísperas de la final de Copa de 2017 sea un simple apunte sobre el perfil del colegiado Carlos Clos Gómez que dirigió el partido que disputaron el Barça y el Alavés y que se saldó con la victoria azulgrana por 3-1, con un polémico gol de los catalanes en fuera de juego, como posteriormente reconoció en otro informe el hijo de Negreira apuntándose el tanto del presunto error. Porque los informes citados van mucho más allá de las consideraciones técnicas y la manera de actuar del árbitro en cuestión, hoy máximo responsable del VAR. En dichos informes se ofrecen al Barça garantías sobre la actuación del árbitro, lo que acrecienta -por si alguien tenía dudas- las sospechas de que los pagos del Barça buscaban expresamente garantizarse el favor de los colegiados.

Si a esto le añadimos, como también publica OKDIARIO, los mensajes que el hijo de Enríquez Negreira enviaba al entonces directivo del Barça Albert Soler jactándose de la actuación arbitral del colegiado Jesús Gil Manzano en la vuelta de semifinales de la Copa del Rey de la temporada 2016/17 en la que los azulgrana eliminaron de la Copa del Rey al Atlético de forma controvertida en un choque que tuvo varias expulsiones, penaltis y hasta goles anulados, las sospechas se extienden aún más. El primogénito del vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros defendió que las decisiones importantes del partido frente al equipo de Cholo Simeone fueron tomadas en favor de los intereses azulgrana. Todo este caso huele que apesta y hay indicios claros de que estamos ante un caso de corrupción continuada en el deporte, amén de otras consideraciones. En estas circunstancias, lo único que cabe esperar es que se produzcan sanciones ejemplares y ejemplarizantes. Está en juego la credibilidad del fútbol español.