Bailando con lobos en París

Bailando con lobos en París

Quienes conocen a Unai Emery aseguran que el lacayo de ese nuevo rico del futbol europeo llevaba escrita la claudicación en el bolsillo antes de vérselas con los herederos de Di Stéfano en el parque del ricachón. “Caer en octavos es una decepción, perder con el R.M. no”, farfulló el vasco, añadiendo a su afán exculpatorio otra banalidad: “De haber jugado Neymar, no sabemos qué hubiera ocurrido”. Claro que lo sabes, Unai, ¿o el crack brasileño no jugó en el Bernabéu, donde también saliste escaldado? 3-1 en Madrid, 1-2 en París, goles cantan. Se hace raro que habiendo vivido tanto tiempo entre las élites todavía no hayas aprendido a mentir. No nos vendas panfletos.

Los millones no pueden con la clase. Al-Khelaifi acaba de enterarse del concepto tras invertir 1,115 M. € en siete años. El Real Madrid, actual rey de Europa, ha dejado tirado en la cuneta de la Champions a ese manipulador de masas y presidente del PSG, que fomentó el odio de sus selváticos ultras para que exhibieran infames pancartas: “Puta Madrid, Puta Madrid”, autorizando a quebrar la paz de los blancos durante el amanecer previo al choque final, con bocinazos, explosión de petardos y griterío de psicópatas. Prefiero a Sarkozy, tendiéndole la mano a Florentino, a ese jeque catarí que va de amigo de nuestro presidente y nos apuñala por la espalda en París.

¡A la mierda las ínfulas del millonetis! Ningún once rozó la gloria tirando de talonario con un técnico palurdo. Los 5 grandes equipos actuales de Europa, en terminología de caza mayor africana, (Barça, Bayern, Manchester City, la Vecchia Signora y R.M,), aplican a la historia su poderío. El Madrid, el rey de todos ellos, bailó al nuevo rico en su estadio, que iluminó su mediocridad con bengalas. CR7 cabeceó un gol apoteósico, después de que Asensio le hiciera un caño magistral a Alves, que Lucas V. aprovechó, para erigirse en la revelación del torneo. Mucho Madrid, enfrentado a franchutes sin testosterona que cobran en petrodólares de un árabe en horas bajas.

París, la ciudad de la luz, sufrió un apagón. Pero Ramos, capitán blanco, le puso electricidad a la urbe y la iluminó de nuevo, lo cual merece un homenaje, extensible a los aludidos, y a Keylor, Carva, Varane, Marcelo, Case, Kovacic, Benzemá, Bale e Isco y, por supuesto, a Zidane, a cuantos hicieron brillar la noche parisina, a pesar de los cortocircuitos y las afrentas que activó el jeque árabe con tal de frenar al mejor club del mundo. Jugar contra un siervo de los billetes grandes nacido en Fuenterrabía resulta menos complicado que pescar calamares. Que se lo digan al Madrid, cuya categoría barrió por 5-2 al pobre nuevo rico que saca petróleo de la arena.

    

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