Una apuesta valiente por la regeneración de la democracia

Una apuesta valiente por la regeneración de la democracia

El pacto de investidura que han firmado este domingo los portavoces del PP y Ciudadanos, Rafael Hernando y Juan Carlos Girauta, no es un simple programa de Gobierno para los próximos cuatro años. Las 150 medidas aprobadas constituyen la apuesta más ambiciosa por la regeneración democrática que se ha llevado a cabo en los últimos 38 años.

Con propuestas tan necesarias como la despolitización de la Justicia (imprescindible para garantizar su independencia), la reforma de la Ley electoral, la limitación del mandato del presidente del Gobierno a un máximo de ocho años, la eliminación de los privilegios judiciales de los más de 17.600 aforados que hay en España  o una reforma de la Constitución, acotada y alejada del intento de Podemos de abrir un proceso constituyente que provoque un cambio de régimen.

Todo ello, junto al compromiso de incrementar el gasto social (el pacto incluye un plan de lucha contra la pobreza infantil dotado con más de 5.000 millones de euros) sin subir impuestos ni incumplir el objetivo de déficit fijado por Bruselas, simplificar el mercado laboral reduciendo a tres el tipo de contratos e impulsar un gran Pacto de los partidos constitucionalistas para defender la unidad de España y frenar el proceso de independencia de Cataluña.

Tras ocho meses con el Gobierno en funciones, es hora de que España se vuelva a poner en marcha. El pacto suscrito este domingo no garantiza la investidura de Mariano Rajoy, que por el momento sólo tiene asegurado el apoyo de 169 diputados (170 si se incorpora Coalición Canaria) frente a los 176 necesarios para alcanzar la mayoría absoluta.

Un buen número de las medidas previstas en el pacto, como la reforma de la Ley Electoral (que precisa de una mayoría cualificada en las Cortes) o la revisión de la Constitución, necesitan además el respaldo de otras fuerzas políticas.

Por todo ello resulta especialmente irresponsable la actitud de Pedro Sánchez, quien parece decidido a condenar a los españoles a acudir a las urnas el próximo día de Navidad, por tercera vez en un año. El socialista parece más preocupado de mantener su menguante liderazgo en el PSOE –al que ha llevado en dos ocasiones a obtener los peores resultados electorales de su historia– o de hacer pagar a Rajoy la humillación de su propia investidura fallida, que de garantizar la estabilidad de España.

Retos como el proceso de independencia puesto en marcha en Cataluña, junto a la necesidad de abordar nuevas reformas para consolidar el crecimiento económico y medidas eficaces para atajar la corrupción, hacen que la gobernabilidad del país no pueda seguir bloqueada ni un minuto más por el empecinamiento de Pedro Sánchez que conduce a los españoles a un callejón sin salida. Una actitud difícilmente le perdonarán los ciudadanos si consuma su amenaza de provocar unas terceras elecciones.

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