Amnistía para terroristas y gases lacrimógenos para pacíficos españoles contra Sánchez
La ciudadanía española ha comenzado a despertar frente a la claudicación de Pedro Sánchez ante los separatistas catalanes en su afán por aferrarse al sillón de La Moncloa al precio que sea. Su voz comienza a oírse ante las sedes del PSOE en las principales ciudades españolas, con enfado pero de forma absolutamente pacífica. Y, ¿cuál ha sido la respuesta del Gobierno? Salir a reprimir de forma brutal lanzando gas lacrimógeno contra los manifestantes. Ésta es la España que Pedro Sánchez ha creado, a través del brazo ejecutor del ministro Fernando Grande-Marlaska, dirigiendo a la Policía contra unos manifestantes que respetaron en todo momento el mobiliario urbano. No es una hipérbole: así lo ha confirmado la propia Delegación del Gobierno.
Las comparaciones son odiosas, pero en este caso, el contrapunto supera lo grotesco. El mismo Pedro Sánchez que está negociando una amnistía para quienes quemaban contenedores y lanzaban piedras a la Policía en cada manifestación a favor de los golpistas, que bloqueaban semana sí, semana también las principales calles de Barcelona, ordena ahora a la Policía lanzar gas lacrimógeno y cargar contra pacíficos manifestantes. Una amnistía que, recordemos, implica que el Estado les pide perdón por siquiera haberlos procesado.
Marlaska ya está tardando en explicar estas brutales cargas policiales en la protesta contra los pactos de investidura de su jefe. Y es que la Policía sólo puede utilizar este tipo de medida extrema en caso de violencia generalizada y jamás para dispersar a ciudadanos pacíficos. No sólo fueron los gases: la Policía también se empleó a fondo en repartir mandobles a golpe de porra a gente que sólo se dedicaba a observar los acontecimientos, como pudo verse en la zona de Argüelles. Las imágenes ya forman parte de la prolija hemeroteca de la infamia y la indignidad que acumula esta Gobierno.
Dar la orden de lanzar gases lacrimógenos a ciudadanos de a pie mientras el Gobierno de Sánchez prepara una amnistía para delincuentes, golpistas y terroristas que han puesto en peligro la unidad de la nación es una canallada intolerable que debe ser investigada judicialmente para que sus responsables paguen por este insulto a los españoles de bien. Símbolo de ellos es ese hombre mayor que OKDIARIO encontró cogiendo aire de una bombona del SAMUR tras ser gaseado por la Policía. Su grito «¡España acaba de despertar, hijos de p…!» es ya un símbolo de la resistencia ante un autócrata como Sánchez, capaz de salir a reprimir de forma salvaje a todos aquéllos que osen desafiarle. Ahí nos tendrá enfrente.