Cuba: entre la apatía y la esperanza

Cuba: entre la apatía y la esperanza

“Tras más de medio siglo con el apellido Castro al frente del país, la sensación que se percibe en la calle, además de las conversaciones entre amigos y familiares, es que todo va a seguir como hasta ahora.” El extracto pertenece a un artículo recientemente publicado en la web 14ymedio, fundada en 2014 por la disidente Yoani Sánchez, y que, a despecho de los hostigamientos del régimen, sigue atestiguando desde La Habana el abatimiento que envuelve a la población del país caribeño. La propia Sánchez se refería en una pieza anterior a ese menoscabo en cualquier expectativa de futuro, bien entendido que la designación de Miguel Díaz-Canel como presidente es tan sólo otra posta de la misma deriva autoritaria. No hay nada, en efecto, que invite a pensar en que el sucesor del Hermanísimo no será un títere en manos de la misma gerontocracia que ha arropado su arrimo al poder. Por de pronto, ya está dando cumplidas muestras de hasta qué punto su Gobierno, y aun eso que damos en llamar estilo, va a rendir tributo a sus dos predecesores.

No en vano, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) registró el pasado abril 288 detenciones arbitrarias, de las que 216 correspondieron a mujeres, en su mayoría integrantes de la organización pro Derechos Humanos Damas de Blanco, la más castigada por la dictadura. Según detalló a la prensa española Alejandro González Raga, el director ejecutivo del OCDH, ex preso político exiliado hoy en España, si bien el número de detenciones fue menor que el de los meses de marzo (340) y febrero (347), “se percibe un aumento de la agresividad por parte de las fuerzas del régimen como forma de amedrentar a los ciudadanos y apagar la voz de la sociedad civil”, fenómeno que se “recrudece en zonas del interior, donde apenas hay medios internacionales”.

De hecho, la detención —a menudo sine die— no es la principal técnica represiva de que se vale el Estado. Como vienen denunciando Human Rights Watch y Amnistía Internacional, en Cuba también están a la orden del día las palizas a mujeres, los despidos discriminatorios de funcionarios públicos, el hostigamiento a trabajadores autónomos. Entre las últimas víctimas de estas prácticas, se hallan Dulce Amanda Durán —amenazada con la cárcel si no renunciaba a su trabajo en el CCHRNR—, José Díaz Silva, líder del Movimiento Opositores por una Nueva República, y el sacerdote Jonniel Rodríguez Rivero, quien además sufrió violencia física por parte de la Policía. Por su parte, la presidenta de Damas de Blanco, Berta Soler, conviene con González Raga en que la represión está cobrando un cariz más violento.

El próximo martes 15 de mayo se celebrará el primer encuentro ministerial UE-Cuba, un foro que pretende impulsar el diálogo y la cooperación entre ambas instancias y que, a mi modo de ver, se quedará en papel mojado si se limita a un incremento de las inversiones europeas en la isla; si los acuerdos estrictamente económicos, en suma, pasan por encima de lo que, por imperativo moral, ha de ser prioritario. Y lo prioritario, obviamente, es la salvaguarda de los Derechos Humanos, en lo que debe suponer un punto de apoyo para que Cuba sea algún día una democracia liberal, pluripartidista y donde rija la separación de poderes. Únicamente la posibilidad de entrever ese horizonte devolverá al pueblo cubano la esperanza.

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