En Burgos y Soria existe una costumbre medieval que permite que el mayor pinar de Europa jamás se incendie

El mayor pinar de Europa ocupa una extensión que atraviesa 36 municipios entre Burgos y Soria. Sus pinos centenarios se elevan como columnas que marcan el paisaje y mantienen un vínculo histórico entre los habitantes y el bosque. La relación entre la población y el monte fue clave para que los incendios forestales no se propaguen como pasa en otras regiones de España.
A lo largo de los siglos, la gestión de estos bosques ha seguido métodos que hoy se reconocen como sostenibles. Hubo y sigue existiendo una tradición entre los vecinos que permitió que la población mantenga una vigilancia constante, asegurando la preservación de este patrimonio forestal sin necesidad de intervenciones externas masivas.
¿Cuál es la costumbre medieval que permite que el mayor pinar de Europa jamás se incendie?
La Suerte de Pinos es una costumbre que se remonta al siglo XVI, oficializada por cartas reales y regulaciones posteriores. Su función es repartir los recursos del bosque (principalmente madera de pino, pero también pastos, piedras y setas) entre los vecinos de forma equitativa.
Cada 1 de mayo se sortean los pinos secos o desarraigados y cada 1 de octubre los pinos verdes. Quien recibe un lote no sólo obtiene madera, sino que adquiere la responsabilidad de mantener y proteger el monte asignado.
Este sistema asegura que el mayor pinar de Europa, conocido como «Comarca de Pinares», se conserve en buen estado, porque los habitantes están directamente involucrados en su cuidado.
Antonio Martín Chicote, agente forestal jubilado de Quintanar de la Sierra, señala: «Se sortea su aprovechamiento y los vecinos lo cuidamos porque aún forma parte de nuestra subsistencia». Gracias a esta práctica, los incendios apenas duran unas horas y los propios vecinos se encargan de sofocarlos.
Así es la Comarca de Pinares, el mayor pinar de Europa
La Comarca de Pinares se extiende por 100.000 hectáreas, repartidas entre 36 municipios de Burgos y Soria, en las comarcas de Pinares Soria-Burgos y Pinares Llanos de Almazán. El bosque está compuesto principalmente por pino silvestre y pino negral, con enclaves de haya, roble, enebro y quejigo.
Este sistema comunal implica un aprovechamiento integral de los recursos forestales:
- Madera para la construcción y calefacción.
- Pastos para ganado.
- Recolección de setas y frutos.
- Extracción de piedra y otros materiales.
La distribución equitativa de estos recursos genera un vínculo entre la población y el monte. Al mantener este contacto directo, los vecinos garantizan la prevención de incendios, la limpieza del bosque y la gestión de la biomasa. En consecuencia, el pinar permanece protegido frente a las negligencias que afectan a otros territorios de España.
Historia y normativa detrás de la Suerte de Pinos
Los orígenes de esta práctica se remontan a 1288, cuando Fernando III de Castilla concedió una Carta Puebla a los vecinos de Duruelo de la Sierra, estableciendo derechos sobre los bosques para quienes poblasen la zona.
Durante los siglos posteriores, diversos documentos legales y reales órdenes regularon la distribución de pinos, estableciendo límites de aprovechamiento según la residencia y vinculación de cada vecino.
En 1792 Carlos IV promulgó la Real Carta de Privilegio para varias poblaciones burgalesas. Ya en el siglo XX, las Reales Órdenes de 1901 detallaron los montes y la cantidad de madera que podía adjudicarse.
En la actualidad, la Ley 3/2009 de Montes de Castilla y León reconoce los derechos sobre aprovechamientos maderables en estas comarcas, formalizando la continuidad de esta tradición.
El sistema combina historia, derecho y gestión ambiental, manteniendo la estructura original del reparto vecinal mientras se adapta a las necesidades actuales, incluyendo la posibilidad de transformaciones económicas a través de lotes multivecinales y su venta.
La Suerte de Pinos, clave para la prevención: los motivos
Gracias a la Suerte de Pinos, el mayor pinar de Europa ha permanecido sin grandes incendios durante las últimas dos décadas. Antonio Martín Chicote recuerda que todos los incendios que ha visto han durado como máximo tres horas, siempre controlados por los vecinos antes de que intervinieran medios externos.
Ignacio Pérez-Soba, del Colegio de Ingenieros de Montes, señala que un sector forestal fuerte y vinculado a la población local reduce la intensidad de los incendios. La falta de políticas forestales a nivel nacional aumentó los riesgos en otras zonas, pero en Burgos y Soria, la tradición medieval ha garantizado la protección del ecosistema.
Por último, cabe remarcar que el sistema también actúa como herramienta de desarrollo rural, evitando la despoblación y asegurando que los recursos naturales sigan siendo aprovechados de forma sostenible. La Suerte de Pinos demuestra cómo una práctica ancestral puede convertirse en un modelo de gestión forestal y conservación.