Varapalo de la juez a Irene Montero: desestima su denuncia por acoso contra la edil de Vox en Galapagar
La juez ha desestimado la denuncia de Irene Montero contra Cristina Gómez Carvajal, concejal de Vox en Galapagar, a la que demandó por acoso por las caceroladas a las puertas de su casoplón. Tras una sesión judicial el pasado 10 de julio, la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 ha dictado el sobreseimiento provisional del caso.
La número 2 de Podemos presentó una denuncia por supuestos delitos «coacciones» y «acoso diario en su domicilio y redes sociales” por acudir a las manifestaciones diarias realizadas frente al célebre casoplón para protestar por la gestión del Ejecutivo durante la crisis sanitaria.
La juez Marta Nuria García y Sipols ha tomado esta decisión tras escuchar el pasado viernes 10 de julio a Irene Montero por videoconferencia. Estaba citada de forma presencial pero la ministra optó a última hora por testificar a distancia. La magistrada considera que no hay suficientes material para probar los supuestos delitos esgrimidos por la ministra. No obstante, la ministra ha recurrido el fallo ante la Audiencia Provincial de Madrid, tal como ha podido saber OKDIARIO.
Críticas de Montero
Previamente, el 23 de junio, Montero había anunciado la demanda en televisión porque la edil de Vox acudía a diario, durante el estado de alarma, a las inmediaciones del famoso domicilio para reproducir insultos y asegurar que «no va a parar» hasta que los líderes de Podemos se fueran a Venezuela. Irene Montero se apoyó en los vídeos grabados por la concejal y que ella difundió en Twitter con las protestas. Según la ministra, siendo cargo público en el Ayuntamiento de Galapagar «agrava e incide en la responsabilidad de su conducta».
También en su denuncia, Montero incluía enlaces con tuits en los que se veían las protestas cerca de su domicilio. En uno de esos vídeos publicados, la concejal de Vox dice que es la «21ª cacerolada» y que «como todos los días no faltamos a nuestra cita».
En todo caso, lo cierto es que estas manifestaciones y caceroladas apenas pudieron acercarse al casoplón de la pareja que dirige Podemos puesto que la Guardia Civil desplegó un potente dispositivo en torno al mismo después de las primeras movilizaciones, llegando incluso a cortar la calle de forma permanente.
Al menos medio centenar de agentes de uniforme -y alguno más de paisano- vigilaban estrechamente la casa de Pablo Iglesias e Irene Montero aquellos días y los alrededores: podían verse agentes hasta a 300 metros de la vivienda. Entre el grupo, según supo este periódico de fuentes de la Guardia Civil, había al menos 3 suboficiales al frente que daban las órdenes diarias del despliegue y vigilaban que el operativo se realice sin complicaciones.
«Piel demasiado fina»
Tras recibir la demanda, en una entrevista con OKDIARIO, Cristina Gómez Carvajal aseguró estar «sorprendida». «Me he visto en todos los medios de comunicación y no era mi intención. He ido como un vecino más a esa calle y no como miembro de Vox. Como en toda España, los vecinos de Galapagar hemos salido a protestar con caceroladas en nuestro municipio respetando las normas. Nos hubiera gustado protestar en La Moncloa, por la pésima gestión de este Gobierno de la pandemia, la falta de respeto a las víctimas, los errores en contar los fallecidos, etc. pero no podíamos», explicaba.
Afirmó que Podemos tenía la «piel demasiado fina» tras entrar en el Gobierno. «La palabra escrache no entra en mi vocabulario. Protesto como un vecino más, ejerciendo mi libertad de expresión como todos. Esta gente aplica el matonismo, el amedrentamiento, las sanciones… ¿Qué buscan? Que nadie se queje. Es un abuso de poder, tráfico de influencias… ya veremos. Lo dejo en manos de mi abogado», comentó entonces.
Aunque Irene Montero decía que no era un escrache porque los autores no reivindicaban nada concreto, la concejal aclaró que pedían la dimisión del Ejecutivo. «Al igual que un buen ciudadano obedece, que lo hemos hecho todos y nos hemos portado muy bien, queremos que también este Gobierno obedezca y deje de imponernos esta dictadura, que tengo muy claro dónde nos lleva y nos gusta», expresó.
«Ya no se puede hacer ningún comentario con un poquito de sorna. Es mejor tomarse esto con humor que en serio, porque entonces a lo mejor nos convertiríamos en lo que son ellos, en matones. Esto ya no es una cuestión de ver quién puede más, es una cuestión de defender la libertad», concluyó.