Podemos ensucia Madrid empapelándola con carteles electorales que incumplen la ordenanza
Podemos se lanza a captar el voto de los madrileños usando estrategias que chocan contra la normativa. En las últimas horas han empapelado el centro de la capital con carteles electorales que incumplen la ordenanza general de Protección del Medio Ambiente Urbano y la Ley Electoral. Los militantes de la formación de Pablo Iglesias aprovechan cualquier rincón del mobiliario para colar su propaganda.
Han pegado carteles en los que aparece una comparativa entre las políticas de Isabel Díaz Ayuso y las de Pablo Iglesias. Farolas, cuadros de luz, paredes de obra… cualquier espacio es bueno para ensalzar al ex vicepresidente segundo del Gobierno.
A pesar de que en anteriores campañas electorales se dictaminó que no es posible pegar la cartelería de forma indiscriminada, los morados reinciden. En lugar de los espacios que por ley tienen que habilitar los ayuntamientos para este fin, en otras campañas ya usaron marquesinas de autobús, cabinas de teléfono, bancos, muros y hasta cementerios. Siempre con pegamento de cola de alta calidad que hace que los carteles se conviertan en suciedad con el paso de los meses.
Se trata de una práctica considerada «infracción grave» por el Consistorio madrileño. Está al mismo nivel que cambiar el aceite del coche en la vía pública o no limpiar una calle tras una jornada de ‘carga y descarga’. «Realizar actos de propaganda mediante el reparto o lanzamiento de carteles» y «colocar carteles en lugares no permitidos» son incumplimientos «graves».
Por otra parte, el artículo 55 de la LOREG (Ley Orgánica del Régimen Electoral General) establece claramente que «los Ayuntamientos tendrán la obligación de reservar lugares especiales gratuitos para la colocación de carteles y, en su caso, banderolas. La propaganda a través de las pancartas y banderolas sólo podrá colocarse en los lugares reservados como gratuitos por los Ayuntamientos». Saltándose la normativa, los morados han instalado sus panfletos en el centro de la capital. Lo hacen con pegamento de buena calidad que hace difícil la limpieza.
En 2016, cuando ya se dio esta situación, se creó un movimiento en las redes sociales bajo el lema ‘Madrid Más Sucio’. «¿Cómo vas a confiar en un partido que no respeta ni leyes, ni propiedad privada, ni espacios públicos? Su incoherencia e incumplimiento de las normas que respetamos el resto deja claro el respeto a los demás», comentaba un vecino de Usera.
«Aquí da igual, espacios públicos, privados, autorizados o no, el caso es destrozar y ensuciar esta ciudad. Además, menudo ejemplo para nuestros jóvenes al utilizar un instituto para pegar carteles políticos. Parece que quieren seguir colaborando en convertir Madrid en un estercolero. ¿En la Moncloa también han pegado carteles? y, ¿en su propia casa también?», se preguntó con ironía otra madrileña.
En las elecciones del 20 de diciembre de 2015, el PP denunció «una plaga de carteles electorales de Podemos en lugares prohibidos». Reunieron entonces más de 150 fotos realizadas ya a mediados de enero de ese año. Reflejaban «el ejemplo del deterioro estético» de la capital española, según los populares que subrayaron que ningún distrito se había librado de este atentado urbano.
La portavoz entonces del PP en la capital, Esperanza Aguirre, instó al Ejecutivo municipal, en manos de Manuela Carmena, a dejar de «prevaricar» y poner los medios para impulsar la retirada de los carteles electorales. Una acción que no exime de cobrar a los responsables del acto de vandalismo en los puntos donde la limpieza suponga un coste a las arcas madrileñas, apuntó.
La norma establece que sólo están permitidos los carteles electorales en lugares específicos habilitados para tal efecto. Igualmente, como señalaban desde las filas populares, los responsables de la publicidad ilegal son, «salvo prueba en contrario», aquéllos «en cuyo favor se haga [la promoción]».