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Mónica García mintió: reconoce ahora que su disparo fue un gesto voluntario y no de la artrosis

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Paula Baena

La líder de Más Madrid, Mónica García, acaba de publicar su primer libro, Política sin anestesia(Plaza & Janes Editores, 2022), donde evoca el episodio ocurrido en un Pleno de la Asamblea de Madrid en octubre de 2020, cuando comenzó a ganar notoriedad mediática.

García, por entonces portavoz de Sanidad de Más Madrid pero no su líder en la Cámara Regional, realizó un gesto con la mano con el que simulaba que pegaba un tiro al consejero de Economía de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty.

Un gesto que fue fuertemente criticado por la oposición, pero que ella justificó con que sufría «artrosis en el pulgar». «Estaba señalando a un partido condenado por el Tribunal Supremo. Lo menos importante es que estuviera imitando el gesto que me hacía el portavoz del PP (y mi artrosis del pulgar 😂). Lo más importante es que se me da mejor el de ‘dejen de robar’», escribió en sus redes sociales.

Sin embargo, ahora en su libro no menciona que padezca ninguna artrosis cuando hace referencia a lo sucedido y reconoce que el gesto fue algo deliberado que hizo con «sorna». Es en la página 123 del libro donde primero alude a esa cuestión, lamentando el mote que se le puso a partir de entonces de «pistolera».

«En este caso, la identificación con una ‘pistolera’ fue una construcción orquestada por el PP a partir de un gesto de sorna que hice en la Asamblea, que obviamente no tenía nada que ver con disparar», escribe García.

«A raíz de descontextualizarlo», continúa, «intentaron atribuirme la imagen de alguien capaz de disparar, e incluso alguno pretendió relacionarme con ETA de manera torticera, banalizando una de las etapas más dramáticas de nuestro país».

Lasquetty, prosigue la líder de la filial autonómica del partido de Íñigo Errejón, «afirmó incluso que oyó decir que ‘quería verle muerto’». «Le faltó rasgarse la camisa para enseñar el orificio de entrada de la bala que salió de mi dedo índice», ironiza.

«Todo era mentira», zanja, sin hacer ninguna mención a esa artrosis con la que justificó primigeniamente el gesto. «Algunos medios afines también hicieron su magia y llegaron a titular ‘Diputada de Más Madrid dispara en la Asamblea…’ ¿Pero qué locura es esta? Fue mi bautizo en el ignominioso arte de la manipulación política, y entonces fui consciente de que empezaba a ser alguien que les molestaba y que irían a por mí», asegura.

Es en ese momento cuando, afirma, dejó de mover sus «inquietas manos» en el pleno de la Asamblea de Madrid y a «modular sus gestos faciales». Además, revela que esa «anécdota personal» casi termina con su padre en urgencias «por la gracia de un odiador ebrio».

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