Los deportistas odian la Villa Olímpica creada por la Agenda 2030 y se van de París: «Es insoportable»
Los JJOO más woke de la historia siguen al pie de la letra lo dictado por la Agenda 2030
Los deportistas están hartos de lo que esta doctrina está provocando estos días en la Villa Olímpica
En camas de cartón y sin aire acondicionado: así viven los deportistas en la Villa Olímpica
Los Juegos Olímpicos más woke de la historia no podían dar de lado a una de las principales causas del movimiento: la Agenda 2030. Los deportistas están hartos de lo que esta doctrina está provocando estos días en la Villa Olímpica hasta tal punto de que muchos no contemplan quedarse más noches de las estrictamente necesarias en la casa de los atletas por las incomodidades que están viviendo.
«Con todo el respeto, la Villa es una desastre. Se come mal, hace muchísimo calor, no tenemos aire acondicionado y lo que voy a hacer es irme cuanto antes», dijo el campeón olímpico en los 100 metros espalda de natación, Thomas Ceccon. El italiano ha sido el último en quejarse de las condiciones de una Villa Olímpica que se ha pasado de sostenible en esta edición olímpica.
Los atletas están muy cabreados porque no comprenden por qué deben beber refrescos depositados en vasos de plástico como si fuese una fiesta universitaria o por qué apenas hay agua embotellada y tienen que beberla del grifo en consonancia con los valores de la Agenda 2030. «El café sabe como el agua del río Sena», es una broma muy recurrente entre la expedición italiana que se ha extendido por todas partes.
Lo cierto es que muchos atletas se han quejado de que su rendimiento no ha sido el óptimo al dormir colchones sin apenas espuma y en somieres de cartón. «Es lo que peor llevo sin duda, sobre todo porque los que pesan más de x kilos notamos que no estamos durmiendo en una superficie segura y tampoco es que sea cómodo. Esto es insoportable», resume uno de los españoles allí alojados que se queja también de que no hay ni una cama de matrimonio disponible y casi todas son de 90.
La vigente campeona del US Open, la tenista estadounidense Coco Gauff, se quejó amargamente por el baño de la Villa Olímpica. «Es increíble que en este tiempo tengamos que compartir dos baños entre 10 atletas. ¿Quién tuvo la genial idea? ¿No saben que nuestro tiempo es valioso?», añadió la deportista de 20 años.
Djokovic, el más listo de la clase
La realidad es que los atletas no quieren estar allí y muchos como Novak Djokovic directamente se limpiaron las manos de alojarse donde el resto de deportistas por una mera cuestión de pragmatismo. «Quiero más intimidad y poder estar concentrado en el torneo. La Villa es una de las mejores experiencias durante unos Juegos, pero se resiente tu energía. Iré a visitarla, pero creo que no estar allí sea lo mejor para mí», aseguró el serbio.
La atleta estadounidense Carli Hawkins dio la razón al ganador de 24 Grand Slam. «La ventana muy bonita, vecinos de todo el mundo, pero no hay cortinas. Ni un poco de privacidad porque pensaron que poner cortinas no era necesario, así es que improvisamos», dijo mientras montaba una tela en su ventana para que los mirones no la viesen cambiándose.
Quizá la que resumen mejor el sentir de los deportistas es la subcampeona de los 200 metros libres en natación, Ariarne Titmus. «Es ridículo todo lo que nos están haciendo pasar. Vivir en la Villa Olímpica dificulta el rendimiento y hemos venido para eso, no para estar pensando en reciclarlo todo», zanjó.
Muchos entrenadores que anteriormente fueron olímpicos coinciden en la degeneración de la Villa Olímpica en lo que actualmente se ha convertido. «Parece que ahora lo importante no son los deportistas como eran antes sino dar una imagen de que aquí se es sostenible. Son unos Juegos Olímpicos, no otro tipo de certamen», concluyen un entrenador español que fue olímpico hace décadas cuando lo woke y la Agenda 2030 no eran la pesadilla que hoy impera en el movimiento olímpico.
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