El traficante de armas Kashogui: otra de las amistades peligrosas del Rey
El emérito Rey siempre se ha rodeado de personas con dinero, a quienes regalar un yate o invitar de cacería al otro lado del mundo no suponía un esfuerzo. Entre esas amistades de Juan Carlos I se encuentra Adnan Kashogui, un multimillonario saudí que se hizo a sí mismo como mediador en las operaciones de venta de armas entre Oriente Medio y Occidente en los años setenta y ochenta.
El New York Times le define como un hombre menudo, con un bigote negro cuidado, muy bien recortado, que solía sujetar un vaso de whisky, y que devolvía la sonrisa a quien le saludaba afablemente. En las sus famosas fiestas marbellíes no era protagonista, prefería sentarse en un rincón a observar cómo disfrutaban sus invitados.
Pero todo eso fue años más tarde de nacer en La Meca, en el año 1935. El padre de Kashogui era médico de la familia real de Arabia Saudí, quien le permitió estudiar Economía en la Universidad de Stanford, California, para terminar entrando en los ranking de las mayores fortunas del mundo, dadas sus grandes virtudes en el arte del negocio. Según medios saudíes, a los 21 años ganó una comisión de más de 150.000 de euros simplemente por asesorar en la venta de camiones a Egipto de por unos tres millones de euros.
Sin embargo, muchos de esos negocios eran más bien oscuros. De hecho, llegó a ser acusado de blanqueo de capitales o tráfico de armas, y estuvo incluso en prisión por establecer negocios ilegales con el dictador filipino Ferdinand Marco. Precisamente fue a partir del momento en el que empezaron a salir a la luz sus trapos sucios cuando sus operaciones mercantiles se vinieron abajo, y con ellos su estilo de vida.
En sus horas más bajas, la venta de su yate ‘Nabila’ protagonizó muchas portadas en la época, dado que se hablaba de él como una de las embarcaciones más espectaculares de las que surcaban entonces las aguas del Mediterráneo.
Kashogui falleció a los 81 años de edad, en junio de 2017, en el hospital de St. Thomas de Londres. Murió después de una larga enfermedad que le hizo estar ingresado durante varios meses.
El jeque, musulmán practicante, dejó dos hijos con Shahpari Zanganeh, otro con Laura Biancolini, y dos con su primera esposa, Sandra Daly… y muchas, muchas fiestas en Marbella, en cuyo puerto, Puerto Banús, atracaba su yate cada verano para montar muchas de sus famosas juergas desenfrenadas.