Los testaferros de Juan Carlos I nunca devolvieron a Corinna los 265.000 € que costó el jet a Botswana
El safari a Botswana le salió caro a Corinna Sayn-Wittgenstein, la ex compañera sentimental de Juan Carlos I. Los testaferros del entonces monarca nunca le devolvieron los 265.000 euros que pagó por el jet privado. La princesa alemana fue la que reservó y gestionó los servicios de la compañía austriaca Vista Jet en un viaje en el que ella y su hijo Alexander, de diez años, estaban invitados.
El empresario sirio-saudí Mohamed Eyad Kayali, amigo de Juan Carlos I, organizó el safari y pagó la pieza de elefante abatida por el ex monarca en el Delta del río Okavango, pero quien fletó y pagó el jet para no levantar suspicacias fue Corinna. La información puede verificarse en los documentos que obran en las diligencias de Ginebra, instruidas por el fiscal Yves Bertossa.
Corinna transfirió, el 28 de febrero de 2012, los 265.000 euros a la cuenta en el Bank Austria de Vista Jet, la compañía aérea con sede en Salzburgo (Austria), desde otra suya en el Credit Suisse de Zurich, a nombre de su sociedad Apollonia Holding.
La ex compañera sentimental de Juan Carlos I remitió después, el 7 de marzo de 2012, un mes antes del vuelo a Botswana, una nota al despacho de Rhone Gestion con el importe de la operación, pero el testaferros suizo Arturo Fasana jamás le reingresó el dinero. En los movimientos bancarios de la Fundación Zagatka -la tapadera financiera de Juan Carlos I- no aparece en esas fechas ninguna salida por valor de 265.000 euros.
En aquel año, la estructura financiera que aseguraba la opacidad de los negocios del Rey utilizaba una cuenta bancaria con varias subcuentas en el Credit Suisse de Ginebra, en las que figuraba como titular su primo Álvaro de Orleans.
El servicio VIP de Vista Jet cubría el siguiente plan de vuelo: la salida se efectuaría desde la pista militar de Torrejón el 7 de abril y la vuelta desde el aeródromo de Maun, el más próximo al Delta del río Okavango, con destino al aeropuerto madrileño tras una escala en Ginebra. Finalmente, por culpa del accidente de Juan Carlos I, la ruta se vio trastocada: el avión hizo escala en Madrid y su destino final fue Ginebra.
OKDIARIO ha tenido acceso a las pruebas que demuestran que el vuelo a Ginebra se realizó el 14 de abril, cuando Juan Carlos I ya se encontraba en un hospital madrileño. El jet despegó de Torrejón a las 12 horas y aterrizó una hora después en la ciudad suiza. La versión que filtró el CNI sobre que Corinna exigió volar primero a Suiza con un Rey convaleciente no se ajusta a la verdad.
Aunque era poco creíble que Corinna fuera tan cruel de someter a Juan Carlos I a un vuelo más largo por su propio interés, mientras el monarca se moría de dolor en la cabina del jet, algunos periodistas difundieron la versión interesada de los servicios secretos.
Los papeles de la verdad
Los documentos judiciales verifican, así mismo, que Vicente García-Mochales, el jefe de la seguridad de Juan Carlos I, en ningún momento gestionó la repatriación del entonces jefe de Estado. Todos los contactos de Vista Jet para modificar los horarios de los vuelos se efectuaron directamente con Corinna y nunca con un representante de la Casa del Rey ni del Gobierno.
En el safari africano, solicitado por Juan Carlos I para agasajar al entonces adolescente Alexander, el hijo de Corinna y del príncipe alemán Casimir Sayn-Wittgenstein, también se utilizaron dos helicópteros para el traslado desde el aeropuerto al campamento base, pero ese servicio fue ofrecido por el anfitrión de la cacería, el empresario Kayali.
El medio de transporte que contrató Corinna era un Global Exprés OE-LXR de la marca Bombardier. Se trataba de un avión que admite hasta 19 pasajeros, según la adaptación de sus fuselajes. El jet medía 29,5 metros de largo y tenía una altura de cabina de 7,7 metros, lo que permitía una mayor comodidad para personas de una estatura de casi dos metros como Juan Carlos I.
Además, ese tipo de avión permitía habilitar la parte trasera de la cabina en una segunda estancia con una cama para descansar si el trayecto es largo. El Global Exprés posibilitaba una autonomía de más de 10.000 kilómetros. Su reactor alcanzaba una velocidad de 950 kilómetros por hora y requiere una tripulación de dos o tres personas.
El comandante que pilotó el jet a Botswana se llamaba Stefan Schneider y su primer oficial, Eric van Waisem. Los pasajeros del vuelo también recuerdan a una auxiliar de cabina simpatiquísima llamada Natatja Benz.
Para la aventura africana Corinna escogió a la compañía austriaca Vista Jet, una firma que poseía una flota de más de 70 jets privados de varios tamaños y gamas. Su responsable era Vincent Kavanagh, que luego figuraría en los contratos firmados por Álvaro de Orleans con la compañía Air Partner para ocultar los viajes privados de Juan Carlos I tras su abdicación.
Los vuelos eran sufragados por la fundación offshore Zagatka y en algunos contratos figuraban como fletador el jefe de seguridad de Juan Carlos I, Vicente García- Mochales, y como domicilio el Palacio de la Zarzuela.