La estrategia del Rey emérito: dilatar al máximo el proceso para asfixiar la economía de Corinna

Juan Carlos I Corinna
Juan Carlos I Corinna
Manuel Cerdán

Los abogados de Juan Carlos I siguen a pie juntillas las instrucciones de su cliente: dilatar al máximo el proceso por acoso en los tribunales londinenses para así asfixiar económicamente a su ex compañera sentimental, Corinna Sayn-Wittgenstein. Ejercitar acciones legales en Reino Unido significa una inversión astronómica por las elevadas provisiones de gastos y las millonarias minutas de los bufetes de abogados.

Desde que la princesa alemana presentara su denuncia ante el Alto Tribunal de Justicia británico, la estrategia de los tres despachos utilizados por el Rey emérito para su defensa -Clifford Chance, Carter-Ruck y Velitor Law- ha sido la de dilatar el proceso judicial a fin de que Corinna se vea obligada a depositar más dinero. Esa táctica, conocida en España como a la catalana, podría haber provocado en las cuentas de la empresaria alemana una merma de varios millones de euros.

Según fuentes británicas, el alargamiento de los procesos, al margen de los intereses particulares en la causa, suele ser el procedimiento habitual para provocar el abatimiento del contrincante por estrangulamiento económico: «Se busca que el pleito le cueste más dinero para provocar un cansancio económico a la parte demandante». Y es lo que le está pasando a Corinna, que lleva invertida una cantidad ingente de dinero desde que inició su aventura legal contra Juan Carlos I y su defensa en el proceso de Ginebra, del que fue exonerada.

Con respecto a Corinna Sayn-Wittgenstein, su ex compañera sentimental, Juan Carlos I cuenta con una ventaja: la opacidad. Nadie conoce de dónde procede el dinero para afrontar las minutas de los despachos con los abogados más caros del mundo. No sólo en Londres, sino también en Ginebra y Madrid. Sólo durante la primera fase del pleito, en la que contrató a uno de los despachos más prestigiosos -Clifford Chance- el ex monarca se vio obligado a cubrir una provisión de fondos de más de un millón de euros.

El ex monarca español no escatimó medios a la hora de elegir su defensa, ya que Clifford Chance, con 3.400 empleados y 31 oficinas repartidas en 23 países -incluida España- sólo en 2020 tuvo unos ingresos de más de 2.000 millones de euros.

Sólo la defensa de Clifford Chance ante el Tribunal Superior de Londres durante los días 5 y 6 de diciembre de 2021 le pudo costar al Rey emérito unos 200.000 euros, el equivalente a su nómina anual mientras fue jefe de Estado. Las cuentas son muy claras: unos 6.000 euros por más de 16 horas de trabajo y por dos abogados, sin calcular los emolumentos de los asistentes.

¿Quién paga las minutas millonarias?

En Londres se preguntan: ¿quién paga ese dispendio? Se desconoce cualquier dato sobre sus financiadores porque el Rey emérito, en contra de la política de transparencia de La Zarzuela que justifica hasta el último céntimo, no está obligado a fiscalizar sus gastos. Por ello, en su momento, cuando estalló el escándalo de las finanzas ocultas de Juan Carlos I, la Casa Real le retiró en el verano de 2019 su asignación anual de 200.000 euros, una cantidad que el Rey emérito se gastaba en tan solo un mes en vuelos internacionales privados.

Así mismo, tampoco se conoce si el ex Rey dispone de una cuenta bancaria personal en Abu Dabi o Ginebra o cualquier otro paraíso fiscal, porque hasta la fecha todos sus gastos pasaban por cuentas a nombre de fundaciones como Zagatka o Lucum o con cargo a intermediarios que cubrían sus gastos. En esa larga lista, destacan: su primo Álvaro de Orleans, que le pagaba los vuelos en jets privados; el empresario mexicano, pero con nacionalidad británica, Allen Sanginés Krause y el coronel Nicolás Murga, los de las tarjetas black; su fiel amigo Josep Cusí; el doctor catalán Manuel Sánchez o el ex marido de Corinna, Philip Atkins. La propia princesa alemana también abonó los gastos de los vuelos del safari de Botsuana, que nunca le fueron reembolsados.

Además de la minuta del despacho Clifford Chance también tuvo que afrontar los gastos de otro despacho británico de renombre: el de Carter-Ruck. Sólo la colaboración de su jefe del departamento internacional, Guy Martin, conocido como el letrado de los jeques árabes, habrá supuesto al ex monarca otro desembolso millonario. Carter-Ruck fue reconocido en 2022 por la revista Times como uno de los mejores del mundo.

Sus últimos defensores, el bufete internacional Velitor Law, le fue recomendado por su amigo, el traficante de armas El Assir, que también reside en Abu Dabi y sobre quien pesa una orden de busca y captura de la Justicia española. Se desconoce si el empresario libanés se ha hecho cargo de la minuta.

Así mismo, se desconocen la identidad o identidades de las personas que han podido pagar, en nombre de Juan Carlos, la provisión de fondos de los emolumentos de los otros bufetes londinenses, o se han comprometido a liquidar las facturas cuando concluya el proceso judicial. La política de todos estos bufetes de prestigio internacional elude cualquier comentario sobre sus clientes y, mucho menos, sobre las relaciones contractuales con ellos. Pero en función de otras cifras desembolsadas en otros procesos muy mediáticos un profesional de primer nivel de Clifford Chance o Carter-Ruck puede recibir un salario anual de casi dos millones de euros y su tarifa por hora de trabajo puede ascender a unos 6.000 euros.

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