LA 2ª GRABACIÓN DE VILLAREJO A CORINNA

Corinna: “Las filtraciones del viaje a Botswana las hicieron ellos, lo sacaron para sujetar a Juan Carlos”

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Corinna Sayn Wittgenstein durante su segundo encuentro con Villarejo en su domicilio de Londres, el 7 de octubre de 2016, también se refiere al accidente de Juan Carlos I en Botswana, que desencadenó su caída en picado y su posterior abdicación.

En torno a la cacería africana, en la que estuvieron Corinna y su hijo, la princesa alemana aprovecha la ocasión para poner las cosas en su sitio:

“Una persona como yo no puede hacer nada cuando te encuentras en contra a una gente. Nunca se han dado cuenta de que este tipo de información del viaje a Botswana no he sido yo. Generalmente son las mujeres que conocen la información para coger el poder. Al contrario: esto lo han sacado ellos para ponerle sujeción …”.

Cuando la ex compañera sentimental de Juan Carlos I menciona a “ellos” se está refiriendo a todo el entorno del entonces monarca en la Casa del Rey y del responsable de los servicios de inteligencia. Está hablando de su equipo de confianza: el diplomático Rafael Spottorno, jefe de la Casa del Rey (2011-2014), al periodista Javier Ayuso, responsable de Comunicación (2012-2014) y al director del CNI Félix San Roldán (2009-2019).

“Han hecho todo lo posible y todos los días (para la ruptura) y lo han conseguido. Juan Carlos me ha dado pena porque mis hijos lo adoran. Para mí ha sido una persona importantísima en mi vida y me da mucha tristeza no tener contacto con él. Llegar a una situación que ha sido muy manipulada. Si él mañana necesitara cualquier cosa estaría a su lado”.

Juan Carlos I trababa a Alexander, el hijo de Corinna, como si fuera un hijo. Y el adolescente le correspondía como si se tratara de su padre. Tras la ruptura de la pareja, el Rey Emérito siguió manteniendo una relación muy estrecha cono Alexander. La última vez que se vieron fue en 2019.

Regalo millonario a Corinna

El Rey Emérito llegó a regalar, en 2012, 65 millones de euros a Corinna y su hijo, según reconoció la propia princesa alemana. La generosidad del todavía Rey de España le llevó a donar otros dos millones a la que también había sido su compañera sentimental, Marta Gayá, según la documentación que desveló OKDIARIO.

Algunos medios periodísticos llegaron, así mismo, a publicar que Corinna y Alexander permanecieron junto a Juan Carlos cuando le extirparon un nódulo en el pulmón en el Hospital Clínic de Barcelona. Entonces la relación era como el de una familia unida. Tanto que el ex monarca pretendía perpetuar aquella relación.

El accidente de cacería en Botswana fue el inicio del final. A raíz del incidente, que provocó un gran escándalo en la opinión pública, Juan Carlos I comenzó a ser cuestionado por su familia y algunos de sus más estrechos colaboradores. Tal fue la presión que se vio obligado a comparecer ante los medios de comunicación y pronunciar aquella frase que se convertía en un epitafio: “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a suceder”.

El Rey Emérito pidiendo perdón por su viaje a Botswana.
El Rey Emérito pidiendo perdón por su viaje a Botswana.

El traspiés del monarca se unía a las repercusiones nocivas contra la Corona de Iñaki Urdangarin, que había sido imputado por el caso Nóos. En el discurso de Navidad de 2011, el entonces Rey había reconocido el daño infringido por las corruptelas de su yerno y su hija Cristina. Juan Carlos dijo aquello de que: “La justicia es igual para todos” y “las conductas censurables deben ser sancionadas”.

Añadía en el discurso que penetraba en todos los hogares de España a través de las cámaras de la televisión pública: “Me preocupa enormemente la desconfianza que parece extenderse en algunos sectores de la opinión pública respecto a la credibilidad y prestigio de algunas de nuestras instituciones. Necesitamos rigor, seriedad y ejemplaridad en todos los sentidos. Todos, sobre todo las personas con responsabilidades públicas, tenemos el deber de observar un comportamiento adecuado, un comportamiento ejemplar».

Y concluía: “Cuando se producen conductas irregulares que no se ajustan a la legalidad o la ética es natural que la sociedad reaccione”. Las frases del entonces jefe del Estado eran premonitorias.

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