La candidata de Cs en la moción de Murcia se negó a abandonar su escaño en 2019: «Vale 270.000 €»
Ana Martínez Vidal, la candidata de Ciudadanos (Cs) a la presidencia de la Región de Murcia en la fallida moción de censura contra el popular Fernando López Miras, acusa a los tres compañeros de partido que han frustrado la operación (Isabel Franco, Valle Miguélez y Francisco Álvarez) de traidores y de perseguir sólo intereses económicos. Pero ninguno tiene tanto apego al cargo como ella.
Durante los dos últimos años, Ana Martínez Vidal ha sido la consejera del Ejecutivo regional mejor remunerada. Pocos meses después del inicio de la legislatura, en septiembre de 2019, Fernando López Miras pidió a todos los consejeros del PP de su gobierno que renunciaran al escaño en la Asamblea regional, para centrar todos los esfuerzos en la gestión de sus respectivos departamentos. También como un gesto de austeridad: no necesitaban complementar su sueldo de consejeros con las dietas de la Asamblea.
Cuando un miembro de la dirección regional de Cs instó a los consejeros de su partido a imitar este gesto, Ana Martínez Vidal se negó alegando textualmente que «mi acta de diputada vale 270.000 euros». Aludía a los ingresos que percibe, en el conjunto de los cuatro años de la legislatura, al sumar a su sueldo de consejera las dietas por asistencia a Plenos y comisiones de la Asamblea regional.
Martínez Vidal se mostró inflexible en esta cuestión, ya que, recordó, cuando entró en política en 2011 se encontraba en paro, preparando unas oposiciones como ingeniera de caminos. Y tras perder su cargo de edil del PP en 2015 se había quedado sin ingresos y se había visto obligada a vender el coche. Ninguno de los dirigentes y cargos públicos de Ciudadanos en Murcia con los que ha hablado OKDIARIO se muestra sorprendido por el fracaso de la moción de censura pactada con el PSOE.
«Ha dinamitado el partido desde dentro»
Y todos ellos se refieren a Ana Martínez Vidal, la candidata elegida por la dirección nacional de Cs para presidir el Gobierno de Murcia si prosperaba la moción de censura, con expresiones que la retratan como una mujer «conflictiva que ha dinamitado el partido desde dentro, inestable, soberbia y prepotente, con una ambición desmedida y muy aficionada a las intrigas».
«Ana llegó hace cuatro años a Ciudadanos como una paracaidista y se ha hecho con el control del partido porque ha sabido moverse bien en Madrid [ante la dirección nacional]. Pero ha dejado demasiados cadáveres por el camino», relata uno de estos dirigentes, que se muestra desolado por el impacto que va a tener en la imagen de Cs a nivel nacional la «chapuza» de la moción de censura.
Martínez Vidal había entrado en política en 2011 de la mano del PP, como concejal de Infraestructuras del Ayuntamiento de Murcia en el equipo de gobierno del alcalde Miguel Ángel Cámara. Sin embargo, en 2015 el nuevo candidato del PP a la Alcaldía, José Ballesta, decidió prescindir de ella en su lista, consciente de que había protagonizado un sinfín de enfrentamientos con el resto de miembros del equipo de gobierno.
Tan sólo un año después aterrizó en Ciudadanos y en 2019 ocupó el tercer puesto en la candidatura del partido naranja a la Asamblea de Murcia que encabezaba Isabel Franco. Tras las elecciones autonómicas, el diputado nacional de Cs Miguel Ángel Garaulet fue el encargado de tantear tanto al PP como al PSOE para pactar el nuevo gobierno.
«Exigía ser portavoz y vicepresidenta»
Garaulet era partidario de pactar con el PSOE, para sacar de la ecuación a Vox, pero la dirección nacional se inclinó por un pacto con el PP, en sintonía con lo que se estaba negociando en Madrid, Andalucía y Castilla y León. Fue una negociación difícil, ya que Ana Martínez Vidal exigía ocupar tanto la Vicepresidencia como la portavocía del Gobierno regional, marginando así a la cabeza de lista de su partido, Isabel Franco.
Al final se optó por una decisión salomónica: Isabel Franco fue designada vicepresidenta, mientras que Martínez Vidal –respaldada desde Madrid por José Manuel Villegas y Fran Hervías– se convirtió en portavoz del Ejecutivo regional y consejera de Empresa e Innovación.
Martínez Vidal no olvidó este desaire y durante los dos últimos años ha sometido a Isabel Franco –a la que logró echar de la ejecutiva regional del partido, a pesar de que había sido la candidata a la presidencia en las elecciones– a constantes humillaciones que algunos compañeros no dudan en definir como mobbing.
«Ana había llegado con un tremendo rencor contra el PP. Quería demostrarles que se habían equivocado al prescindir de ella en 2015. Pero además estaba obsesionada con convertirse en vicepresidenta, en varias ocasiones pidió a Fernando López Miras que destituyera a Isabel Franco para convertirse ella en vicepresidenta», relata uno de ellos, «¿cómo esperaba ahora que Isabel apoye la moción de censura, sabiendo que iba a suponer su salida del gobierno regional?».
«Engañó a la dirección del partido»
La negociación de 2019 para formar el pacto de gobierno entre PP y Cs estuvo a punto de romperse porque Ana Martínez Vidal vetó la presencia en el Gobierno regional de la popular Adela Martínez-Cachá, que en el anterior mandato había sido consejera de Educación, y con la que había mantenido otro de sus interminables enfrentamientos cuando ambas habían coincidido como concejales del PP en el Ayuntamiento de Murcia. Al final, el presidente Fernando López Miras se vio obligado a ceder porque Martínez Vidal amenazó con romper las negociaciones.
En los dos años que ha dirigido la Consejería de Empresa e Innovación, ha quedado patente la facilidad con la que quema a todo el personal que la rodea. Desde agosto de 2019 ha cambiado tres veces de jefe de gabinete, ha despedido a dos jefes de prensa y a dos asesores. Sin olvidar sus constantes enfrentamientos con otros compañeros del gobierno regional.
Ana Martínez Vidal fue la encargada de fichar a la magistrada de la Audiencia Provincial de Valencia Beatriz Ballesteros como consejera de Transparencia, Administración Pública y Participación Ciudadana, donde desarrolló una labor que ha sido unánimemente reconocida.
Sin embargo, tras verse marginada durante meses por Martínez Vidal, que ni siquiera le dirigía la palabra, Ballesteros decidió dimitir del cargo el pasado mes de febrero. En su último Consejo de Gobierno, expresó la decepción personal que sentía por el trato que le había dispensado Ana Martínez, sin que ésta se dignara levantar la vista del teléfono móvil ni responder a sus palabras.
Altos cargos de Cs en Murcia se muestran convencidos de que Ana Martínez Vidal engañó al vicesecretario general, Carlos Cuadrado, al plantear la moción de censura, pues era impensable que algunos diputados de la formación naranja como Isabel Franco la apoyaran: «Presentar la moción de censura en plena pandemia era un disparate, una auténtica vergüenza», explica uno de ellos, «pero además lo han gestionado fatal y nos lo van a hacer pagar en las urnas. Es muy triste porque Ciudadanos sigue siendo un proyecto muy necesario, pero esto se ha convertido en un Juego de Tronos».