El nº 2 de Cs garantizó a Arrimadas que Ayuso no adelantaría elecciones en Madrid

El nº 2 de Cs garantizó a Arrimadas que Ayuso no adelantaría elecciones en Madrid
Carlos Cuadrado e Inés Arrimadas.
Carlos Cuesta

El número 2 de Ciudadanos, Carlos Cuadrado, ha tenido un peso decisivo en el diseño e impulso de la moción de censura de Murcia. Y, sin quererlo, en la voladura del Gobierno de Madrid. Y lo ha tenido por su papel clave en la revuelta contra el Gobierno de Fernando López Miras, y por haber sido el autor de una extraña versión que fue acogida con aún más extraña credulidad por parte de Inés Arrimadas: la explicación de que una moción en Murcia no iba a dinamitar el acuerdo de PP y Ciudadanos en Madrid. Y esa versión fue la clave para que la líder de la formación naranja diera el OK definitivo a la ruptura del acuerdo de Gobierno en Murcia. A partir de ahí, la suerte estaba echada.

La moción de censura en Murcia se fraguó hace semanas y se diseñó a mitad de camino entre Madrid y la propia región afectada. Por parte de Ciudadanos, Inés Arrimadas estuvo al corriente desde el inicio, pero el impulsor del movimiento responde a otro nombre: Carlos Cuadrado.
La otra cara de la negociación ha correspondido al PSOE. Y tuvo como referencia el propio gabinete de Pedro Sánchez.
El telón de fondo eran las elecciones catalanas y el brutal golpe recibido por Ciudadanos en esos comicios.

El PSOE hizo creer a Arrimadas desde el comienzo de las negociaciones que necesitaba hacerse con un feudo para cortar la sangría y la pérdida de representatividad cosechada en Cataluña y que se extiende desde hace meses por toda España.

Murcia, para Ciudadanos

El argumento estrella de los socialistas se basó en explicar a Inés Arrimadas que podría conseguir Murcia, vestirse de centro izquierda y no sufrir ningún golpe a cambio.

La tesis del PSOE se apoyó en explicar que si Ciudadanos quería convencer a los votantes de centro izquierda de su idoneidad, debía provocar que alguno de los feudos donde los naranjas son decisivos cayese hacia el lado de Gobierno socialista. La argumentación añadió que tumbar el Gobierno de Madrid podía ser excesivo por el fuerte peso nacional y mediático de esta región, pero que, sin embargo, comenzar por Murcia, podía ser una operación controlada.  Todo ello, por supuesto, sin descartar una posterior extensión de la operación hacia Madrid, Andalucía o Castilla y León.

Hasta ahí llegó la explicación socialista. Pero Arrimadas necesitaba el aval de su nuevo hombre de confianza de Ciudadanos: Carlos Cuadrado. Y él se lo dio. Y lo hizo, además, con el argumento clave, el de convencer a Arrimadas de una extraña tesis: la de que la voladura del Gobierno y de los pactos nacionales con el PP en Murcia no provocaría la ruptura en ninguna otra plaza. En especial, en Madrid.

La decisión de Ciudadanos de aliarse con el PSOE para presentar una moción de censura en Murcia ha acabado desatando, como no podía ser de otra manera, la tormenta política del siglo. Arrimadas conocía a la perfección el movimiento que su partido iba a realizar para desbancar a López Miras.

Ahora la decisión impacta incluso en algunos de los miembros de la actual ejecutiva naranja. Toni Cantó se ha desmarcado de la decisión de Arrimadas: «Ya se pueden imaginar lo que pienso». Juan Marín, en Andalucía, ha dado la cara para desmarcarse del caso de Murcia y ha asegurado la estabilidad del Gobierno de Juanma Moreno. Begoña Villacís también ha mostrado su lealtad al acuerdo de Gobierno con José Luis Martínez-Almeida, actual alcalde de Madrid. El ex diputado naranja Juan Carlos Girauta se ha pronunciado de manera contundente contra la sucesora de Albert Rivera. Y el economista y ex vicepresidente global de Coca Cola Marcos de Quinto, uno de los fichajes galácticos de Albert Rivera para las generales del mejor resultado de Ciudadanos, ha advertido del riesgo de «desaparición» si los naranjas continúan por la misma senda.

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