Así halló la Guardia Civil el helicóptero de extinción de incendios robado por los narcos en Cuenca

Así halló la Guardia Civil el helicóptero de extinción de incendios robado por los narcos en Cuenca
La Guardia Civil halló el helicóptero oculto entre balas de paja y cubierto con una lona de plástico, en una finca agrícola de Córdoba.

OKDIARIO muestra la imagen del helicóptero de extinción de incendios, presuntamente robado por una banda de narcotraficantes, que desapareció en la madrugada del viernes de su base de Buenache de la Sierra (Cuenca) y fue hallado por la Guardia Civil horas después a más de 400 kilómetros de distancia, oculto en una finca agrícola de Córdoba.

Los ladrones habían ocultado la aeronave, un Bell 412 de la compañía británica Babcock, entre balas de paja y bajo una gran lona de plástico. Al rastrear la zona desde el cielo, la Guardia Civil descubrió el helicóptero gracias a que la lona se había rajado, dejando al descubierto las palas del rotor.

La principal hipótesis sobre la que trabaja el Instituto armado es que el helicóptero fue sustraído por una banda de narcotraficantes, para utilizarlo para introducir en España alijos de hachís o cocaína desde el norte de África. Ya en el pasado, se han detectado casos puntuales de transporte de droga sobre el Mediterráneo con helicópteros de modelos más antiguos como el monomotor Lama, utilizado por la Fuerza Aérea de países como Angola o Marruecos.

Los narcotraficantes intentarían sortear así la vigilancia de la Guardia Civil sobre la zona del Estrecho, donde se produce el principal trasiego de planeadoras con droga. Desde hace varios años, el principal instrumento de las Fuerzas de Seguridad para combatir esta actividad ilegal es la red de radares del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) ubicados en todo el litoral español y utilizados también para detectar la llegada de pateras.

Un piloto, un mecánico y un técnico en electrónica

En torno a las 3:50 de la madrugada, el retén de la Brigada de Refuerzo de Incendios Forestales de la base ubicada en Prado de los Esquiladores, en Cuenca, denunció que había sido sustraído de sus instalaciones un helicóptero modelo Bell 412, de la compañía británica Babcock. La aeronave prestaba servicio en la campaña de extinción de incendios forestales para la empresa pública Tragsa y para el Ministerio para la Transición Ecológica.

Antes de emprender el vuelo, los ladrones repostaron de combustible la aeronave en la misma base y le retiraron el «bambi», el contenedor de agua utilizado para extinguir los incendios desde el cielo. Asímismo, antes de despegar desactivaron el sistema de seguimiento con el que está equipada la aeronave, para evitar que fuera rastreado su rumbo. Una vez llenados sus depósitos, el helicóptero tenía una autonomía de tres horas.

Se trató por tanto de una operación planificada hasta el último detalle. Los responsables del robo no sólo contaban con la colaboración de un piloto, posiblemente con formación militar, sino también de un técnico en electrónica que desactivó el sistema de seguimiento y un mecánico especializado en el manejo de este tipo de aeronaves.

Tras tener conocimiento del robo, el Mando de Operaciones de la Guardia Civil emitió el viernes por la mañana una alerta al Ejército del Aire para localizar la aeronave, así como a los Centros de Coordinación Policial (CCP) de Tánger y Portugal, ante la posibilidad de que el helicóptero ya hubiera abandonado el espacio aéreo español.

Una fuga de la cárcel

Del mismo modo, la Guardia Civil informó a Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio de Interior, pues no se descartaba la posibilidad de una banda hubiera robado el helicóptero para facilitar la fuga de alguno de sus cabecillas de una cárcel española.

La alerta también se envió al  Centro Permanente de Información y Coordinación (CEPIC) y al Centro Nacional de Protección de Infraestructuras (CNPIC), ante el temor de que el helicóptero robado pudiera ser utilizado para perpetrar un atentado terrorista.

La red de radares de Grupo Norte de Mando y Control del Ejército del Aire permitió reconstruir la trayectoria de la aeronave, cuyo rastro se había perdido pasadas las 5 de la madrugada en la localidad de Fuente Obejuna (Córdoba). En un primer momento, se temió que el helicóptero se hubiera estrellado en este paraje.

Sin embargo, las labores de búsqueda permitieron localizar la aeronave en la tarde del viernes, en perfecto estado y oculta entre fajos de paja en una finca agrícola. Los ladrones tan sólo habían descuidado un detalle: la rotura de la lona que cubría el helicóptero permitió a la Guardia Civil descubrirlo desde el cielo cuando rastreaba la zona.

Tras apoderarse de la aeronave, los ladrones volaron en la oscuridad recorriendo más de 400 kilómetros en dirección sur hasta tomar tierra cerca de Fuente Obejuna (Córdoba), donde tomaron tierra y ocultaron la aeronave. Presuntamente, pretendían retomar el vuelo horas después, para trasladar el helicóptero hasta el norte de África, según la hipótesis que barajan los investigadores.

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