LA OTRA AMIGA ENTRAÑABLE DEL REY (VII)

Aquí está la factura de la compra del material con el que Bárbara Rey grabó sus citas con Juan Carlos I

Fachada del chalé en el que Bárbara Rey y Juan Carlos I mantenían sus citas.
Fachada del chalé en el que Bárbara Rey y Juan Carlos I mantenían sus citas. (Foto: OKDIARIO)
Manuel Cerdán

Publicamos la prueba definitiva que demuestra que Bárbara Rey instaló en 1995 dos microcámaras de ojo de pez en su dormitorio para grabar sus encuentros con Don Juan Carlos. La actriz invirtió 325.000 pesetas (unos dos mil euros) para adquirir los dispositivos electrónicos que fueron camuflados en un televisor y en un florero.

OKDIARIO reproduce el original del recibo de la compra e instalación del equipo tecnológico, que fue pagado por la actriz murciana a la sociedad Productos de Telecomunicaciones Personales S.L, la propietaria de la Tienda del Espía. Su propietario, Antonio Durán, era amigo de la actriz. Este documento sirve para vincular a Bárbara Rey con las grabaciones de las cintas que los agentes del CESID –el servicio secreto anterior al CNI- sustrajeron de su caja fuerte, según denunció la propia vedette en 1997.

El albarán correspondiente a la adquisición del material está fechado el 28 de agosto de 1996, sin embargo en el apartado de «observaciones», que figura a pie de página, aparece la anotación: «Liquidación de instalaciones y trabajos ptes (pendientes) de 1995». En esos años Bárbara Rey seguía manteniendo unas relaciones estables con Su Majestad y su economía familiar estaba saneada. La actriz, entre 1994 y 1996, colaboraba en el programa de TVE Esto es el espectáculo y en varias revistas musicales producidas por José Luis Moreno.

En la nota de entrega figura el nombre de la actriz junto al apartado de «cliente» y «Bohadilla» (sic), la ciudad cercana a Madrid donde posee su chalé, en la casilla «población». El importe total de los trabajos asciende a 325.000 pesetas, pero en la factura aparece una entrega a cuenta de 200.000 pesetas, por lo que la deuda solo es de 125.000 pesetas.

El suministrador de equipo audiovisual detalla en el documento el material contratado e instalado: dos microcámaras con audio y vídeo, modelo ojo de pez, que fueron instaladas en el dormitorio principal. La actriz no escatimó medios y contrató una instalación de nivel técnico con un cableado especial. En la nota de entrega aparece escrito: «40 metros de cable audio-vídeo».

Todos los trabajos fueron realizados por los profesionales de la Tienda del Espía cuyo propietario era Antonio Durán Pinero, amigo de la actriz. En el recibo aparece un sello de tampón con el nombre de la sociedad Productos Telecomunicaciones y Trabajos, con domicilio en Paseo de la Castellana, 192. La sociedad había sido constituida en mayo de 1996, pero su propietario disponía con anterioridad de tiendas especializadas en equipos de grabación.

Bárbara Rey siempre ha negado que hubiera grabado a Don Juan Carlos pero con los datos aportados por OKDIARIO queda demostrado que se procuró, al menos, de una infraestructura técnica de nivel para registrar los encuentros amorosos en su dormitorio.

El 13 de junio de 1997, un par de años después de la instalación de las cámaras, la actriz presentó una denuncia en la Comisaría de Tetuán, en Madrid, en la que aseguraba que le habían robado de su domicilio, entre otro material, “tres cintas de cassette, cinco de vídeo” y “20 diapositivas”,  de su propiedad, “comprometedoras para ambas partes”. Se entendía que para ella y para Su Majestad.

La vedette afirmaba que las cintas eran “especialmente  relevantes para esta persona importante” de la cual no deseaba desvelar su identidad. La actriz no revelaba el nombre de Don Juan Carlos, pero era imposible que aquella relación se mantuviera mucho tiempo en secreto.

Bárbara Rey sólo reconoció en su día haber mandado grabar imágenes de Don Juan Carlos entrando en su casa, los únicos fotogramas que mostró a los primeros emisarios de la Casa Real que contactaron con ella para comprar las cintas. Después desveló que le habían remitido de manera anónima unas imágenes suyas con el Rey en el chalé de la calle Sextante, nunca grabadas por ella. Afirmaba que disponía de ese material desde septiembre de 1994 y que había podido reconocer las instalaciones del adosado alquilado por el CESID porque lo había visitado en compañía de Don Jun Carlos.

En el anónimo que el entorno de la vedette remitió a los medios de comunicación a comienzo de 1997 se denunciaba que la actriz venía siendo objeto de “presiones y maquinaciones” por parte de un amigo íntimo del Rey que, incluso, movió los hilos para vetarla profesionalmente. Pero la actriz jamás identificó públicamente a Su Majestad como la persona con la que mantenía encuentros íntimos.

La ruptura en las negociaciones entre Bárbara Rey y el círculo de amistades de Don Juan Carlos se produjo el 25 de mayo de aquel año cuando la vedette se percató de que habían abierto su caja fuerte y se habían llevado las cintas que allí guardaba. El 12 de junio, la vedette denunció un nuevo robo: los ladrones dejaban las joyas que guardaba en su dormitorio en su sitio pero no las cintas con otras grabaciones.

Ese juego de mentiras y cintas de vídeo concluyó cuando la vedette llegó a un acuerdo con los espías del CESID para mantener la boca sellada. Se estableció una ley de la omertá -como en la Sicilia de la Mafia- hasta que OKDIARIO desveló los papeles de Luxemburgo sobre la cuenta del Kreditbank. 

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