Santos presume de «un acuerdo de todos» pero admite que mantendrá las prebendas políticas a las FARC
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, no había logrado que Álvaro Uribe le diera su aquiescencia a un texto todavía oculto para los colombianos y negociado a matacaballo en menos de un mes con los narcoterroristas de las FARC. Peor aun así salió a hablar a la nación sonriente y orgulloso del nuevo «acuerdo de paz».
Este sábado, madrugada del domingo ya en España, Santos presumió de que éste «es un mejor acuerdo» por que, dice, «reúne las propuestas de todos los sectores», aunque esos ‘sectores’ lo rechacen por no haberse sometido a su escrutinio.
Según el presidente, «se recibieron más de 500 propuestas de diversos sectores» y éstas «se agruparon en 57 temas que se discutieron con las FARC». Sorprende cómo el primer acuerdo necesitó de más de cuarto años de negociaciones oficiales (además de dos años más de conversaciones secretas) y para reformarlo «entero», como dice el mandatario, se ha tardado menos de un mes.
“Todos, absolutamente todos» los puntos propuestos por los portavoces del NO, apuntó Santos, «fueron discutidos a profundidad con las FARC y defendidos por la delegación del Gobierno con total lealtad y fidelidad a lo expresado por los diferentes sectores”. Sin embargo, la desconfianza mostrada por el ex presidente Uribe a la salida de su reunión con su sucesor en la base aérea de Rionegro, no parece confirmarlo ni augurar nada bueno en el futuro inmediato.
Aun así, Santos agradeció a los partidarios del NO su participación y «contribución a lograr este nuevo acuerdo que ahora es de todos. ¡De todos!”, insistió.
En cuanto a la necesidad expresada por Uribe de recibir los nuevos acuerdos para «estudiarlos y enmendarlos», el presidente confirmó que «a más tardar» este domingo, “todos los voceros del NO recibirán los textos”.
Las reformas del pacto
Según el presidente, ya que el texto no es público a la hora de redactar esta nota, entre los cambios más significativos en este nuevo texto, se incluye una de las reivindicaciones básicas del Centro Democrático, el partido de Uribe, la reparación de las víctimas: “Uno de los temas que más reclamaron los colombianos era que las FARC entregaran sus bienes y la plata que tengan disponible para reparar las víctimas. Eso se logró. En el nuevo acuerdo, las FARC tendrán que declarar y entregar todos sus bienes, so pena de perder los beneficios, y se usarán para reparar a las víctimas”.
Sin embargo, Santos admitió haber claudicado con los narcoterroristas en el aspecto de la representatividad política, aspecto que no pudo renegociar con éxito: “Un punto que reclamaban muchos de los del NO era que los jefes guerrilleros no pudieran ser elegidos. Yo entiendo que este es el sentir de muchos ciudadanos. En la mesa de La Habana los negociadores del gobierno insistieron mucho en ese punto para responder a esa preocupación. Tengo que decirlo con franqueza. Aquí no se logró avanzar”.
Pero se justificó el presidente en que si Colombia quiere que dejen de matar, extorsionar, secuestrar y traficar con drogas, los terroristas de las FARC deben ser aceptados en la política con las ventajas y prebendas fijadas en el primer acuerdo sellado el pasado 26 de septiembre en Cartagena de Indias. «Es muy importante que los colombianos entendamos que la razón de ser de todos los procesos de paz en el mundo es precisamente que los guerrilleros dejen las armas y puedan hacer política dentro de la legalidad. Este proceso con las FARC no es una excepción, ni puede serlo”.