Obama, «frustrado» tras el atentado en Orlando, insiste al Congreso en el control de armas
Quizás ahora se centre sólo en las «armas de guerra», como han revelado sus portavoces. Pero lo que es evidente es que el presidente de Estados Unidos está «frustrado» por no haber logrado una de sus principales promesas al llegar a la Casa Blanca en 2009, el control de armas. En Estados Unidos, el ratio de armas de fuego en poder de los ciudadanos es de más de una por habitante, entre otras cosas, porque es un derecho constitucional. Y Obama, como muchos demócratas, cree que ésa es la principal razón por la que «en más ocasiones de las que podemos soportar» hay matanzas a tiros en alguno de sus estados. «No debemos ponérselo fácil a quien quiere hacer daño», sostiene le presidente.
Pese a que el domingo el autodenominado estado Islámico reivindicó el ataque al club gay Pulse de Orlando (Florida) como una «acción» de uno de sus «combatientes», el presidente estadounidense ha dicho este lunes que no hay evidencia clara de que el autor de la masacre fuera dirigido por un grupo extranjero o fuera parte de un ataque mayor.
Ha sido muy polémica esta afirmación del presidente: «Aún no conocemos» las motivaciones del tirador, porque lo que se ha apoderado de EEUU ha sido una polémica no por el control de armas, sino por el terrorismo islamista, la inmigración… Hasta ahí lo ha llevado el candidato republicano a sucederlo en la Presidencia, Donald Trump, quien ha afeado a Obama una supuesta equidistancia tras el peor tiroteo en la historia estadounidense.
Sin embargo, el mandatario dijo que el atacante, Omar Mateen, parecía haber absorbido diversos tipos de «información extremista» en internet. Aunque ha insistido en que «a estas alturas, vemos que no hay evidencias claras de que fuese dirigido desde el exterior», ha dicho Obama, precisando que la investigación estaba en su «etapa preliminar».
«Parece que en el último minuto anunció lealtad al [grupo yihadista] Estado Islámico, pero no hay evidencia hasta ahora de que de hecho fuera dirigido por ellos», añadió. «Tampoco hay evidencia directa de que era parte de un ataque mayor», dijo Obama.
Proyecto de ley en el Senado
Senadores demócratas estadounidenses han presentado este lunes de nuevo el proyecto de ley sobre control de armas que fue rechazado el año pasado. La iniciativa ha sido relanzada tras el asesinato en masa perpetrado este fin de semana en Florida.
Cuatro senadores demócratas han pedido que se apruebe la ley que impediría el acceso a la compra de armas de fuego y explosivos a aquella gente en «listas de vigilancia» así como a «posibles terroristas» considerados como tales por las agencias de seguridad estadounidenses.
Los demócratas intentaron aprobar esta ley el pasado diciembre pero fue bloqueada por el grupo republicano, que argumentó que el Gobierno podría prohibir la compra de armamento a gente incluida por error en las listas de vigilancia.
El presidente estadounidense, Barack Obama, ha criticado este lunes la falta de eficacia que presentan las leyes para impedir que ciertas personas accedan a armamento y la candidata demócrata a sustituir a Obama en la Casa Blanca, Hillary Clinton, ha resaltado la importancia de sacar las armas de guerra de las calles. Clinton ha declarado que las personas que se encuentran bajo vigilancia no deberían poder comprar armas.
En el lado contrario, el que probablemente sea el candidato republicano en las presidenciales, Donald Trump, ha declarado que la tragedia se podría haber evitado si la gente en el club hubiera llevado sus propias armas. Además se ha reafirmado en su idea de prohibir la entrada de musulmanes a Estados Unidos de manera temporal. El autor de la masacre había nacido en Nueva York.
«Soldados del Califato en EEUU»
La radio del grupo Estado Islámico se atribuyó este lunes el ataque, confirmando lo adelantado el domingo por la agencia Amaq, afín a la organización, y presentó a Omar Mateen, como «uno de los soldados del califato en Estados Unidos».
El ataque perpetrado en el club Pulse, un emblema de la comunidad gay de Florida, mientras celebraba una «noche latina» el sábado dejó finalmente 49 muertos y más de 50 heridos, muchos de ellos con apellidos de origen latino.
El mundo político estadounidense reaccionó rápidamente al tiroteo. Los liberales, argumentando la necesidad de mayores controles al acceso a las armas y los conservadores, exhortando por un endurecimiento de las medidas antiterroristas.
Pero Obama ha argumentado que esas ideas no son excluyentes. «No es lo uno o lo otro, es ambos. Debemos ir tras estas organizaciones terroristas y golpearlas duramente. Debemos contraatacar el terrorismo. Pero también debemos asegurarnos que no sea fácil para alguien que decide hacer daño en este país poder comprar armas».
El mandatario también pidió al país unirse. «Estamos investigando las motivaciones del asesino, pero es un recordatorio que sin importar la raza, religión, fe y orientación sexual, somos todos estadounidenses», ha insistido.