Jalifa Haftar pide retomar las armas para «expulsar al ocupante turco»

Libia
Mariscal Jalifa Haftar. Foto. EFE

El mariscal Haftar, ha pedido a sus fuerzas que vuelvan a tomar las armas para «expulsar al «ocupante» turco en un momento en que se están llevando a cabo conversaciones para salir de la actual crisis de estancamiento en la que se encuentran.

Todo esto se produce después de que el Parlamento de Turquía aprobase el 22 de diciembre, la prolongación del despliegue de tropas en Libia, donde Ankara apoya a una de las facciones, y en Afganistán, donde tiene desplegadas tropas como parte de una misión de la OTAN.

El ministro de Defensa turco Hulusi Akar voló a Libia este sábado con oficiales del ejército, según informó la agencia estatal Anadolu. Con el fin de inspeccionar las unidades militares turcas presentes en el país.
Turquía mantiene tropas en Libia desde enero para apoyar al Gobierno de Acuerdo Nacional sostenido por la ONU en Trípoli (GNA), acosado por las milicias del mariscal Jalifa Haftar, que controla parte del país.

El Foro de Diálogo Político Libio (LPDF), organismo impulsado por la ONU para tratar de acabar con la guerra civil en el país norteafricano, acordó el 17 de diciembre, el establecimiento de un Comité Legal que estudiará las condiciones necesarias para la celebración de elecciones legislativas el 24 de diciembre de 2021 y el mecanismo de selección del futuro gobierno de unidad nacional.

Pese a que la misión especial para Libia (UNSMIL) ha estado dirigida de forma interina durante los últimos meses, la ONU ha logrado de la mano de Williams algunos progresos en el proceso de paz libio. Pero pese a esto, el diplomático búlgaro Nickolay Mladenov, cuyo nombramiento como próximo enviado de la ONU para Libia ya había recibido el visto bueno del Consejo de Seguridad, decidió renunciar al puesto por motivos personales, según anunció el martes la organización.

Libia ha estado sumida en el caos desde la caída del régimen de Muamar al-Gadafi en 2011, con dos autoridades que compiten por el poder: el Gobierno de Unidad Nacional (GNA) de Trípoli, reconocido por las Naciones Unidas y apoyado por Turquía, y un gobierno encarnado por Jalifa Haftar, apoyado por Rusia y los Emiratos Árabes Unidos.

El apoyo turco al GNA, incluido el envío de asesores militares y aviones teledirigidos, le permitió infligir una serie de derrotas a las fuerzas del Mariscal a las puertas de Trípoli, según Afp.

Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la victoria de los heterogéneos grupos rebeldes sobre la dictadura de Muamar al-Gadafi.

En la actualidad es también uno de los escenarios de la guerra por el control del Mediterráneo oriental que libran entre otros Turquía e Italia, apoyos del GNA, y Rusia y Egipto, pilares de Haftar, además de Israel, Francia, Grecia, Siria, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

«Debemos recordar hoy que no habrá paz en presencia de un colonizador en nuestra tierra», dijo el mariscal el jueves en referencia a Ankara, cuyo parlamento aprobó esta semana una moción que extiende por 18 meses la autorización para desplegar tropas en Libia.

«Por lo tanto, volveremos a tomar las armas para dar forma a nuestra paz con nuestras propias manos (…) y, puesto que Turquía rechaza la paz y opta por la guerra, prepárense para expulsar al ocupante por la fe, la voluntad y las armas», dijo en un discurso en el 69º aniversario de la independencia del país.

«¡Oficiales y soldados, prepárense! «martilló delante de cientos de soldados que estaban de pie en el patio de un cuartel en Bengasi (este).

Al mismo tiempo, el jefe del GNA, Fayez Al-Sarraj, llamaba desde Trípoli a sus compatriotas para «pasar la página de los desacuerdos para lograr la estabilidad». “Esto sólo se hará a través de la solidaridad entre las fuerzas políticas», dijo según Afp.

El jefe del GNA acogió con satisfacción las conclusiones de las conversaciones celebradas bajo la égida de las Naciones Unidas, incluida la organización de elecciones el 24 de diciembre de 2021, «una oportunidad histórica que no debe desaprovecharse».

Un alto el fuego firmado en octubre bajo la égida de las Naciones Unidas y ampliamente respetado desde entonces ha permitido a las partes rivales volver a la mesa de negociaciones.

El actual proceso de paz impulsado por la ONU ofrece muchas incertidumbres ya que carece del respaldo total de los dos gobiernos rivales en conflicto y del apoyo de Rusia y Turquía, las dos potencias más influyentes, que mantienen un diálogo en paralelo al margen de la ONU.

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