Las FARC vuelven a asaltar en las carreteras y Timochenko critica la «desidia» del Gobierno colombiano

FARC
Testimonio de una víctima del último retén ilegal de las FARC en Caquetá (Colombia).

En Caquetá, Colombia, son varios los terroristas de las autodenominadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) los que han decidido ‘desertar’ del acuerdo de sus líderes con el Gobierno de Juan Manuel Santos. Algunos, como el ‘comandante’ Édgar Salgado Aragón, alias ‘Rodrigo Cadete’, redujo a los escoltas asignados para su seguridad por el Ejecutivo, les robó las armas y se unió a otros disidentes camino de la selva. En los últimos días, estos narcoterroristas han vuelto a asaltar a ciudadanos en las carreteras, en retenes ilegales, para amedrentar, pintar sus vehículos con el nombre de las FARC.

Tras detener sus vehículos, sacar a sus ocupantes y retenerlos más de dos horas mientras acribillaban a balazos algunas de las camionetas, los autobautizados como guerrilleros avisaron a los asustados ciudadanos: «Si trabajan para nosotros, no hay nada que temer; si no, ustedes todos son objetivo militar».

Y es que los peores temores de los que defendieron el ‘NO’ en el plebiscito del pasado octubre de 2016 se están cumpliendo. Así, y después de estos últimos incidentes de extorsión y violencia, el viejo líder terrorista de la ahora bautizada como Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko, ha escrito una carta al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, conminándole a que cumpla sus requerimientos.

Timochenko, en su habitual tono bélico, ha exigido «hechos» que prueben la voluntad del Gobierno para cumplir el acuerdo de paz firmado el año pasado frente a lo que llama la «desidia oficial» que, según ha criticado, ha imperado hasta ahora.

Pese a que las FARC han entregado menos de un 10% de las armas que se le calculan y no han revelado la verdadera cantidad de millones de dólares que tienen escondidos en paraísos fiscales, Timochenko ha denunciado que el Gobierno de Santos todavía no ha cumplido las «garantías mínimas que debía hacer efectivas a las FARC antes de la culminación de la dejación de armas», que se produjo en el mes de agosto.

En concreto, ha reprochado a la Casa de Nariño que la amnistía no se ha hecho efectiva, más allá de que ya se hayan asignado los escoltas para los comandantes y la inmensa mayoría de los terroristas de base estén en las ‘zonas veredales’, viviendo en semilibertad y a cuenta de los fondos estatales. «Nuestra gente sigue privada de su libertad», apunta el líder terrorista, «muere enferma en prisión o se agrava ante la indolencia estatal. Nos movemos con la zozobra de la detención porque el señor presidente no expide la amnistía», ha dicho.

Además, «el Congreso se enreda en la expedición de las normas sobre participación política y jurisdicción especial para la paz, mientras el señor fiscal general dirige una campaña de difamación contra las FARC e ignora sospechosamente los más de 15.000 expedientes que por paramilitarismo se apiñan en su dependencia», ha añadido.

Timochenko ha subrayado que el acuerdo de paz es un «pacto solemne» que obliga tanto a la antigua narcoguerrilla como al Ejecutivo de Santos y, en consecuencia, le ha exigido que abandone la «desidia oficial» y «honre la palabra empeñada». «Las FARC cumplimos sagradamente», ha defendido.

Y de este modo, culmina Timochenko su carta en tono amenazante contra el presidente Santos apuntando que «miles de combatientes […] que creyeron de buena fe en la seriedad del Estado colombiano» les están reclamando a la cúpula del partido nacido de la narcoguerrilla que mantengan «una posición enérgica». Desaparecida la disciplina militar, «solo nos queda la persuasión y para ello hacen falta hechos, presidente Santos», ha espetado.

El ex comandante ha hecho un llamamiento a los colombianos para asegurar el cumplimiento de los acuerdos de paz. «Una minoría enriquecida con los réditos de la muerte», dice refiriéndose a los partidarios del ‘NO’ —aunque esa definición le encaja mejor a la cúpula terrorista—, «y el miedo intenta hacer imposible la reconciliación, todos debemos cerrarle el paso», ha instado.

Asimismo, ha urgido a la comunidad internacional —Naciones Unidas, Unión Europea, CELAC, UNASUR, Vaticano, países garantes y acompañantes del proceso— «a actuar porque la gran obra de la paz se mantenga a flote».

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