Estados Unidos advierte sobre el «pasado» de los miembros del nuevo Gobierno talibán

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El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid. Foto: AFP

Las autoridades estadounidenses han mostrado su preocupación por el reciente anuncio sobre la composición del nuevo gobierno talibán en Afganistán, que estará formado por una treintena de insurgentes y personas afines al movimiento, ninguna de ellas mujer. En un comunicado, Washington ha advertido además del «pasado» de estas personas y sus posibles vínculos con otras organizaciones, según informaciones de la agencia de noticias Pajhwok.

El Departamento de Estado del país norteamericano, que se encuentra actualmente analizando la situación, ha alertado de que la lista incluye «nombres de individuos que forman parte de los talibanes o los apoyan y excluye por completo a las mujeres».

Así, ha recalcado que Estados Unidos seguirá trabajando para lograr que los talibanes cumplan con sus «compromisos» y permitan la salida del país de aquellos ciudadanos afganos y extranjeros que cuenten con los «documentos de viaje necesarios».

Los talibanes han anunciado un Gobierno interino que tendrá al frente al mulá Mohammad Hasán Ajund como primer ministro y jefe de Estado, mientras que el mulá Abdul Ghani Baradar, líder político de los talibán, será su ‘número dos’, según recogen medios afganos. El portavoz de los talibanes publicó en sus redes sociales un compendio de los puestos del nuevo Gobierno talibán.

Ajund está en la lista de sanciones de la ONU, al igual que Baradar. Ajund ya fue primer ministro del último gobierno talibán previo a la invasión estadounidense de 2001 en el que Baradar era ministro de Defensa. Ambos recuperan cargo en un listado de ministros en el que no aparece el líder supremo de los talibanes, el mulá Hibatulá Ajundzada.

Baradar es uno de los cuatro hombres que fundaron los talibán en 1994 y lideró la resistencia a la invasión. Fue apresado en Pakistán en 2010 y ex carcelado ocho años después para intentar facilitar las negociaciones de paz. Desde entonces ha liderado la oficina política talibán con sede en Qatar que negoció la retirada de las fuerzas extranjeras y en 2020 se convirtió en el primer talibán que mantuvo una conversación directa con un presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Un Gobierno de línea dura

Los talibanes anunciaron este martes un gobierno interino formado exclusivamente por sus cuadros leales, con integrantes de línea dura en todos los puestos clave y sin mujeres, pese a su promesa de formar una administración inclusiva para todos los afganos.

En su transición de fuerza militante a gobierno, los talibanes enfrentan varias protestas y dos personas murieron a tiros en una manifestación su contra en la ciudad occidental de Herat.

El anuncio del nuevo gobierno fue el último paso en el esfuerzo de los talibanes por cimentar su control sobre Afganistán, tras una victoria militar sorprendente contra el gobierno apoyado por Estados Unidos, que dejó el poder el 15 de agosto antes del caótico retiro de tropas extranjeras.

Los talibanes, recordados por su brutal y opresivo gobierno de 1996 a 2001, prometieron formar esta vez una administración más inclusiva.

Sin embargo, todos los altos cargos fueron entregados a dirigentes clave del movimiento y de la red Haqqani, la facción más violenta de los talibanes conocida por sus ataques devastadores.

Los talibanes se comprometieron repetidamente a gobernar con más moderación que en su gestión anterior. Sin embargo, analistas dicen que el gabinete presentado indica que poco ha cambiado. «El nuevo talibán, igual al viejo talibán», tuiteó Bill Roggio, editor de la publicación estadounidense Long War Journal.

«No tiene nada de inclusivo y eso no sorprende para nada», dijo Michael Kugelman, experto en el sur de Asia en el Woodrow Wilson International Center for Scholars.

En otra señal de que el movimiento no tiene intención de hacer reformas, Zabihulá anunció la reinstalación del temido viceministerio talibán para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio. Bajo el anterior gobierno talibán, esa dependencia era responsable de arrestar y castigar a la gente que no adoptaba la interpretación estricta de la ley sharia del movimiento islamista. Incluso cuando los talibanes consolidan su poder, enfrentan la titánica tarea de gobernar Afganistán, cuya economía está hecha añicos y enfrenta grandes desafíos de seguridad, con la presencia del brazo local del grupo Estado Islámico.

Además, un creciente número de protestas ha surgido en todo el país en la última semana, con muchos afganos temerosos de una repetición del anterior gobierno talibán. Cientos de personas se congregaron el martes en Kabul, donde los guardias talibanes dispararon para dispersar a las multitudes.

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