Esclavismo, trata de personas y abusos sexuales: así son las misiones médicas de Cuba en el exterior
Prisoners Defenders aporta al Tribunal Penal Internacional los testimonios de 1.111 médicos y trabajadores
Hay decenas de testimonios de abusos sexuales por parte de funcionarios de las embajadas cubanas en el exterior
Las Misiones Internacionalistas, presentadas por Cuba como actividad altruista, son un enorme negocio
Las misiones médicas y profesionales de Cuba en países extranjeros han sido -durante décadas- uno de los grandes mitos de la dictadura comunista de los Castro. Cuba presentaba a sus médicos, ingenieros, deportistas enviados al mundo como una muestra de los “logros” de la Revolución, de la maravilla de la sanidad cubana y del “altruismo internacionalista” del comunismo cubano. Elogiadas por los prebostes políticos y mediáticos de la izquierda española, la sospecha siempre fue que en las Misiones Internacionalistas no era oro todo lo que relucía.
La dificultad durante años: encontrar pruebas documentales y testificales en un régimen de terror como aquel. Pero el régimen se resquebraja y los cubanos comienzan a hablar. De sus testimonios sobre estas “Misiones Internacionalistas” se deduce que el régimen explota a sus ciudadanos en el exterior de forma absolutamente inhumana en condiciones laborales de explotación aceptadas por los países de destino como España, que les mantiene vigilados hasta el punto de controlar sus relaciones íntimas (amenazando con cárcel si tienen relaciones homosexuales) y atemorizados por los funcionarios de sus embajadas para que no huyan.
La legislación cubana permite declararlos desertores si abandonan la misión y confiscar todos los bienes de sus familiares en Cuba, prohibiéndoles a ellos regresar a la isla en 8 años. Miles de médicos y trabajadores cubanos que huyeron llevan años sin poder ver a sus hijos o sus familias. Mientras tanto, el régimen obtiene millonarios beneficios económicos de “esta nueva forma moderna de esclavitud”, como señala Human Rights Watch y otras organizaciones.
Las misiones internacionalistas de civiles cubanos son el principal medio de financiación de la dictadura por encima, incluso, del turismo. Según la organización Prisoners Defenders, Cuba ingresó 8.500 millones de dólares en 2018 por estas misiones, frente a los 2.900 millones generados por el turismo ese año. La explotación de estos cubanos en el exterior supone entre el 40% y el 50% de su balanza de pagos en el extranjero. A esos médicos y profesionales cubanos explotados por el régimen en el exterior, apenas les llega el 15% de lo que el estado gana con ellos.
Varias organizaciones de Derechos Humanos, encabezada por la española Prisoners Defenders, han ampliado la denuncia penal presentada hace meses contra Cuba ante el Tribunal Penal Internacional y la ONU por esclavismo, trata de seres humanos y violación de los Derechos Humanos. La denuncia ante el TPI va directamente dirigida contra Raúl Castro; el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel; cuatro ministros, entre ellos el de Exteriores, Bruno Rodríguez, y una exministra.
Tras meses de un trabajo sigiloso y delicado, por el temor a represalias, Prisoners Defenders presenta -por primera vez- ante el TPI el testimonio directo en primera persona de 1.111 médicos y trabajadores cubanos usados, literalmente, como esclavos para el régimen. La denuncia va acompañada de numerosos documentos oficiales y diplomáticos cubanos y de los contratos de trabajo (hasta ahora secretos) que les obligan a firmar con la empresa estatal cubana Selecmar, encargada de negociar con las empresas de países extranjeros la llegada de estos trabajadores. La denuncia afecta a conocidísimas empresas, por ejemplo, del sector turístico y de cruceros que operan en España, obligadas, además -según la denuncia- a pagar “10.000 dólares por cada cubano que se escape”.
Venezuela: “tomar las armas”
De los 1.111 testimonios directos presentados ante el TPI, 217 son públicos, pero la mayoría -894 víctimas- son testigos protegidos que temen por la seguridad de sus familias e hijos menores y deben mantener la total condición de confidencialidad frente a los países y autores de los crímenes y violaciones de derechos humanos relatadas. La denuncia de Prisoners Defenders incluye la lista de más de 40 países “donde muchos de los hechos denunciados siguen aconteciendo, entre ellos España e Italia”.
El último caso referenciado de España se refiere a 2018 con Pedro Sánchez ya en Moncloa. Hay países de los cinco continentes especialmente en América y África, pero, sobre todo, destacan las denuncias de médicos en Venezuela, Bolivia, Brasil y Ecuador, aliados políticos de Cuba. En el caso de Venezuela, los trabajadores cubanos cuentan que fueron instruidos antes de viajar para hacer propaganda del régimen chavista en los consultorios y hospitales venezolanos ante sus futuros pacientes y convencerles de que votaran a Chávez o a Maduro en las elecciones o a cambio de medicamentos y tratamientos. Y también que se les dejó claro que en caso de conflicto armado en Venezuela pasarían de ser médicos a combatientes y “deberíamos tomar las armas”, cuenta uno de los testigos. De acuerdo a esta denuncia, Cuba desplegó con sus médicos una especie de Quinta Columna en Venezuela camuflada en batas blancas.
Por cierto, los médicos cubanos en Venezuela cuentan que sus jefes de misión y la embajada les obligan a falsificar las estadísticas de su trabajo para magnificar la labor cubana en ese país y describen la situación dramática en la que vive el pueblo venezolano.
La OMS usa médicos-esclavos cubanos
Llama la atención en la denuncia la permisividad de países como España, Italia u otros, entre ellos también Portugal, Suiza, Arabia Saudí, Qatar… con estas misiones cubanas. Por ejemplo, la denuncia relata el uso de médicos-esclavos cubanos en programas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Brasil o el empleo de estos médicos-esclavos cubanos en programas de la Unión Europea en Guinea-Bissau. Pero llama poderosamente la atención, por ejemplo, que un país como Luxemburgo haya financiado con millones de dólares misiones médicas cubanas en Cabo Verde, esa isla africana donde fue detenido Alex Saab, el testaferro de Maduro. ¿Cuál puede ser el interés de Luxemburgo en pagar varios millones de dólares para llevar médicos cubanos a Cabo Verde?.
Cruceros en España e Italia
Entre 50.000 y 100.000 trabajadores cubanos en el exterior sufren las condiciones que han relatado en la denuncia ante el TPI. Más de 35.000 relacionados con misiones médicas. Hay también ingenieros, arquitectos, profesores, deportistas y artistas, como la afamada Celia Cruz. Salió de Cuba el 15 de julio de 1960 y jamás pudo regresar.
Muchos de estos trabajadores (unos 7.000) son marineros, camareras, asistentes… en cruceros de importantes compañías europeas a los que gobiernos como el español o el italiano permiten bajar a tierra sin pasaporte ni documentación alguna porque se les retira al ser contratados. “Sólo Croacia se atrevió -cuenta Javier Larrondo, presidente de Prisoners Defenders- a negarles la entrada al país si no se les devolvía inmediatamente su pasaporte. Las empresas europeas que contratan a estos esclavos cubanos del siglo XXI temen que huyan. Cuba les obliga, por contrato, a pagarles por cada cubano huido”.
Amenazas, acoso sexual, violencia y homofobia
Algunas trabajadoras cubanas denuncian haber sido víctimas de acoso y abuso sexual por parte de los oficiales de esos cruceros europeos. En total, más del 40% de las trabajadoras cubanas en estas misiones internacionales confiesa haber sufrido o haber sido testigo de acoso sexual. La denuncia apunta especialmente a los directivos cubanos de esas misiones (hay nombres y apellidos concretos de médicos del régimen en Venezuela) y a los funcionarios de las embajadas cubanas que vigilan y extorsionan a estas trabajadoras en el exterior.
La denuncia afecta también a miembros de la legación diplomática de Cuba en España que habrían abusado de su posición para forzar sexualmente -según la denuncia- a estas mujeres. El control de las embajadas sobre estos cubanos es tal que llega a sus relaciones íntimas y sus comunicaciones personales. Algunas trabajadoras cuentan que se les prohibió tener relaciones lésbicas so pena de dos años de cárcel en Cuba.
El 75% de los cubanos que han ofrecido su testimonio al TPI afirma haber sufrido amenazas por parte de funcionarios cubanos en embajadas y consulados y el 20% violencia física y agresiones.
¿Qué denuncian?
La denuncia ante el TPI relata con todo lujo de detalles documentales, contractuales y testimoniales el antes, el durante y el después de la misión. La mayoría confiesa que aceptaron irse a trabajar al exterior por “la situación de extrema pobreza en Cuba” o para superar “la Ley de Migración que me impedía la salida del país y la emigración familiar”. Pero llama la atención una de las razones derivada del adoctrinamiento de los cubanos en las escuelas desde pequeños. Dicen: “Me habían inculcado que estaba en deuda con el Estado por haber recibido la educación gratuita”. Es lo que la Revolución y la izquierda española llaman el «logro de la educación en Cuba». La coerción también funciona: “Si te niegas a ir eres marcado y discriminado, obligado a asumir los peores trabajos y la peor ubicación laboral en Cuba sin tener en cuenta ni tu capacidad ni tu desempeño. No tienes opción”.
Los testimonios ante el TPI cuentan y muestran documentalmente que es obligatorio pasar por un curso de adoctrinamiento político previo al viaje “para reforzar los principios revolucionarios”. Luego firman un contrato con la empresa estatal que les obliga a aceptar jornadas de 14 y 15 horas semanales de trabajo, 6 y 7 días a la semana. Algunos hablan de trabajo a destajo sin descanso durante los 7 días empalmando una semana con otra. O noches con el día. Es decir, que los países de destino, como España aceptan, sin inspecciones, que haya trabajadores cubanos en esas condiciones al margen de la legislación laboral propia. El trabajador se compromete a entregar hasta el 80% de su sueldo al estado cubano. Muchos denuncian no haber llegado a cobrar nunca nada.
Comenzado el viaje al exterior, comienza la tortura que describen los 1.111 trabajadores ante el Tribunal Penal Internacional. Javier Larrondo, de Prisoners Defenders, habla de un modus operandi exacto al “de la trata de blancas”. La embajada cubana les retira el pasaporte. Es decir, países como España, aceptan que se muevan por nuestro territorio cubanos traídos por el régimen sin documentación alguna. Los funcionarios les vigilan. Les meten en pisos-patera insalubres y sin privacidad alguna. Se les prohíbe salir desde las 6 de la tarde o dormir fuera.
“Nos impedían tener relaciones de amistad o sentimentales con nativos si no eran aprobadas por ellos”. Se les prohíbe moverse libremente por el país. Es decir, en España, habría cubanos secuestrados por su propia embajada, según la denuncia. Se les obliga a espiar al resto de sus compañeros e informar de sus relaciones y actividades. Se les obliga a incrementar falsamente las estadísticas de su trabajo. Se les interviene sus comunicaciones y sus e-mails. Se les prohíbe incluso conducir vehículos por su cuenta en los países de destino. Y describen por parte de los funcionarios cubanos en el exterior haber sido víctimas o testigos de amenazas, violencia y acoso sexual.
Las relaciones homosexuales, según se comprueba en los 1.111 testimonios ante el TPI, están especialmente vigiladas y castigadas. Se les amenaza, si les descubren, con el retorno a Cuba y dos años de cárcel.
40.000 desertores. La ley de los 8 años
Abandonar la misión, durante o después, cuesta muy caro. La legislación penal cubana tiene, entre otras, la llamada “Ley de los 8 Años”. Es el tiempo mínimo por el que la dictadura comunista te impide volver al país si huyes. La ley te declara desertor. 40.000 cubanos han sido declarados desertores, según Prisoners Defenders, por huir de la misión o no regresar a Cuba. La legislación cubana permite, en ese caso, también, incautar todos los bienes del desertor y sus familiares en Cuba, que son, además, señalados públicamente por el régimen, incluso en actos de repudio. Prisoners Defenders calcula, por sus investigaciones, que entre 5.000 y 10.000 cubanos no pueden ver a sus hijos afectados por la Ley de los 8 Años que les declaró desertores. 8 años sin ver crecer a tus hijos por buscar para ellos fuera de tu país, pan y libertad, la que no tiene Cuba.
Es la letra pequeña de la Misiones Internacionalistas de Cuba en el exterior. El gran logro de la Revolución cubana enaltecido por la izquierda española. Es el testimonio del horror que los cubanos siguen viviendo hoy no solo en Cuba, sino en España o en Italia. El régimen que tanto admiran aquí PSOE y Podemos. El que el Gobierno de Pedro Sánchez no quiere llamar «dictadura».
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