Erdogan cesa al director del Banco Central de Turquía por discrepancias

Recep Tayyip Erdogan. Foto: AFP
Recep Tayyip Erdogan. Foto: AFP
  • Margarita Arredondas | Atalayar.com

El economista y político Sabah Kafcioglu es el nuevo jefe del Banco Central de Turquía. Así lo anunciaba ayer el Boletín Oficial del Estado, sorprendiendo a economistas e inversores. Kafcioglu, ex diputado del AKP con poca experiencia en el sector, obtiene este puesto después del despido del anterior director, Naci Agbal. Agbal había sido nombrado hacía tan solo cuatro meses y fue el tercer gobernador del Banco Central en menos de dos años. El motivo de su cese se debe al aumento de la tasa de interés del 17 al 19%. El predecesor de Agbal, Murat Aysal, fue despedido en noviembre por no actuar contra la caída de la lira turca, moneda inestable que ha sufrido múltiples desplomes. No obstante, con Agbal al frente del Banco Central la divisa turca logró recuperar parte de su valor perdido.

Además, periódico Yeni Safak ha acusado a Agbal de formar parte de una conspiración. “¿En nombre de quién has hecho esta operación?”, señalaba el medio turco. Este diario, de ideología islámica y ultranacionalista está relacionado con el exministro de Finanzas, Berat Albayrak, yerno de Erdogan. Albayrak dimitió días después del nombramiento de Agbal porque al igual que el presidente no comparte las políticas de Agbal.

Las políticas económicas de Naci Agbal habían sido bien recibidas por los mercados y analistas financieros. No obstante, Erdogan siempre se ha declarado en contra de los tipos de interés ya que considera que generan inflación, cuando la gran mayoría de economistas defienden lo opuesto. El nuevo directo del Banco Central, Kafcioglu, comulga con las ideas del presidente Erdogan. Este cese demuestra la constante injerencia del presidente en cuestiones económicas que hace que los directores de esta institución no puedan trabajar libremente.

Aunque la economía turca haya crecido en 2020 durante a la pandemia de la covid-19, el país sufre una importante crisis, tanto por los problemas externos como por su inestabilidad interna. Pese al crecimiento económico, el pasado año la lira turca perdió un 25% su valor. Por lo que el 2020 fue el octavo año a la baja, según Bloomberg. También, ese mismo año, su valor se desplomó a niveles históricos: en mayo la cotización de la moneda cayó hasta 7,25 unidades frente al dólar.

Turquía ha llegado a esta precaria situación por varios factores. En primer lugar, las ideas de Erdogan contrarias a las de los economistas afectan perjudicialmente a la economía turca. Además, sus decisiones autoritarias, como no dejar al Banco Central trabajar libremente no permite que expertos puedan tratar de salir de la crisis. Un acontecimiento interno clave que creó mucha inestabilidad tanto política como económicamente fue el fallido intento de Estado de julio de 2016. La convulsa situación de Oriente Medio como la guerra en Siria o la lucha contra el Estado Islámico también influye en la economía del país al tener que gestionar gastos militares, de seguridad y los derivados de la crisis de refugiados.

Estas circunstancias, unidas a la mala relación de Erdogan con algunos países occidentales como Estados Unidos, causan el desplome constante que sufra la lira. En 2018 la tensión entre Donald Trump y Recep Tayyip Erdogan culminó con la decisión del expresidente estadounidense de duplicar los aranceles a algunos productos turcos, agravando todavía más la crisis de la lira. “Acabo de autorizar doblar los aranceles al acero y el aluminio con respecto a Turquía, ya que su moneda, la lira turca, cae con rapidez con relación a nuestro muy fuerte dólar”, anunció el expresidente Trump en su cuenta de Twitter.

La Unión Europea también ha impuesto sanciones que han influido directamente en la frágil economía turca. La crisis de los refugiados ha causado que se vivan momentos de mucha tensión entre Ankara y Bruselas. También las aspiraciones expansionistas de Erdogan de anexionarse territorio sirio le ha costado críticas desde la Unión Europea y se han suspendido la exportación de armas. Las últimas sanciones desde Bruselas contra Turquía se deben a sus acciones en el Mediterráneo oriental. La petrolera turca TPAO ha llevado a cabo operaciones no autorizadas en aguas cercanas a Chipre y Grecia. Erdogan aseguró a medios turcos que “cualquier decisión sobre sanciones contra Turquía no le preocupa”. Además, añadió: “La UE ha impuesto sanciones desde 1963 a Turquía. Nunca se han portado con honradez; nunca han cumplido sus palabras. Hemos sido muy pacientes”.

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