Crisis de la inmigración

Se dispara el número de refugiados en Grecia

Refugiados sirios en Izmir, Turquía, tratando de pasar a Lesbos, Grecia. (Foto: Getty)
Refugiados sirios en Izmir, Turquía, tratando de pasar a Lesbos, Grecia. (Foto: Getty)

La llegada de migrantes y refugiados a Grecia desde Turquía se ha disparado este año, un claro deterioro de la situación y reflejo de la fragilidad del sistema de asilo europeo y, en específico, del acuerdo migratorio entre la Unión Europea y Turquía (Ankara se comprometió a readmitir a los refugiados sirios que llegaran de sus costas a las islas griegas, a cambio de 6.000 millones de euros en ayudas).

Las islas griegas vuelven a ser un hervidero en la gestión de la tragedia de los refugiados por parte de la UE que ve cómo necesita una nueva aproximación a su política migratoria. Por ello se esta semana se han personado en Ankara y Atenas el ministro del Interior alemán, Horst Seehofer, y el comisario europeo de migración, Dimitris Avramopoulos, que instan a Turquía a aumentar los esfuerzos para prevenir la partida de refugiados hacia Europa.

Las islas griegas del Egeo están masificadas: acogen en los campamentos y centros de acogida griegos, a más de 30.000 migrantes, refugiados y solicitantes de asilo, la mayoría provenientes de Turquía, en unas instalaciones inicialmente preparadas para albergar a 5.800. El campo de refugiados, de Moria, en la isla griega de Lesbos, ilustra la extrema volatilidad y la crisis humanitaria que viven los refugiados es su odisea y la incapacidad de la Unión Europea de gestionar la situación migratoria en sus fronteras. Moria acoge a 12.600 solicitantes de asilo, cinco veces más de su capacidad, que viven en condiciones de hacinamiento e insalubridad.

La saturación de los centros de acogida en las islas de Lesbos, Samos y Kos, con unas condiciones inhumanas similares, preocupa mucho. En Samos, el centro de recepción de Vathy acoge a 5.500 personas migrantes y refugiados, una cifra 8 veces superior a su capacidad, mientras que en Kos alberga 3.000 personas en un espacio previsto para 700, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Trágicos eventos en los campamentos muestra la precaria situación en el país, además de la creciente inestabilidad, preocupación y frustración de los solicitantes de asilo en el país heleno.

Las autoridades griegas han alertado recientemente de un notable aumento este año del flujo de refugiados a Grecia desde Turquía, hacia las islas del mar Egeo, este año. Acnur registró en septiembre las llegadas marítimas de migrantes ascendían hasta 10.258 personas, la cifra mensual más alta registrada desde 2016, duplicando el máximo mensual observado en los últimos tres años. Por su parte, un informe de los Guardacostas turcos alertaba del aumento en el número de migrantes interceptados en el mar Egeo, unos 36.000 migrantes intentaron llegar a las islas griegas, y aseguran que a estas alturas del año ya se han superado las cifras de todo 2018 (unos 25.000) y 2017 (unos 21.000).

La ruta del Mediterráneo Oriental vuelva a ser el principal foco de presión migratoria para Europa. Grecia ha recibido este año la mayoría de las llegadas por mar a través del Mediterráneo, con unas 45.600 de las 77.400 llegadas totales, es decir, más que España, Italia, Malta y Chipre juntas. Grecia tiene la mayor proporción de solicitantes de asilo en relación con su población dentro de la UE, y solo Alemania y Francia han registrado más solicitudes de asilo.

Todo ello evidencia la inestabilidad del acuerdo migratorio UE-Turquía. Pese a haber reducido el número de llegadas a Grecia desde el pico de 2015, debido a un mayor control fronterizo en Turquía, el acuerdo no ha avanzado la correcta gestión y dista de resolver el problema de fondo. Por un lado, las devoluciones a Turquía apenas suponen una fracción de las llegadas ya que solo 1.913 migrantes o refugiados han sido efectivamente deportados de las islas griegas al país vecino, según Efe. Mientras, Turquía se queja de que la UE solo ha entregado a Turquía 2.400 millones de euros de los 6.000 millones prometidos (la Unión se defiende asegurando que ha asignado ya a proyectos concretos 5.800 de lo prometido).

Las tensiones internas turcas, y ambiciones nacionalistas, hizo que Erdogan avisara a la UE que abriría las puertas si no recibe más ayuda europea y, sobre todo, apoyo para su plan de crear una zona de seguridad en el noreste de Siria. Turquía alberga a casi 4 millones de refugiados, principalmente sirios y afganos, el principal país de acogida de refugiados. Turquía es uno de los focos de la crisis humanitaria global y la situación en el país para los refugiados y migrantes va de mal en peor.

Mientras tanto el nuevo Gobierno griego también está decidido a jugar un papel más determinante. El Ejecutivo dice querer descongestionar los centros de recepción del Egeo trasladando personas al continente: promete que Moria será descongestionada en dos meses y que reducirá la presión migratoria sobre el país. Para ello, alega que su temor es que se reviva la llamada «crisis de refugiados» de 2015. Esta semana aseguraron que el primer objetivo es aumentar las devoluciones de migrantes desde las islas del Egeo a Turquía en hasta 10.000 personas que no tienen el estatus de refugiado o concedido el de asilo para el año 2020 (como parte del acuerdo UE-Turquía).

Para ello, el Gobierno anunció que endurecerá las condiciones de los solicitantes y los controles fronterizos, aumentará las patrullas marítimas y establecerá centros cerrados pre-salida para aquéllos que han entrado en Grecia ilegalmente y no tienen derecho a asilo o cuya solicitud sea rechazada . Otro de los anuncios es la «creación de una lista de terceros países seguros a los cuales serán devueltos inmediatamente aquellos que entren ilegalmente en Grecia», que reducirá sustancialmente las solicitudes de asilo para algunas nacionalidades, según Efe. El Gobierno presentará en los próximos días un borrador de ley para acelerar el proceso de examen de las solicitudes de asilo, con el ambicioso objetivo de que estén resueltas en tres meses.

En el borrador se establecerá que aquellos que no estén de acuerdo con su traslado a diversos centros o no cumplan con las normas de estos estarán rechazando la protección del Estado, dejarán de ser acogidos en dichos centros e incluso podrán ser devueltos sin realizarse un examen de demanda de asilo. Además el Gobierno podría abolir el proceso de apelación para las solicitudes de asilo, restringir la actual definición de quién forma parte de una unidad familiar y la definición de ‘vulnerabilidad’, dejando fuera por ejemplo los problemas psicológicos derivados de traumas como una guerra.

Acnur pide que las autoridades helenas aceleren sus planes para transferir a 5.000 de los solicitantes de asilo de las islas del Egeo a la parte continental del país para continuar allí sus trámites regulatorios, en centros aún no saturados por las llegadas. En marzo de 2016 la Unión Europea y Turquía firmaron un acuerdo con el que se logró frenar la llegada de cientos de miles de migrantes a las costas griegas. Pero hoy las cosas han cambiado. El acuerdo de hace más de tres años ha hecho que el atasco legal que acumula refugiados en las islas griegas haya generado una situación humanitaria insostenible.

El este del Mediterráneo necesita de una solución primera para la dramática situación en los campamentos de refugiados y centros de acogida. Con el invierno a la vuelta de la esquina eso debería ser abordado con urgencia por lo que se necesitan soluciones y propuestas para solventar la terrible situación humanitaria. Una política migratoria europea unificada basada en la responsabilidad compartida sigue siendo necesaria. Quizás el acuerdo de La Veleta, una solución presentada a finales de septiembre en la que Francia, Alemania, Italia y Malta acordaron un mecanismo temporal para agilizar el desembarco y redistribución posterior entre países de inmigrantes y refugiados rescatados en el Mediterráneo sea una solución.

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