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Los pasos para dar buenos masajes en los pies

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Los pasos para dar buenos masajes en los pies

Si bien muchas personas se toman su tiempo cada día, o al menos un par de veces a la semana, para recibir unos buenos masajes, generalmente la mayoría se centra en esas zonas del cuerpo que suelen contracturarse como la espalda, los hombros o el cuello. Recomendamos incluir las piernas, así que estos pasos para dar buenos masajes en los pies te permitirán liberar las tensiones locales.

Es que los pies cargan con nuestro peso durante todo el día, así que están entre las partes del organismo que más se desgastan. Solamente un par de sesiones de masajes en ellos te harán saber que siempre deberías incorporarlos a tus relajantes sesiones.

Pasos para dar buenos masajes en los pies

  1. Lo primero que tienes que hacer es poner los pies a remojo durante 10 minutos, en agua tibia. Esto hará que los tengas totalmente limpios y el masaje sea más placentero.
  2. Sécate los pies con una toalla limpia y siéntate en una silla si el masaje te lo vas a dar tú mismo. Si es para otra persona, que se tumbe en una cama o camilla, boca arriba, y coloca una toalla debajo de sus pies.
  3. La intensidad de las caricias debe ser progresiva, aumentando la presión según se dan los movimientos.
  4. Cuando ya has realizado el movimiento de arriba a abajo un par de veces, haz movimientos circulares con los pulgares de tus manos en la planta del pie. .
  5. Repite 4 veces en cada dirección y después haz como si lo amasaras con el puño. No hagas mucha presión, que no sea intensa ya que puede causar molestias.
  6. Amasa ahora todo el pie con la yema de los dedos, desde el dedo gordo y con todos los dedos. El movimiento debe empezar en la base y aplicarse presión suavemente hasta llegar a la punta del dedo. Cuando termines con todos los dedos, vuelve a acariciar el empeine y la planta del pie, con menos presión esta vez.

¿Cuándo y cómo masajear los pies?

El consejo de los profesionales es que los pies sean masajeados antes de irnos a la cama, a última hora de la noche de ser posible. Básicamente, esto es para que los efectos perduren durante toda la noche, en las horas en que están horizontales y descansan.

Todo lo que necesitas para obtener los resultados esperados es algo de agua tibia, toallas, cremas o aceites y, si quieres, aromatizantes.

Antes de comenzar con el masaje en sí, deja los pies en remojo en agua tibia durante unos diez minutos, hasta que estén bien limpios. También te irás predisponiendo a conectar con ellos, así que intenta no saltearte este paso porque es más importante de lo que crees.

Pasado ese rato, seca los pies con una toalla y siéntate en una silla o, si el masaje va a realizarlo otra persona, acuéstate en una cama. Coloca otra toalla seca debajo de tus extremidades, y aplica o pide que te apliquen los ungüentos, frotando hasta cubrir ambos pies.

Acto seguido, empieza a masajear un pie y luego el otro, con movimientos suaves desde la punta de los dedos hasta la planta y el tobillo. Tienes que ir modificando la presión que ejerces, siendo delicado en los dedos y un poco más enérgico en la planta como en el tobillo.

Para finalizar, toma alguna de las toallas y seca los pies por completo, aguardando otros diez minutos antes de volver a la rutina.

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