Ni carreras ni gladiadores: el deporte más popular del Imperio Romano aún se practica casi igual hoy en día

El deporte más popular del Imperio Romano no tenía únicamente un carácter competitivo. Se integraba en un sistema más amplio de control social, expresión religiosa y afirmación de poder. Los ludi, fiestas públicas, daban espectáculos para honrar a los dioses y reforzar el vínculo entre el pueblo y el poder político. Estas celebraciones incluían, claro, competiciones físicas.
Entre las disciplinas más llamativas estaban las carreras de cuádrigas, las recreaciones bélicas y las luchas con animales salvajes. Aun así, ninguna de estas actividades resultó tan extendida y transversal como la que está por ser develada a continuación.
¿Cuál es el deporte más popular del Imperio Romano y que aún se practica?
El deporte más popular del Imperio Romano consistía en el combate cuerpo a cuerpo sin armas, un tipo de lucha que, con matices, ha llegado a nuestros días. Lo llamaban pugilatus.
El pugilatus es nada más y nada menos que el antecesor directo del boxeo actual. Su práctica está documentada desde el siglo VIII a. C. y tiene raíces en la tradición griega del pygmachía, o lucha con puños. Aunque se transformó con el paso del tiempo, su estructura básica se mantuvo estable.
En el mundo minoico y micénico ya aparecen representaciones de jóvenes con guantes enfrentándose. A lo largo de los siglos, esta actividad fue absorbida por la cultura romana, que la reinterpretó dentro de su sistema de espectáculos públicos.
En Grecia, según la Ilíada, los héroes practicaban el boxeo en los juegos funerarios en honor a los caídos. En Roma, la disciplina adoptó una dimensión más violenta y sistemática, ligada a la preparación militar y al entretenimiento colectivo.
Así era el pugilatus, más conocido como boxeo romano
Como bien se mencionó, el pugilatus fue un antecedente en el desarrollo del boxeo como deporte. Sin embargo, no era igual. Por empezar, los púgiles romanos utilizaban tiras de cuero llamadas himantes para envolver sus manos. Estos elementos dejaban los dedos libres, pero ofrecían cierta protección a los nudillos.
Más adelante se introdujeron los sphairai, con acolchado interior y superficie exterior endurecida. También se empleaban los oxys, refuerzos de cuero que cubrían las manos, muñecas y antebrazos. Incorporaban una banda de lana para secar el sudor durante la pelea.
El entrenamiento se realizaba con sacos rellenos de harina, tierra o mijo, llamados korykos, una versión primitiva pero efectiva del saco de boxeo moderno.
En lo que respecta a las reglas básicas del combate, estas eran las más importantes:
- No se permitía agarrar al adversario ni utilizar llaves de lucha.
- Se aceptaban únicamente golpes con el puño.
- No existía un ring delimitado.
- No había categorías por peso ni límite de tiempo.
- La victoria se daba cuando uno de los combatientes se rendía o quedaba incapacitado.
- Si el combate se alargaba, los púgiles podían acordar un intercambio de golpes directos sin defensa.
- Los jueces intervenían con varas para sancionar las infracciones.
Estas normas, aunque rudimentarias, muestran una estructura organizada, con ciertos paralelismos con el boxeo moderno.
¿Cómo el deporte más popular del Imperio Romano terminó siendo el boxeo actual?
El deporte más popular del Imperio Romano sigue vivo hoy en forma de boxeo. Aunque sufrió transformaciones, conserva muchos elementos fundamentales: el combate directo entre dos personas, el uso de guantes, el entrenamiento con sacos y la presencia de normas básicas que estructuran el enfrentamiento.
Actualmente, el boxeo es una disciplina con reglas más precisas y medidas de seguridad. A diferencia del mundo romano, donde los combates podían acabar en lesiones graves o muerte, en la actualidad se prioriza la protección del atleta.
La evolución del equipamiento también marca una diferencia. Los guantes actuales están acolchados y regulados por federaciones deportivas. Las categorías por peso, los asaltos y la presencia de árbitros dentro del ring aseguran un desarrollo más justo de la contienda.
Hoy se entrena en gimnasios, se televisa en directo y se practica en los cinco continentes. El hecho de que un deporte nacido en contextos rituales y guerreros haya persistido hasta convertirse en disciplina olímpica muestra la potencia de su estructura original.