4 datos sobre Kandinsky, el padre del arte moderno
Vasili Kandinsky fue un destacado artista, pionero del arte moderno y arte abstracto que dejó para la posteridad algunos de los cuadros más famosos del mundo del arte. De origen ruso, se nacionalizó alemán y, posteriormente, escogió la nacionalidad francesa, el artista bebió de los grandes de los pinceles como Rembrant y Monet durante sus años de estudios.
Durante su época de estudios, compaginó la carrera de derecho y economía, con las clases de pintura y dibujo, al tiempo que comenzaba a desarrollar un gusto por la cultura primitiva y por el arte ruso. Cuando cumplió 30 años, Kandinsky abandonó la enseñanza en las disciplinas de economía y derecho, para inscribirse en la escuela de arte de Múnich.
Pero no llegó a entrar en dicha escuela, y el pintor ruso comenzó a estudiar por su cuenta y descubrió muchas pinturas de Monet por las que quedó realmente impresionado sobre todo por el uso de los colores del arista.
A principios del siglo XX comenzó a viajar por Europa lo que le abrió la puerta a explorar su arte y componer algunas de sus obras más emblemáticas y famosas.
Sinestesia
El artista ruso fue uno de los pintores más destacados de su generación. Entre otras cosas, Kandinsky era capaz de percibir sensaciones diferentes con varios sentidos, un fenómeno neurológico que se conoce como sinestesia.
Gracias a esto, sus cuadros estaban influenciados no solo por artistas plásticos, también la música jugaba un papel fundamental a la hora de elaborar sus obras de arte como por ejemplo la música de Wagner.
El artista tenía asociado el sentido del oído al de la vista, por lo que su mente creaba sonidos y colores a la par, algo que quedó fielmente reflejado en cada una de sus composiciones. Muchos de los críticos que han estudiado la obra de Kandinsky mencionan que era «capaz de ver sonidos» algo muy representativo a la hora de mirar la obra del autor que poco a poco fue virando hacia el mundo abstracto.
Artista tardío
El caso de Kandinsky es diferente al de muchos artistas que mostraron sus dotes desde muy pequeños. El artista ya se interesó por la pintura desde pequeño, pero sus estudios lo llevaron por otros lugares hasta desarrollar varias carreras poco relacionadas con el arte.
Fue en 1896 cuando Kandinsky, ya con 30 años, abandonó su Rusia natal y se fue a Múnich, cuna del arte de la época. Dejaba atrás una vida respetable como profesor para estudiar algo totalmente diferente acompañado de su esposa.
La elección de Múnich no fue casual para el pintor. Muchos de sus compatriotas habían dejado Rusia para dirigirse hasta la ciudad alemana, una de las más interesantes del momento para los pintores y en la que se ofrecía una formación técnica realmente completa.
Cuando consiguió entrar en la Academia de las Bellas Artes, recibió la formación del prestigioso Franz von Stuck, que le sirvió para tener unas bases sólidas en su camino como pintor, pero que abandonó pronto para experimentar su arte de forma libre.
Escuela de arte
Después de sus primeros años en la ciudad, Kandinsky revolucionó el mundo del arte de la época abriendo su propia escuela donde se admitían mujeres artistas. En 1902, la mayoría de centros de enseñanza artística estaban reservados para los hombres, y Kandinsky, por medio de una asociación que presidía, Phalanx, consiguió abrir esta escuela donde enseñaría pintura y dibujo.
Su vida cambió para siempre porque el artista comenzó a disfrutar de su arte y conoció a la que sería su amante, Gabriele Münter, alumna suya con la que mantuvo un romance.
Rechazó a Estados Unidos
Convertido en uno de los artistas de vanguardia, las ofertas para presentar sus obras de duplicaron para Kandinsky en una época marcada por diversos conflictos entre las naciones. El ruso jamás viajó a Estados Unidos ni pensó nunca en instalarse en el país, a pesar de las reiteradas ofertas que tuvo para ser profesor de la Black Mountain College de Carolina del Norte donde se encontraba un viejo amigo suyo, Josef Albers.
En plena Segunda Guerra Mundial, Kandinsky prefirió instalarse en la ciudad de París, otras de las cunas del arte europeo, en lugar de trasladarse a Nueva York como le habían solicitado. En esta época, París era una ciudad devastada por la guerra, pero a Kandinsky le pudo más sus ganas de seguir desarrollando su propia obra en suelo europeo, donde se encontraban los mejores pintores abstractos del momento.
A pesar de ello, años antes, en el 70 cumpleaños del autor, ciudades como Nueva York y Los Ángeles, desarrollaron importantes monográficos sobre el pintor, participando Kandinsky en algunos de ellos sobre cubismo y arte abstracto que se pudieron ver en el MoMA de Nueva York.
Para Kandisnky, Estados Unidos no representaba nada de lo que él sentía con el arte, criticó su materialismo y la poca importancia que le daban a los artistas abstractos.