En Castilla-La Mancha se ponen las botas con este plato, pero su mezcla de ingredientes no la aguanta todo el mundo

En Castilla-La Mancha, la comida es una de esas cosas que pueden hacerte ver la gastronomía de otra manera. Con su queso manchego que enamora a toda España, hay pocas cosas que destaquen tanto, pero eso no quiere decir que no haya más por descubrir.
Por ejemplo, hay un plato muy curioso, con una mezcla de ingredientes tan particular que pocos se atreven a probarlo. Es delicioso, reconfortante, una de esas comidas que necesitan tiempo en la cocina, pero que vale la pena al probarlo. Este es el ajopringue.
El plato que comen en Castilla-La Mancha y que pocos se atreven a pedir
El ajopringue es uno de esos platos que desconciertan a quienes vienen de fuera. Como su nombre indica, lleva ajo, sí, pero eso no es lo más potente. El verdadero protagonista es el hígado de cerdo.
La receta incluye panceta, miga de pan y especias: clavo, canela, pimentón y orégano. Una combinación que suena a cocina antigua, perfecta para invierno.
Este plato no se encuentra en cualquier sitio. No es una tapa popular como las patatas bravas o unas croquetas, ni un plato de callos. Es más bien un puré contundente, denso y lleno de sabor.
¿Cómo preparar este plato de Castilla-La Mancha?
El ajopringue lleva un proceso largo, pero vale la pena seguirlo al pie de la letra, aunque haya que ensuciar la cocina.
Ingredientes:
- 750 gr de hígado de cerdo.
- 2 tiras gruesas de panceta.
- 300 gr de miga de pan de hogaza (mejor si está algo seca).
- Piñones (a gusto, pero no escatimes).
- 1,6 litros de agua bien caliente.
- 4 dientes grandes de ajo.
- 1,5 cucharadas de pimentón dulce.
- 1 pizca de clavo molido.
- Media cucharadita de orégano.
- Sal y pimienta.
- 130 ml de aceite de oliva.
- 1 cucharadita de canela.
Elaboración:
- Empieza friendo el hígado, cortado en dados, con un poco de aceite. Solo vuelta y vuelta, que no se pase.
- Luego, en ese mismo aceite, fríe la panceta hasta que quede dorada por todos lados. Cuela todo y reserva la grasa que has sacado: la vas a usar después.
- Tritura el hígado. En una sartén grande, calienta los 130 ml de aceite y fríe los ajos enteros, pelados. Cuando estén bien dorados, machácalos en el mortero.
- Ahora toca el pan: echa la miga en la sartén con la grasa del hígado. Remueve sin parar. Añade el pimentón y mézclalo bien para que no se queme.
- Después, vierte el agua caliente. En cuanto empiece a hervir, incorpora el hígado triturado y los ajos machacados.
- Salpimienta, y añade las especias: orégano, canela y clavo. Fuego alto y movimiento constante.
- Mientras se espesa, corta la panceta en tacos pequeños. Cuando empiece a asomar el aceite en la superficie, añade los piñones y la panceta. Remueve bien, y listo.
El secreto del ajopringue está en no dejar de mover y hacerlo siempre en la misma dirección.
El ajopringue se suele acompañar con una torta de pan manchego tostado. Hay quien lo toma con un vino tinto joven, pero la realidad es que, se sirva como se sirva, va a ser ideal. El protagonista es el ajopringue, y en Castilla-La Mancha lo saben bien.