Gastronomía española

Este postre es un manjar de dioses en Castilla, pero casi nadie sabe que ya aparecía en ‘El Quijote’

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Nuégados.
  • Manuel Morera
  • Periodista y fundador del pódcast V9, el programa de F1 más escuchado de España. Universidad de Valencia y Radio 3. Anteriormente en ElDesmarque, Levante TV y Las Provincias.

El Quijote es una de las obras más importantes de la literatura universal, pero Cervantes aprovechó para recoger elementos clave de la cultura popular española como los refranes, comidas y hasta lo que hoy en día son restaurantes.

De entre todos los platos que destacó, hay un postre manchego que casi nadie conoce pero es de los más sabrosos: los nuégados.

Como suele pasar con tantos otros platos manchegos que aparecen en El Quijote, están muy ligados a las clases populares, pero también forman parte de uno de los banquetes más importantes de la obra.

El postre manchego que aparece en ‘El Quijote’

En el capítulo LXI de la segunda parte de El Quijote, durante las bodas se describe un banquete donde Cervantes aprovecha para introducir alguno de los alimentos más populares de la gastronomía manchega.

De hecho, una de las frases más célebres demuestra la importancia que se le daba a la comida: «Que me maten, señores, si el autor deste libro que vuesas mercedes tienen quiere que no comamos buenas migas juntos».

Entre todos ellos uno de los más olvidados son los nuégados. Este postre no es apto para todo el mundo, ya que es muy contundente. La clave está en que se prepara con una masa muy espesa de harina.

¿Qué son los nuégados manchegos?

La proliferación de cafeterías y bares especializados en comida americana ha provocado que asociemos los dulces y postres a productos exóticos y de otras latitudes.

Sin embargo eso nos ha hecho olvidar que en España ya tenemos unos postres magníficos. Por ello no te tendrías que quedar sin probar los nuégados.

La base de la receta son huevos batidos con dos cascarones de aceite de oliva crudo. A ello hay que incorporarle harina hasta conseguir una masa muy densa.

Lo siguiente es darle forma con los dedos, cortarlos a trozos pequeños y freírlos en aceite abundante hasta que se doren. Si te gusta el dulce lo mejor es bañarlos en miel caliente.

Lo peor de todo es que si empiezas a comerlos no vas a poder parar. Se sirven fríos, son dulces y extremadamente crujientes, por lo que tienen un componente adictivo inigualable.

Otras comidas que recomendó Miguel de Cervantes

Aunque los nuégados aparecen de una forma indirecta, hay otros platos que Miguel de Cervantes incluyó en El Quijote de una forma muy clara y que, de hecho, son claves en la obra.

Como bien resume el Centro Virtual Cervantes, la importancia de los duelos y quebrantos se nota desde el mismísimo arranque de El Quijote, justo cuando se describe la dieta de Alonso Quijano.

«Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos…».

El menú no está elegido al azar, sino que muchos autores consideran que era una forma bastante inteligente de ironizar sobre la pérdida de riqueza de los nobles y sobre cómo la caballería estaba muerta.

Don Quijote ya sólo tenía el título, pero muy poco dinero. Una muestra clara es que su dieta estaba basada en comida de aprovechamiento y más típica de pastores que de nobles.

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