Gastronomía

El bar de un polígono advierte a sus clientes sobre su «bocadillo de escombros»: no es apto para delicados

Bocadillo, comida, gastronomía
Recreación de un bocadillo.
  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

El bocadillo es versátil, se lleva a donde sea, no pide mucho: para una carretera, en una montaña, una cena relajada… es una opción ideal, muy clásica, aunque todavía hay algunas versiones que siguen sorprendiendo.

Hay bocatas de prácticamente todo: calamares, tortilla, jamón serrano, chorizo picante o filete empanado. Pero este no es uno de esos, sino que tiene un poco de todo. De todo lo que haya, literalmente. Su nombre es «bocadillo de escombros», y lo sirven en el polígono Guadalhorce, Málaga.

Este es el bocadillo que no sabes qué lleva hasta que lo muerdes

El bocadillo de escombros se llama así por una razón sencilla: se prepara con lo que queda, con lo que sobra. Lo que otros tirarían, aquí se convierte en desayuno de campeones.

El bocata puede llevar un huevo a la plancha, una loncha de jamón cocido, restos de tortilla, una hoja suelta de lechuga, incluso una salsa que no esperabas. Y lo mejor es que nunca será igual dos veces.

Lo sirven en el restaurante Las Marismas, en la calle Castelao, en pleno corazón del polígono Guadalhorce. Lleva más de 10 años como uno de los desayunos estrella del local. En la carta aparece con su nombre, bien claro, y con una advertencia «No apto para delicados».

El lugar abre desde las 6:30 de la mañana, y ya a esas horas hay quien lo pide. El pan lo eliges tú (pitufo, mollete o viena), pero del contenido no sabes nada hasta que lo tienes delante. A veces ni eso. Solo lo descubres cuando le metes el primer bocado. No se puede negar que es una experiencia emocionante.

La clientela se compone de camioneros, obreros, trabajadores de la zona… gente que necesita energía real. Por eso este bocadillo no es ligero ni fit. Es potente y está muy cargado. Si alguien le pide a un camarero que le quite algo… ya no es de escombros, pierde la magia.

¿Qué dicen los clientes sobre este desayuno?

La puntuación media en Google supera el 4,1 sobre 5. No es un restaurante gourmet ni lo pretende, pero la gente repite, y eso es lo más importante.

Un cliente comenta «Mi marido se pidió un mollete escombro. Está todo buenísimo. Eso sí, es para estómagos valientes. Volveremos.» Otra reseña destaca el ambiente: «El trato es de 10. Te hacen sentir como en casa. Y el bocadillo es una locura.»

Hay quien elogia el café, quien menciona a la camarera rubia por su simpatía, quien asegura que el menú del día merece la pena. Pero el protagonista siempre aparece: el bocadillo de escombros.

¿Qué destacan de este bocadillo?

Todos coinciden en que es muy contundente. Lo pruebas y te llena. Hay quien se lo termina de una sentada y quien se lo guarda para más tarde.

Para quienes van con hambre y no quieren algo ligero, para los que prefieren desayunar como si no hubiera almuerzo o para los que valoran lo auténtico, este bocadillo de escombros destaca como una opción muy buena que seguro va a cumplir las expectativas y pondrá el listón muy alto.

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