El apasionante y desconocido mercado de inversión en vinos
Los griegos, fenicios y romanos fueron, durante muchos años, grandes comerciantes de vino. Con la invención de la botella de cristal, en el siglo XVIII, llegó la especulación. El mayor comerciante individual – hasta la fecha – es Herman Cruse, que adquirió en 1897 el 90% de la producción de Burdeos, ante la amenaza de estallido de la revolución en Europa.
Pero vayamos a los tiempos modernos. Al igual que tenemos nuestro IBEX para las acciones o el mercado del oro, también contamos con un mercado internacional del vino. Se llama Liv-ex y fue creado en Londres en 1999. Se compone de varios índices: liv-ex 50, 100, 200 y 500. El más utilizado es el 50: contempla los precios de las botellas de 5 bodegas de Burdeos, con 10 diferentes añadas. El cálculo del índice es similar al del IPC. Trimestralmente se revisa (y modifica) las botellas que componen el índice, así como el peso de cada una de ellas.
En China hace furor el vino tinto, ya que el color blanco es sinónimo de muerte
Y es que el mercado del que hablamos no es peccata minuta: mueve al año 5 billones de dólares. Sólo en subastas las transacciones tienen un valor de 400 millones de dólares. Y el 40% de esta cifra proviene de Hong Kong. Fíjate en la gráfica: muestra la correlación entre la variación del precio del vino y el número de millonarios. Interesante.
¿De qué depende el valor de una botella en el Liv-ex?
De la añada (la del 82 y 2000 están consideradas las mejores de la historia) y del precio histórico de la bodega. Y de las críticas. ¿Cuál es el crítico que tiene más peso? Lo has adivinado: Robert Parker. Tal es la influencia que en su momento predijo que la añada de 1982 en Burdeos sería excelente. Bien, pues esta añada ha alcanzado precios astronómicos. Tanto es así que tres décadas después, el Burdeos de 1982 sobrepasa en valor a otras botellas del 1983, aunque ésta última añada tiene mejores puntuaciones en catas a ciegas.
Conviene mencionar, no obstante, que la opinión de Parker no es ninguna garantía; vinos no tan bien valorados por el crítico han alcanzado un incremento del 800% desde el 2002. Vaya.
¿Y de qué depende la variación de precios?
Como factor principal, de las condiciones económicas mundiales. Después, de la oferta, que es limitada por dos razones: es un mercado con una producción muy reducida y las botellas se consumen.
El último factor que ajusta el precio es la demanda, que, como hemos visto, principalmente viene de Asia. En este continente se concentra el 50% de las inversiones. En China hace furor el vino tinto, ya que el color blanco es sinónimo de muerte.
Así las cosas no es de extrañar que los precios se hayan disparado: desde el 2010, un 57%. Un ejemplo de ello es el Lafite 1982 que valía 4.000 dólares nada más salir al mercado, y ahora se cotiza a 40.000 dólares.
¿Y dónde se encuentran las botellas…?
Si eres un inversor particular necesitas buscar un sitio acondicionado para guardarlas. Si lo haces a través de una casa de inversión, ellos se encargan de su custodia. Y aquí viene un factor que tenemos que tener en cuenta: el coste de almacenamiento. Y del seguro, que los accidentes pasan. Estos son puntos importantes a tener en cuenta.
Sí, parece que la rentabilidad es buena. Pero hay que restarle el coste de almacenamiento, el peligro de que una botella se haga añicos y los gastos del gestor. Es un comercio reducido y las casas se llevan comisiones de hasta el 15%. Y una última consideración: durante el letargo del vino, no produce intereses ni dividendos. Sobretodo teniendo en cuenta que se aconseja un plazo de venta de mínimo 5 años.
¿Cuál es la dinámica del mercado del vino?
Resulta muy interesante. Se trata de un activo cuyas propiedades mejoran con los años. En algunos casos son 10 años, en otros puede ser 20. Una buena opción es adquirirlo cuando faltan alrededor de 5 años para su esplendor, sabiendo que cuando hayan pasado 10 o 12 años desde su embotellamiento, los restaurantes de lujo o particulares, es cuando estarán interesados en comprar.
Para entenderlo mejor, tomemos el caso del Chateau Margaux, añada del 2000, que salió al mercado en el 2002, con un precio de 3.000 dólares. Este vino en particular tiene su momento de madurez a partir del 2010. Como vemos en la gráfica, su precio prácticamente no tuvo variaciones, hasta que faltaron 5 años para su mejor descorche. A partir de ahí, la tendencia es claramente ascendente. Cuanto más tiempo de madurez tenga el vino, más lenta será nuestras ganancias, pero – lógicamente – también serán mayores.
¿Es tan sencillo como parece?
No lo es. Robert Parker estableció – en 1992 – que el Lynch Bages del 82 tendría su madurez en el 2007. Pero en el 2000 volvió a evaluar el vino y extendió su punto álgido a 2015. Si hubieras tenido esta botella, tu inversión habría sufrido una taquicardia.
Pese a estas consideraciones es atractivo invertir en vino, en especial si forma parte de una cartera diversificada. Aquí observamos la evolución de los precios en comparación con, por ejemplo, el mercado del oro y la bolsa de Londres.
Comparativa del vino con otras inversiones.
Y aún hay más: puedes adquirir futuros del vino. Se trata de cosechas que se han producido pero todavía no se ha embotellado. Los comerciantes pueden degustar el vino mientras está en barricas; según su olfato, realizan la orden de compra que estimen. Y las vende como “futuros”, aunque todavía se requiere uno o dos años para su embotellamiento.
Otra opción es invertir en vino a través de casas de subastas. Como dato curioso, el vino más caro del mundo fue subastado en el 2014, en Sotheby´s. En Asia, como esperábamos. Un lote de 11 botellas de Romanée-Conti se vendió por 1.6 millones de dólares. Para hacerlo más digerible: 14.000 dólares la botella y 1.700 $ la copa. Pero si hablamos de la venta de una sola botella, el record es para un Cheval Blanc 1947, vendido en el 2000 por 300.000 dólares.
Ya hemos dicho que la oferta de una añada disminuye con el tiempo pues sus propietarios lo consumen. O se rompe. Como les ocurrió a los propietarios del restaurante Atrio. Toño y José adquirieron en Londres un Château D’Yquem 1806; un vino dulce del que sólo existen tres botellas en el mundo. Su precio: 20.000 euros. Cuando fueron a colocar la botella en la bodega, se rompió por el cuello; por suerte, el líquido no se desparramó gracias al papel aislante que la protegía. Vuelta en coche a Francia, donde los responsables les estaban esperando.
Como primera providencia, la enóloga comprobó que efectivamente era el vino original, y que sus propiedades estaban intactas. Acto seguido trasvasaron el líquido a otra botella de la misma época y se re-etiquetó: “Re-acondicionada en el Château d’Yquem el 25 del 01 del 2001 a causa de un accidente. La jefa de la bodega”. Este vino puede ser tomado en el restaurante, a un precio de 120.000 euros. Y bajo la responsabilidad del cliente.
Si te interesa, estás a tiempo. El 16 de Diciembre, en Sotheby´s Londres, se subastan 1.600 lotes de la bodega de un coleccionista. Se espera alcanzar 1.9 millones de libras.
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