Crisis en el PP

Egea sobre Casado: «Lo que está pasando es culpa de él, ya no me escucha ni me hace caso»

Pablo Casado Egea
Pablo Casado y Teodoro García Egea
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

La guerra civil en la que se encuentra sumido el Partido Popular ha pasado a una nueva fase. Tras ocho horas de debate en el seno del Comité de Dirección, Pablo Casado decidió convocar una reunión de la Junta Directiva Nacional para la próxima semana. Se trata del órgano que debe aprobar la celebración de un congreso que dirima el liderazgo popular. Es el único paso. Los barones le reclamaban la destitución de Teodoro García Egea como secretario general e incluso que él mismo se eche a un lado para poder reconstruir un partido hecho añicos. Pero Casado, enrocado, no está dispuesto a dar el brazo a torcer a la primera. El líder del PP no cede a las presiones, que arrecian desde los territorios encabezadas por los propios barones, y está dispuesto a resistir. Una decisión con la que reta frontalmente a los críticos que le piden medidas drásticas y que sorprende en su propio círculo. «Lo que está pasando es culpa de él, ya no me escucha ni me hace caso», ha comentado el propio García Egea.

La reunión de este lunes en la sede de Génova es el preludio de la tensión que arrecia sobre el PP. El Comité de Dirección, el núcleo duro de Casado y formado por sus fieles, también está roto. En el encuentro fueron varias las voces que mostraron su desacuerdo con la actuación de la cúpula, como Belén Hoyo, la presidenta del Comité Electoral, que reclamó la dimisión de Egea y la celebración de un congreso urgente. Ana Pastor, Cuca Gamarra, Andrea Levy, Jaime de Olano, Elvira Rodríguez, Dolors Montserrat y Javier Maroto exigieron también soluciones inmediatas y pidieron la convocatoria de la Junta Directiva Nacional para fijar el congreso, amenazando incluso con la dimisión.

A lo largo de la tarde, Casado convocó a diputados y senadores afines para sondear su opinión, aunque muchos de ellos rehusaron incluso acudir a la sede nacional. Pese al apoyo explícito que han mostrado durante años al presidente del PP, reconocen ahora que la única solución es que dimita y que un nuevo líder tome las riendas. La fractura que ha provocado el choque entre Génova y Sol entre acusaciones cruzadas de espionaje y corrupción es inmensa. Muchos de estos parlamentarios comunicaron su impresión al líder, aunque él ya estaba «decidido a continuar», como así lo reveló uno de los asistentes a la cita.

Presión de los barones

Desde que estalló la crisis, los barones, dirigentes territoriales, diputados, cargos orgánicos y militantes se han cruzado llamadas para reclamar a Casado que tomase decisiones. Este mismo lunes, el presidente gallego Alberto Núñez Feijóo avisó rotundo que éstas debían ser «urgentes» ante un partido «en colapso». «La situación del PP es insostenible, nos estamos desangrando y necesita un giro absoluto», aseveró por su parte Isabel Díaz Ayuso. «Todo esto no puede salir gratis», avisó.

Sin embargo, esas presiones han caído en saco roto. Casado se reafirma en sus posiciones, convencido de que la actuación de Génova ha sido la correcta. El presidente popular ya defendió el pasado viernes, en una entrevista en la Cope, que la dirección quería aclarar el cobro de una presunta comisión -que cifró en 286.000 euros- por parte del hermano de Díaz Ayuso en un contrato público para el suministro de mascarillas. Incluso sugirió que la cantidad es «suficientemente relevante para que alguien pudiera pensar que ha habido tráfico de influencias». Una afirmación que provocó la reacción inmediata de Ayuso, quien aseguró que su hermano había cobrado 55.850 euros de la empresa en cuestión pero no de comisión, sino por su trabajo. El intento de buscar una solución a la crisis en una reunión entre ambos, el pasado viernes, cayó en saco roto.

Dar la batalla

Por delante quedan ahora días de mucha incertidumbre. Casado quiere dar la batalla tras constatar, según la cúpula del partido, que cuenta con un apoyo mayoritario de presidentes provinciales y también regionales. La opción de que Alberto Núñez Feijóo se presente aún no es sólida, pues el presidente gallego quiere un congreso de candidato único. En 2018, ya se descartó de la carrera por el liderazgo en la que finalmente fue elegido el propio Casado.

El líder del PP hablará con los presidentes territoriales a partir de este martes para sondear los siguientes pasos. No obstante, las llamadas -a través de García Egea- ya han comenzado para medir las fuerzas de cara al cónclave. Los barones territoriales le afean que todavía no haya concertado una reunión personal con ellos, con los que se ha limitado a hablar varias veces por teléfono. Todos, a excepción de López Miras, le han expresado lo mismo, que hay que decidir un nuevo liderazgo.

La decisión sobre la fecha del congreso se tomará en los próximos días. Los barones reclaman un congreso extraordinario -en un mes- que tendría que ser aprobado por una mayoría de dos tercios de la Junta Directiva Nacional. En cualquier caso, el compromiso pactado con los críticos sí es incluir la votación de una fecha en el orden del día. Si no se hace, la mitad del Comité de Dirección dimitirá.

La intención de la cúpula nacional es convocar un congreso nacional del PP -no un cónclave extraordinario- que según los plazos establecidos tocaría en julio pero que ahora podría adelantarse unos meses.

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