Sánchez se compromete a no ser presidente con el apoyo activo o pasivo de CDC y ERC

Pedro-Sánchez
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (FOTO:EFE)

La presión de los barones del PSOE contrarios a una alianza con los independentistas ha surtido efecto y a Pedro Sánchez no le ha quedado más remedio que recular. El líder socialista se ha comprometido a que no será presidente con el apoyo activo o pasivo de CDC y ERC. Las líneas rojas que delimitaban posibles acuerdos para formar gobierno se han hecho visibles y el margen de maniobra de Sánchez para llegar a La Moncloa se ha reducido. Buena parte de los barones territoriales y la vieja guardia del partido lo tienen muy claro: antes en la oposición que pactar con quienes quieren romper la unidad de España.

Sánchez sabe que un pacto con Podemos es rechazado por un amplio sector de su partido, pero asumible en una situación límite. Siempre podría convencer a los suyos de que es mejor tener a Pablo Iglesias como compañero de viaje que permitir la investidura de Rajoy. En esa tesitura podría inclinar la balanza de su lado. Pero la suma de escaños de uno y otro, más la exigua aportación de IU, no basta para contrarrestar el voto en contra seguro del PP y el más que previsible de Ciudadanos.

El líder socialista, viendo que no le cuadraban las cuentas para ser investido, maniobró hace unas semanas comprando el apoyo de CDC y ERC a cambio de cederles senadores para tener grupo propio en la Cámara Alta. Una jugada que obviamente no pasó por alto a los barones que defienden que no deben traspasarse determinadas fronteras en ningún caso.

Susana Díaz, Fernández Vara, García-Page y Javier Fernández, los dirigentes que más se han significado en frenar la huida hacia adelante de Sánchez, reaccionaron con rapidez y le dejaron claro al candidato del PSOE que nunca transigirían en llegar a La Moncloa aupados por los dos partidos que han abanderado el desafío independentista catalán.

Los barones fueron incluso más allá. Exigieron a Sánchez que no fuera elegido con el apoyo, ya fuera activo o pasivo, de CDC y ERC. El líder del PSOE negoció la abstención de ambos porque, contando con los votos de Podemos y del PNV, eso le bastaría para ser investido en la segunda votación. Pero se encontró con un rotundo «no» de quienes defienden que no se puede llegar a La Moncloa a cualquier precio: Sánchez no puede ser elegido presidente con el apoyo de los independentistas, aunque ese apoyo sólo se manifieste con la abstención o con un silencio cómplice ausentándose del hemiciclo.

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