Sánchez lo tiene decidido: aplicará el 155 en Cataluña si Torra se rebela tras la sentencia del 1-O

Las últimas declaraciones de Quim Torra anunciando una vuelta a la rebeldía en caso de que la sentencia del juicio del 1-O condene a los golpistas separatistas han reactivado un área de Moncloa: la que realiza ya los preparativos para un posible 155 en Cataluña.

Sánchez-Torra
Pedro Sánchez y Quim Torra se saludan (Foto: EFE).
Carlos Cuesta

Pedro Sánchez no tiene intención de recurrir a la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña, pero tiene claro que no lo evitará en caso de que se produzca de facto una insumisión a la sentencia por el juicio del referéndum ilegal del 1-O. Y menos aún si eso sucede en plena fase electoral, como es muy probable que ocurra.

El juicio del 1-O está ya a punto de iniciarse. Y la tensión crece. Tanto que Quim Torra ya ha revelado que usará a la Administración para ir en contra de la condena a los cuadros golpistas de PDeCAT y ERC. Y ese punto puede romper la relación entre el Gobierno y la Generalitat hasta el punto de provocar una intervención de la Generalitat.

El área de Moncloa que trabaja en esa posibilidad lo sabe. Y tiene preparado un 155 de amplio espectro. Uno en el que se planea intervenir la comunidad autónoma durante un periodo largo y ocupar el Govern con cargos del PSC.
El 155 de la Constitución que se prepara ya cuenta así con instaurar la intervención durante el suficiente espacio como para tener tiempo de intentar convencer a los electores de que el cambio de actitud frente al separatismo no es un simple juego electoral, sino que se trata de que se les dio a los golpistas una oportunidad de diálogo y han sido los golpistas los que han traicionado ese intento.

De este modo, el 155 pasaría a ser no sólo largo, sino de amplio espectro: sobre los Mossos d’Esquadra, las escuelas e, incluso, no se descarta, que afectase a los medios como TV3, precisamente para poder dar un mensaje y una imagen benévola con su actuación.

Demorar al máximo las elecciones

El objetivo está trazado y se juega con unos plazos en los que la sentencia del 1-O se sustanciaría antes del verano, en el que el 155 entraría en las fechas posteriores, y en el que las elecciones generales se podrían celebrar en octubre de 2019 ó más tarde.

De ese modo, el cambio de imagen del PSOE sería radical: pasaría de ser el que se reúne con Torra a ser el que le aplica la intervención autonómica.
La estrategia cuenta con poder contener los desórdenes públicos provocados por los golpistas y con avalar, de ese modo, una supuesta credibilidad constitucionalista de los socialistas antes de las elecciones generales, algo que tendría un segundo efecto, según sus planes: la atracción de voto hacia el PSOE procedente de Ciudadanos, escorado últimamente hacia la izquierda y que se vería privado de la exclusiva de la defensa constitucional en el campo de la izquierda.

Ese es el plan, diseñado desde hace meses y que vuelve a cobrar fuerza a la vista de la tendencia de Torra. Un plan que, además, se combina con un apoyo en ERC con el fin de desacreditar al PDeCAT y buscar encajes de gobernabilidad también en Cataluña.

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