GOBIERNO DE ESPAÑA

Sánchez llamó a Xi Jinping para abrir China al proveedor que coló 50 millones de mascarillas ‘fake’ a Illa

La llamada se produjo el 17 de marzo de 2020 para desbloquear esa primera compra de mascarillas adjudicada a FCS Select

Illa agradeció a Sánchez en sus memorias las gestiones al más alto nivel para "agilizar todo el proceso"

Illa mascarillas
Pedro Sánchez y Xi Jinping
Pelayo Barro

El 17 de marzo de 2020, sólo tres días después de que el Gobierno decretase el estado de alarma y el confinamiento forzoso de toda España por la pandemia del Covid, Pedro Sánchez telefoneó a Xi Jinping, presidente de la República Popular China. Sobre la mesa, el desbloqueo de las compras masivas de material que estaba preparando España a través de diversos proveedores, y que China se mostraba reacia a aceptar. Las gestiones de Sánchez, relata el ex ministro Salvador Illa en sus memorias, supusieron «el cierre de un pedido de material sanitario» en el que se incluían «500 millones de mascarillas». Exactamente la cantidad que, unos días más tarde, sería oficialmente adjudicada por 217 millones de euros a la firma FCS Select, el proveedor de Sanidad que le coló 50 millones de mascarillas defectuosas. Illa nunca pidió la devolución de su importe al contratista, tal y como señala el Tribunal de Cuentas.

La historia del mayor pelotazo económico que una empresa española haya dado en toda la pandemia lleva el nombre de FCS Select, la misma firma que ahora señala el PSOE en su denuncia contra la pareja sentimental de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. El novio de Ayuso intermedió en un negocio entre esta empresa y otra firma privada -Mape- y por ello cobró dos millones de euros. Pero el gran pelotazo de FCS Select llegó de lo público. Concretamente de Sanidad. Y la suya fue una historia de puertas que se abren gracias a gestiones de alto nivel. Del más alto.

Es el propio ex ministro y hoy candidato del PSC a las elecciones catalanas, Salvador Illa, quien lo reconoce en sus memorias de la pandemia. Un libro en el que relata cómo fue Pedro Sánchez quien descolgó el teléfono y llamó a Xi Jinping, líder chino, a los tres días de decretar el estado de alarma, para intentar desbloquear el acceso de firmas españolas al material chino. Un material que en aquellos días China custodiaba de forma implacable mientras lidiaba con la fase más mortal de la pandemia y a su puerta llamaban todos los países occidentales en busca de mascarillas y respiradores. Además, había una serie de problemas con la gestión aduanera de los pedidos, con los certificados de homologación necesarios para introducir los materiales en la UE y ciertas trabas burocráticas a la producción propias del régimen comunista que gobierna China.

Esa llamada desde Moncloa a Zhongnanhai, el Palacio Nacional de Pekín desde el que gobierna Xi Jinping, «ayudó» según Illa «a agilizar todo el proceso de compras y supuso el cierre de un pedido de material sanitario» de enorme importe. Entre lo pactado por Sánchez y el presidente chino, enumera el hoy candidato del PSC a las elecciones catalanas, había 950 respirados, 5,5 millones de test rápidos, once millones de guantes «y quinientos millones de mascarillas». Los 508 millones, concretamente, que Illa le adjudicaría sólo unos días más tarde a la empresa FCS Select.

Irregularidades

Aquella gestión de Sánchez, al que Illa le dedica su libro al mismo nivel que a su experto de cabecera, Fernando Simón, hubiera sido digna de elogio de no ser por un detalle: el contrato del pelotazo de 217 millones (263 si se suma el IVA), fue «bastante irregular», según un informe del Tribunal de Compras que analizó la preparación, adjudicación y ejecución de ese macrocontrato de mascarillas. El primero y de mayor cuantía firmado por Sanidad en toda la pandemia.

Entre esas irregularidades señaladas por el organismo de fiscalización de las cuentas públicas destaca la desvelada este jueves por OKDIARIO: al menos un 10% de las mascarillas, unos 50 millones de unidades, eran defectuosas. No cumplían con los criterios técnicos ni tenían la filtración bacteriana ni la respirabilidad suficiente, siendo incluso peligrosas para los sanitarios. 

Pelotazo ‘fake’

De todos esos lotes de mascarillas defectuosas, según constata el Tribunal de Cuentas en el último de sus informes sobre estas compras, la mitad nunca fueron repuestas y Sanidad ni siquiera exigió el reintegro de su coste. Alrededor de 25 millones de mascarillas, por las que el ministerio de Illa pagó -y por adelantado- unos 10 millones de euros.

«Como consecuencia de los controles y ensayos, en diferentes momentos, el Ministerio advirtió que parte del material suministrado (en las primeras partidas llegadas a España a finales de marzo y principios de abril), no alcanzaba el nivel exigible de eficacia de filtración bacteriana (EFB>99%), el índice de respirabilidad (<40 o <60, según sea tipo II o IIR) u otras prescripciones técnicas», señala el Tribunal de Cuentas.

No se devolvió el dinero

Pero el Tribunal de Cuentas destaca una situación más alarmante respecto a esta empresa escogida por Sanidad al hablar de los otros cerca de 25 millones de mascarillas quirúrgicas que resultaron ser un fraude… y por los que el departamento de Illa nunca protestó. Una partida que ronda los 10 millones de euros (FCS Select las vendió a Sanidad a 0,42 euros la unidad). No se exigió ni reponerlas ni devolver el dinero.

«Los ensayos de calidad realizados determinaron el incumplimiento de alguna de las prescripciones técnicas de la norma EN 14683 o las mascarillas del mismo lote habían resultado defectuosas, no se requirió, al contrario que en los casos anteriores, la reposición del material o el reintegro de su importe», insiste el Tribunal de Cuentas.

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