Examen a su gestión

Sánchez elige como experto para evaluar su gestión a quien sonó como ‘relator’ con los separatistas

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez y el filósofo Daniel Innerarity
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El presidente socialista, Pedro Sánchez, presentará el próximo martes un informe sobre el nivel de cumplimiento de los compromisos que adquirió el año pasado, en su investidura. Según ha informado La Moncloa, ese trabajo ha contado con el aval de un grupo de nueve catedráticos y expertos independientes, con amplio currículo en el «análisis metodológico del ejercicio de rendición de cuentas».

Entre ellos se encuentra el filósofo Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía Política en la Universidad del País Vasco y director del Instituto de Gobernanza Democrática, en el que participan socialistas como Javier Solana.  Innerarity sonó con fuerza en su día como ‘relator’ en las negociaciones entre el Gobierno y el Govern, si bien él siempre lo negó. 

Candidato de Geroa Bai en distintas citas electorales, Innerarity ha expuesto su postura sobre la situación en Cataluña a través de distintos artículos.

En sus artículos abundan las tesis en este sentido. En una entrevista en El Periódico apuntaba, por ejemplo: «Nadie en Europa entiende que Cataluña no pueda votar. Es un clarísimo déficit democrático y de cultura política. Nadie entiende que Cataluña no pueda votar. El Estado español no tiene recursos de política ni para pactar una vía intermedia, desacreditada con la sentencia del Estatut, ni para darle un cauce plebiscitario a un asunto que se habría resuelto mejor de una manera no plebiscitaria».

En otras reflexiones, se ha mostrado favorable a la mesa de negociación impulsada por el Gobierno de Pedro Sánchez.

«El acuerdo entre el PSOE y ERC para encarar el conflicto político catalán tiene riesgos y limitaciones que cualquiera puede identificar, pero no he escuchado hasta ahora una propuesta alternativa ni consigo imaginar un mejor modo de abordar una crisis de tal complejidad, es decir, que sea mas practicable, realista, democrático y resolutivo», consideró, a principios de este año, en un texto recogido en El Correo y El Diario Vasco. 

«¿Alguien tiene una oferta realizable mejor? ¿Dar una nueva oportunidad electoral a las derechas?», señala en otro momento.

También se pronunció sobre la sentencia a los líderes del referéndum ilegal, opinando que: «Un conflicto de naturaleza política es gestionado fuera de toda lógica política, llevado al terreno de las emociones, revestido con la categoría de una cuestión de principios y finalmente confiado al poder judicial en una especie de subcontratación que no podía sino terminar mal».

«La sentencia no sólo daña injustamente a los condenados y dificulta aún más la resolución del conflicto político de fondo (que obviamente no va a extinguirse por arte de magia judicial) sino que empeora la calidad de nuestra democracia y sienta un precedente peligroso para nuestras libertades», recogía en el artículo ‘Tras la sentencia’, publicado también en El Correo y El Diario Vasco. 

El autor señala que «con la sentencia se criminalizan muchas acciones de simple protesta y se abre el paso a la justificación de retrocesos democráticos».

Sobre la Monarquía

En otros artículos, cuestiona también a la Monarquía, que califica de «institución predemocrática».

«El principio de autoridad por herencia familiar no es compatible con el principio cívico de que la autoridad se legitima por elección popular», señalaba en una entrada en La Vanguardia.

En su consideración, «las monarquías sólo persistirán si se republicanizan, por paradójico que parezca, es decir, si aceptan que su legitimidad no puede ser natural sino funcional, o sea, algo muy parecido al modo como ejerce su autoridad cualquier representante electo, que se somete al juicio popular y a la posible censura».

«Felipe VI se encuentra ante una exigencia de justificación muy similar a la de su progenitor y de ahí que algunos cortesanos trataran de convencerle de que una respuesta enérgica al llamado “desafío soberanista catalán” era su gran oportunidad. Aquello no le funcionó fundamentalmente porque la sublevación militar es un asunto radicalmente distinto que una demanda de autodeterminación», reflexiona.

En otro artículo, en El País, Innerarity reflexionaba así en medio de las críticas por el estado de alarma impuesto por el Gobierno socialcomunista: «Existe una libertad para salir de casa, por supuesto, pero no hay libertad para infectar. ¿Hay un  sentido de responsabilidad mayor que limitar la propia libertad de movimiento para no contribuir a la extensión de una pandemia?».

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