Sánchez arremete contra los médicos y estos se rebelan
Y los médicos, más concretamente el Consejo General de Colegios, está que trina. Y se preparan para contestar al Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez. Dos decisiones de este Ejecutivo se encuentran ya con la oposición frontal de los profesionales: la intención del presidente de ceder a las pretensiones de los independentistas y llevar la formación de los Médicos Internos y Residentes a Cataluña, y el proyecto, que empieza a debatirse próximamente, de regulación de la eutanasia y el suicidio asistido.
La Organización Médica, que agrupa exactamente a 266.000 colegiados, ya ha avanzado que rechazará con todos los medios a su alcance la propuesta de romper el «Modelo MIR», que tan grandes resultados ha deparado a la Sanidad española, y cuya revisión sólo se fundamenta en la presión del secesionismo para ir consiguiendo cada vez mayores cuotas de poder. La Organización Médica Colegial (OMC), que preside el doctor Serafín Romero, ha denunciado sin pérdida de tiempo que el traslado de los MIR rompe la equidad, no es legal, ni tampoco constitucional. Y es que, en efecto, un cambio de este jaez rompe el Capítulo Segundo de nuestra Norma Suprema que se refiere a los derechos y libertades y que reza literalmente así: «Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión cualquier otra condición o circunstancia personal o social».
Desde el Gobierno sugieren que esa cesión a Cataluña no es aún una decisión firme, pero no la niegan ni mucho menos; es más, no parece imposible que en la reunión de Sánchez con Quim Torra el primero muestre argumentos de este tipo como prueba de su voluntad de negociación con los sediciosos. Por lo demás y según el parecer de diversos formadores profesionales que intervienen en la selección de los MIR, un traspaso así no sólo quiebra la unidad académica y profesional, sino que establece una distinción insoportable entre los recientes profesionales que pretenden acceder al cupo de formación. Los MIR tienen una enorme consideración internacional, un prestigio y una calidad que sufrirá con un trasvase puramente ideológico y sectario como el que se pretende. Naturalmente además que la OMC no ha recibido por parte del Gobierno información, ni ha sido consultada sobre el propósito, un comportamiento que aún molesta más a los directivos de la entidad.
Y que se une a la ruptura que va a suponer el Proyecto de Ley de Eutanasia y Suicidio Asistido que, incluso en la opinión de algunos médicos de militancia socialista, sobrepasa en tolerancia y agresividad a la que rige en los Países Bajos. La OMC también está haciendo saber su radical discrepancia con esta iniciativa que dividirá a la sociedad española y que ahora mismo no la representa. Inmediatamente a que se conozcan los entresijos de la Ley, el Consejo difundirá un comunicado en el que resaltará, al menos tres aspectos: el primero, que ahora mismo no existe en la sociedad española interés y mucho menos clamor alguno exigiendo una Ley de este alcance y trascendencia vital; el segundo, que la Organización apuesta por la necesidad de una ley diferente, muy distinta a la que se pretende aprobar, que se ocupe armonizar de los Cuidados Paliativos; el tercero, que una propuesta como la que se quiere instituir agrede directamente el concepto de defensa de la vida que es el primer mandamiento, desde el Juramento Hipocrático, de los profesionales de la Medicina.
El presidente de la Organización, el doctor Serafín Romero ha declarado además y sin ambages que «nunca va a apoyar una ley que conlleve que el médico tenga que procurar la muerte de un paciente porque iría en contra del Código Deontológico». El doctor Romero no hace más que remitirse a lo aprobado en la Asamblea de la OMC que se pronunció inequívocamente contra la eutanasia en su reunión de Granada en mayo de 2017. Pero además la reciente de la AMM, Asociación Médica Mundial, que se celebró en Tiflis, Georgia, en octubre del pasado año, declaró oficialmente que «se opone a la eutanasia y al suicidio con ayuda de médicos».
Todo esto, claro está, le importa una higa a Sánchez que, a falta de Presupuestos para intervenir directamente en la economía del país, echa mano de este tipo de leyes para asentar esa imagen de «Gobierno progresista» sea al coste que sea. En esta ocasión y por los dos aspectos reseñados, Sánchez se va a topar, ya está topándose, con la revuelta moderada y crítica a la vez de los profesionales de la Medicina. A ellos les ataca pero con ellos tendrá que contar a la hora de llevar a la práctica una proyecto que les atañe muy directamente y que consideran una provocación y una embestida intolerables. Sánchez comprobará personalmente a quienes se enfrenta.
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