La CUP vuelve a ser decisiva y el PP se hunde

Histórica victoria de Arrimadas que no impide la mayoría absoluta independentista

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Agustín de Grado
  • Agustín de Grado
  • Subdirector y responsable del Área Política en OKDIARIO. Antes jefe de área en ABC, subdirector en La Razón y director de Informativos en Telemadrid.

Ciudadanos, un partido que surgió en Cataluña como reacción a los excesos del nacionalismo y al conformismo de los partidos nacionales (PSC y PP) para ponerles coto, se ha impuesto en las elecciones catalanas. Liderado por Inés Arrimadas, la formación naranja se ha anotado un triunfo histórico. Seguramente, con consecuencias en Cataluña, por supuesto, pero también en el resto de España, pues el hundimiento del PP no aventura nada bueno para el gran partido del centro-derecha.

Los 37 escaños alcanzados por la formación de Albert Rivera suponen 12 más que en 2015 y 34 más que hace diez años, cuando los naranjas irrumpieron en el Parlament. Ciudadanos se ha impuesto en votos y escaños a las dos grandes candidaturas del independentismo. Un triunfo, no obstante, que no le permitirá a Arrimadas acceder a la presidencia de la Generalitat.

Ciudadanos se ha disparado, sí. Pero lo ha hecho a costa de pescar en el caladero del PSC y el PP, las otras dos formaciones constitucionalistas. La candidatura de Xavier García Albiol ha perdido 8 de sus 11 escaños. Los de Miquel Iceta apenas han crecido uno (hasta 17, cuando las encuestas le situaban por encima de los 22), firmando para el PSC su segundo peor resultado histórico.

Los socialistas catalanes, cada vez más escorados hacia el nacionalismo, se han dejado 20 escaños por el camino desde 2006. La aspiración de Iceta de convertirse en presidente de la Generalitat por vía de la carambola ‘Borgen’ se ha demostrado una operación de márketing más cargada de deseos que de fundamento.

Puigdemont, el otro triunfador

Si la de Arrimadas es una victoria amarga (cargada de simbolismo, pero de nulos efectos políticos), la de Puigdemont es una dulce derrota. Perdió ante la jerezana, pero ganó a Rajoy, que con la autoridad del 155 le había destituido y ante quien ahora podrá exhibir la victoria del secesionismo como un plebiscito de inapelable valor democrático.

Carles Puigdemont es el otro gran triunfador de la noche porque desde fuera de España realizó una apuesta arriesgada (rechazó una candidatura unitaria con ERC, laminó la marca del PDeCAT y construyó una candidatura en torno a su persona como ‘presidente legítimo en el exilio’) y hoy emerge como el líder absoluto de un independentismo reforzado en las urnas.

Su cobarde huida para escapar a la acción de la Justicia le ha permitido obtener los réditos electorales que buscaba para sí Oriol Junqueras aceptando la cárcel. En este pulso de victimismo (apenas 2.000 votos les han separado), el exalcalde de Gerona ha sabido jugar sus bazas. Y la joven Elsa Artadi se ha doctorado cum laude como directora de campaña.

Los 32 escaños de ERC son el mejor resultado de los republicanos después de los 23 que obtuvo hace años con Carod Rovira como cabeza de lista. Sin embargo, se ha quedado a dos de la candidatura de JxCAT (34 escaños), cuando todas las encuestas apuntaban a que Junqueras se haría con el liderazgo del bloque independentista.

La CUP, menos escaños pero igual de decisivos

Con una suma de 66 escaños, Puigdemont y Junqueras se quedan a solo dos de la mayoría absoluta. Para redondear la ecuación vuelve a ser imprescindible la CUP, que pese a perder la mitad de sus escaños (pasa de 10 a 4) logra los suficientes para volver a inclinar la balanza de la mayoría absoluta del lado del secesionismo. Con la mitad de los escaños, la CUP sigue manteniendo la sartén por el mango. Menos escaños, pero igual de decisivos.

Igualmente castigados por el electorado, pero sin la influencia que la aritmética parlamentaria le ha concedido a la CUP, los partidos apadrinados por Pablo Iglesias y Mariano Rajoy. El primero fulminó a Albano Dante Fachin para entregar Podemos a los Comunes de Ada Colau. Resultado: tres escaños menos, pasando de 11 a 8. Un fracaso.

Por su parte, con solo tres asientos en el futuro Parlament, el PP se hunde en la más absoluta irrelevancia: se deja 8 de los 11 diputados de los que disfrutaba. El peor resultado de su historia no les llega a los ‘populares’ para formar grupo propio y, paradojas de la vida, compartirá el mixto con la CUP. El PP ha perdido 16 escaños en cinco años, más del 80 por ciento de la representación que alcanzó con Alicia Sánchez Camacho en 2012.

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