La prolongación de las vacaciones de Sánchez en Lanzarote deja sin descanso a los agentes que lo protegen
Pedro Sánchez decide alargar sus vacaciones sobre la marcha. Y el protocolo de seguridad se queda sin sus turnos de descanso. Así acaba de ocurrir en Lanzarote: el presidente ha decidido que el palacio real de La Mareta le gusta mucho, tanto como para alargar su estancia más allá del día 14 de agosto inicialmente previsto, y los agentes de seguridad encargados en la isla de su protección han visto saltar por los aires sus propias previsiones de descanso.
La comunicación del retraso llegó, de hecho, sobre la marcha. Y los guardias civiles encargados del refuerzo no han tardado en dejar constancia de sus críticas ante un trato arbitrario y despótico que ha llevado a la prolongación en paralelo de dos factores: el descanso de Sánchez, y el agotamiento de los agentes en pleno agosto. Porque todas sus previsiones de descanso se han ido al garete.
Los guardias civiles que vigilan el palacio real de La Mareta, en Costa Teguise, convertido ya en residencia veraniega clásica del presidente del Gobierno, recibieron el pasado 4 de agosto la visita de la familia de Pedro Sánchez. Sus planes incluían una estancia del presidente hasta el día 14. Y, consiguientemente, se establecieron los turnos de trabajo y descanso. Pero todo eso ha saltado por los aires porque Sánchez ha decidido alterar sus vacaciones y estirar la estancia en La Mareta.
Los agentes de la Guardia Civil desplazados a Lanzarote desde Madrid, que forman parte del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS), para colmo, no iniciaron su dedicación plena el día cuatro. Fueron desplazados a la isla el pasado 2 de agosto, dos días antes de que llegara la familia presidencial para poder hacer los preparativos de seguridad. Y desde ese día hasta ahora sus libranzas se han convertido en inexistentes.
El periodo hasta el día 14 lo conocían. Pero la extensión gratuita de Sánchez, decidida sobre la marcha, no. Por el momento, lo único que saben los agentes es que su disponibilidad se alarga hasta el día 21, dependiendo de lo que decida, también sobre la marcha, el presidente Sánchez. Y es que todo tiene que estar al gusto, selecto y cambiante, del jefe del Gobierno.
Lugar predilecto de descanso
La Mareta es un complejo de más de 30.000 metros cuadrados diseñado por César Manrique. Fue inicialmente un regalo de Hussein de Jordania al Rey Juan Carlos, pero ahora se ha convertido en el lugar predilecto de descanso de Pedro Sánchez.
Con acceso directo al mar, la finca está integrada por diez bungalows, de una y dos plantas de altura, el principal, con dos dormitorios, piscina y distintas terrazas. Además, cuenta con gimnasio, otras dos piscinas, pista de tenis, cancha de baloncesto y una amplia zona ajardinada de 10.000 metros cuadrados. El edificio reproduce la arquitectura tradicional de las islas Canarias, de estilo colonial, con paredes blancas y numerosos balcones.
Quienes conocen el palacio narran los espectaculares atardeceres que se pueden contemplar desde la terraza. El interior se encuentra decorado con tonalidades claras y las estancias cuentan con grandes ventanales que iluminan todo el palacete.
La Mareta tiene una amplia zona de jardines, con un lago central. En uno de los bungalows que jalonan el jardín fue donde falleció la abuela del Rey Felipe María de las Mercedes. La casa fue utilizada durante varios años por la Familia Real tras recibirla como regalo del rey Hussein de Jordania, hasta que la entregó a Patrimonio Nacional bajo el reinado de Don Felipe.
Y, ahora, Sánchez ha decidido amoldar este palacio a sus gustos, Por ello, ordenó a Patrimonio Nacional la dotación de un contrato de limpieza para que la cancha de baloncesto -el deporte favorito del presidente- fuese mantenida en perfecto estado de manera exhaustiva y con limpiezas hasta dos veces al día.
Ese contrato, con un importe de 90.000 euros, está destinado a la limpieza de todo el complejo de La Mareta. Pero, en los pliegos se repasan todas las zonas y estancias del palacio, especificando qué tipo de limpieza se debe realizar de forma diaria, semanal, mensual y anual. Y un detalle que llama la atención es la limpieza de las canchas de baloncesto y tenis, denominadas «zona deportiva». Los requisitos impuestos a la empresa ejecutora del contrato contemplan la limpieza dos veces al día -miércoles, sábados y domingos- a las 12 de la mañana y a las 6 de la tarde de estas canchas. Se estipula barridos, limpieza con agua a presión y un cuidado que se extiende a canchas, verjas, redes, canastas y focos de iluminación.
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